Vicente G. Rivas
Esperando a Rajoy (en las fiestas)
Las Peregrinas bajan el telón. Atrás queda una semana de alegría, alboroto y, si todavía existieran, muchos 'perritos piloto'. Días de música, jolgorio y gasto, aunque eso lo dejamos para los pertinentes balances que, me atrevo a augurar, recordarán la crisis. Pero en las fiestas manda lo positivo. Amigos mesetarios venidos desde 'as terras do interior' han descubierto una ciudad que, le pese a quien le pese, ha mejorado en los últimos años. "Es la gran desconocida de Galicia", me decían.
Sin embargo, ha habido un 'pero' en estos festejos: la ausencia de nuestro paisano más ilustre, Mariano Rajoy. Qué tiempos aquellos (hace un año) cuando su llegada a La Moncloa propició que en agosto las calles de Pontevedra parecieran los pasillos del Congreso. Ministros, secretarios de Estado, directores generales paseando por Michelena o Gutiérrez Mellado (antes General Mola, apunte para nostálgicos).
Rajoy ha preferido cambiar sus paseos por la Zona, su puro en los toros por Ribadumia, feudo de su homólogo 'diputacional'. Y se le ha echado de menos. Muchos turistas esperaban su presencia, pasaban una y otra vez por la Plaza de Méndez Núñez donde dice la leyenda que en un pub conoció a su mujer. A alguno se le oía decir: "si lo vemos yo le pido una foto". Algo así como una especie de Gordo de Navidad estival. Nosotros, sus paisanos estamos más acostumbrados a él porque es de aquí y en espíritu campechano compite con el Rey de los campechanos. Al final para los foráneos ni siquiera ha habido una pedrea con cara de algún ministro o alto cargo porque todos están desaparecidos.
Por favor, que nadie observe en esta actitud un feo a su ciudad. Mariano y los suyos preparan el regreso a la agitada realidad política. La peligrosa amistad 'barceniana', la Gibraltar de la pérfida Albión, las ansias de Cospedal, la reaparición de Esperanza Aguirre, el 'váyase' versión PSOE, la ¿recuperación? económica o esas reclamaciones soberanistas de los únicos que, de vez en cuando, le apoyan en las Cortes.
En estos días que llevo por aquí me he encontrado con algún PTV de apellido prominente, de esos que alardea(ba)n de conocer a Rajoy. Hasta este agosto, la pregunta que siempre surgía en una tertulia improvisada entre las palomas de la Herrería era " y tú ¿cómo ves a Mariano?". La respuesta de interminables minutos se basaba en loas al líder con el único afán de demostrar una relación casi familiar. Ahora, ante una cuestión similar, en la cara del mismo PTV se dibuja una risilla absurda de la que se desprende un "pero si yo soy del Bloque de toda la vida". Precisamente, también los 'bloqueiros' le han echado de menos y el propio Vence en su discurso con motivo del Día de Galiza mártir, se refirió a él y a su innombrable extesorero. Son de esos argumentos políticos de difícil comprensión, si bien con ellos el líder nacionalista arrancó algunos aplausos porque Mariano sirve para un roto y un descosido.
Lo cierto es que se acaban las Peregrinas y una de las grandes atracciones no ha venido. No se han visto unidades móviles de televisión o titulares del estilo "El presidente y las fiestas de su ciudad". Y de nuevo el PSOE ha fallado en comunicación. Si los asesores de Rubalcaba, que haberlos hailos, hubiesen realizado su trabajo, el socialista debería haber pasado esta semana alojado en algún hotel de la capital ¡Se hubiera dado un baño de multitudes! O no, pero total, como dicen algunos en Ferraz, "para lo que le queda"
Pero al final el que importa es Mariano, que para eso es de aquí. Como hay que tener amigos hasta en el infierno, incluso un conocido socio del Casino me ha confirmado que tampoco se ha pasado por sus instalaciones, y eso son ya palabras mayores.
Es evidente que las Peregrinas, como decía Eugenio Giráldez en la columna con la que abre su participación en este medio, son las fiestas del reencuentro. Estoy de acuerdo. Sin embargo en esta ocasión ha faltado el más importante, el del presidente con sus paisanos.
19.08.2013