Pepy G. Clavijo
Navidad
Se acerca la fecha del año que reúne a las familias, para bien o para mal, ya que en algunos casos sería mejor que la reunión anual no existiera, aunque la mayoría lo pasa bien, sobre todo cuando hay muchos niños alrededor del Nacimiento y con "sus cosas de niños" alegran el ambiente.
Celebrar la Navidad ahora, ya no tiene nada que ver con lo que era hace años, que, con devoción, se celebraba la venida del Niño Jesús. A las 12 de la noche era obligado ir a la Misa del Gallo y después, al regreso, se hacía la gran fiesta con el canto de alegres villancicos, acompañados de guitarras, zambombas y sonajeros (de fabricación casera).
Ahora es una cena copiosísima y después de ella, los jóvenes y no tan jóvenes, salen a discotecas o a reuniones de amigos, en las casas sólo quedan los mayores, que al cabo de poco tiempo deciden irse a dormir, o quedarse a ver la "tele" que año tras año presenta las mismas tonterías a saber: chistes de gusto dudoso, canciones que no dicen nada y presentadores que por repetidos resultan un aburrimiento.
Yo recuerdo Navidades alegres en las que lo importante eran las personas que se reunían delante del Belén, la cena consistía en el bacalao con coliflor como plato básico y después lo que se quisiera añadir, casi siempre algo de carne y muchos, muchos dulces. Estaba presente el "Anís del Mono" que una vez escanciado, la botella servía como instrumento musical.
Ahora es tal el consumismo que el verdadero espíritu de la Navidad ha pasado a segundo o tercer lugar y es una pena, sin embargo, otras religiones como son la musulmana y la hinduista celebran su particular Navidad con un sentido mucho más religioso y espiritual.
Los musulmanes festejan el nacimiento de Mahoma, su profeta, empleando el día en rezar, reflexionar y meditar.
Los hinduistas, religión que predomina en la India principalmente, conmemoran la llegada de Rabana, su dios, y este día festivo se dedica exclusivamente a oraciones religiosas.
En el siglo IV fue cuando se instauró la actual fecha de la Navidad el 25 de diciembre, en un principio era la noche del 5 al 6 de enero cuando en Egipto se celebraba la fiesta, que coincidía con la pagana del Ayón, dios de Alejandría en el solsticio de invierno del calendario egipcio. Posteriormente, la fecha del solsticio se trasladó al 25 de diciembre y desde entonces siempre se celebra este día.
En Alemania, por su belleza lírica, destacan las canciones que se cantan en estas fechas. Con anterioridad se han intensificado los ensayos de cantos tradicionales y clásicos, siguiendo las partituras alrededor de la mesa, después se echa un tronco, en el fuego de la chimenea, en el que antes se haya sentada una joven de la casa entre bromas y cánticos (también en Mallorca se hace algo con un tronco).
En América siguen la costumbre, llevada por los españoles, de celebrar el Nacimiento de Jesús; en Perú la víspera de Navidad se colocan en la Plaza Mayor de Lima puestos de flores, de dulces, de licores y de juguetes para obsequiar a los niños, a las 12 de la noche se va a Misa del Gallo y se cantan villancicos, al regreso se cena "el tamal" (especie de empanada de maíz envuelta en hojas de plátano), como plato principal, acompañado de aguardiente, para terminar bailando todos la "Zamacueca" (danza típica, emparentada con la zamba) hasta el alba.
En Cuba había la costumbre, hasta el siglo XIX, de invitar a cenar a amigos y vecinos, el plato por excelencia era el lechón tostado, pavo relleno, frijoles negros y ensalada de lechuga con rabanitos, después del café se servían los buñuelos rociados con melaza de caña (curiosamente también se hace en Andalucía).
En la Roma precristiana se intercambiaban, el día primero de año, regalos y felicitaciones que llamaban "estrenas" (del latín strenam). Los cristianos cambiaron esta costumbre para el día de Navidad, al principio se simbolizaba que era el Niño Jesús el que hacia los regalos y en España estas "estrenas" se trasladaron al 6 de enero asegurando que eran los Reyes Magos los distribuidores de los regalos.
Todos felicitamos, de una manera o de otra a nuestros amigos y familiares con motivo de la Navidad y lo hacemos con tarjetas navideñas (ahora más por teléfono) o con cartas. El origen de esta costumbre se remonta al siglo XVIII pasando de los países anglo-germanos a Francia y más tarde a España, es en 1837 cuando la prensa barcelonesa inserta un anuncio de tarjetas de felicitación en la librería Corchs.
Hoy podemos encontrar "Christmas" en todos los puntos de ventas de libros y periódicos, incluso te las mandan por correos con la intención de que compres un lote de postales. Y o todos los años me fabrico las mías particulares con la reproducción de un cuadro de mi marido y una poética dedicatoria, mis amigos las esperan complacidos, para muestra la que os mando.
Otra costumbre, ya desaparecida, es la del aguinaldo. A principios del siglo XX se daba a las personas que trabajaban para nosotros y a los pobres del barrio, los comercios obsequiaban a sus clientes habituales con botellas de champán o licor.
El origen de esta costumbre se remota, según leyenda, al año de la fundación de Roma (753 A. de C.) en el que el Rey Rómulo regaló unas ramas cortadas de un árbol frutal, como deseo de bienestar para los meses venideros.
FELIZ NAVIDAD PARA TODOS