Manuel Pérez Lourido
2020, tú qué culpa tienes...
El año 2020, tan riquiño él con sus dos veintenas, se ha convertido en el centro de las iras de quienes hemos padecido la pandemia del COVID-19. La culpa no ha sido de la proliferación de un virus (cada vez lo tienen más fácil para extenderse) ni del eterno debate salud/economía que se abre en estos casos a la hora de tomar medidas en pro de la primera y que perjudican a la segunda. No, la culpa es del 2020, que no se defiende sino que calla y no dice nada, y por eso resulta el chivo expiatorio perfecto. No es extraño que en un programa de humor de RTVG premien el mejor video en el que se vea a alguien quemando un calendario del infausto año.
Igual es que pensamos que, nada más entrar en 2021, la vida va a ser de color de rosa y se van a terminar de golpe los programas cardíacos de la tarde, y la Ayuso va a aprender a leer correctamente y podremos viajar por autopista de Vigo a Pontevedra sin ser atracados a la altura del peaje. Cuando problablemente no sea así. Y se nos pinche una o varias ruedas del coche, perdamos un pendiente que valía un ojo de la cara y un coche nos arroje la suciedad de un charco sobre un traje recién comprado. No que algo de esto sea comparable a una pandemia, pero el disgusto no nos lo quita nadie.
Este año en que la realidad se volvió de goma y demostró que podía encogerse en ángulos hasta entonces impensables, nos hemos llevado el gran castañazo de nuestra vidas: encorsetados por un ente microscópico que ni siquiera podemos asegurar que está vivo. Y, tras meses de reclusión en nuestros hogares y todavía con el rostro clausurado, tenemos que hacer cábalas un día sí y otro también para saber cuántos y hasta dónde podemos desplazarnos, o si podemos siquiera sentarnos a tomarnos un trago fuera de nuestra casa. Y de todo esto tiene la culpa 2020, tan majo que parecía.
Ya lo dijo una influencer allá por Julio, al juntarse lo del coronavirus con un ingreso hospitalario de su abuela: "odio el 2020 con todas mis p***s ganas". Tamara Gorro se llama la muchacha que mostró estar hasta el idem del año que está a punto de acabar. Todos somos Tamara Gorro, parece ser el grito unánime de la sociedad, dispuesta a terminar 2020 con vituperios de todo tipo.
Obsesionados con el virus, se nos pasan por alto otros datos incriminatorios: este ha sido un año record en ciclones atlánticos, 30, dos más que en un excepcional 2005. Covid-19 y ciclones atlánticos, ¡ya te llega, 2020!
Menos mal que dentro de nada será un cadáver maldito, una anécdota para contar a los nietos, otra víctima más de un virus letal que lo convirtió en dardo de nuestros disgustos.