Jeannette Ramos Vega
27 días: Juntas somos todo
Hace unos días organicé un evento privado con un grupo de mujeres extraordinarias, adultas. Cuando escogí las personas que invitaría a esta actividad no tenía ningún requisito en particular. Quería mantenerlo genuino, así que me dejé llevar por el instinto. Veinte mujeres aceptaron la invitación. Llegado el día, algunas no pudieron asistir y otras enviaron a alguien para cubrir su espacio. No me extrañó que esto pasara. Entendí desde el principio que solo vendrían las que tenían algo que escuchar o decir esa noche, el destino las traería. Así fue. Diecisiete mujeres estuvimos presentes.
Lo maravilloso de esas horas con ellas fue entender lo diferente que somos pero lo mucho que nos parecemos. Nuestra capacidad de entendernos, escucharnos y aprender unas de las otras. Pudimos estar de acuerdo en muchas cosas y en otras no, y estuvo bien que eso pasara porque nos da la oportunidad de crecer en las diferencias. Hablamos de muchos temas, reímos y lloramos. Al principio había timidez, talvez cautela porque muchas de estas mujeres no se conocían previo a este día. Pero eso desapareció pronto y vi salir la esencia de cada una de ellas. Florecimos juntas.
No es la primera vez que escribo sobre la amistad, es cierto que pienso que las mujeres podemos ser crueles y despiadadas con las demás, pero no es la norma. Creo en la amistad verdadera, esa que viene cargada con sacos de honestidad y las manos llenas de buena fe y comprensión. El amor de una amiga nunca hiere, nunca estruja, nunca te hace llorar ni sufrir ni a ti ni a las personas que son importantes para ti. Todas coincidimos en que es difícil encontrar esa amiga leal que no se quiebra con el tiempo o la distancia. Pero una vez la encontramos, durará para toda la vida. Estará ahí para abrazarte, para escucharte, reír y llorar contigo. Pero no siempre dirá lo que tu deseas escuchar, sino que dirá la verdad, por más dolorosa que pueda parecer. El amor siempre carga en sus manos un puñado de honestidad.
Aprendimos que una verdadera amiga no te envuelve en una burbuja de hierro de la que en algún momento querrás salir. La amistad es libertad, brisa fresca. No es frío ni calor. Es el vaso de agua fresca en tiempos de sed. Admiramos esa mujer que logró salir de una situación de dolor físico o emocional, sentimos su angustia, la entendemos y la queremos rescatar. Le mostramos su belleza y su valor a aquellas que a veces no se sienten bonitas o valoradas. Somos bellas, piedras preciosas, y como dijo mi hijo; valiosas.
Podemos ver lo mismo de diferente manera, por eso la comunicación es muy importante. Somos capaces de mirar a la mujer que está a nuestro lado para darle un consejo, una opinión, brindar por sus logros, reírnos, hacer planes juntas o simplemente abrazarla. Unas tímidas, otras coquetas, soñadoras, creativas, simplemente mujeres. Asimilamos que es válido sentirnos destrozadas o desanimadas porque todo es pasajero. Darnos el permiso de sentir todas las emociones es muy importante. No nos exijamos tanto. Tal vez esa es la clave de vivir con aceptación.
En fin, tener amigas es refrescante, es necesario. Estas diecisiete mujeres me mostraron todos los colores de la paleta de la vida. Comprendí la calidad de cada una de ellas. Admiré su valentía, su belleza. No hace falta un crucero lujoso para viajar por los mares y los océanos del mundo, con una barco pequeño y nuestra amiga abordo podemos enfrentar cualquier mal tiempo y vencer. Al final llegaremos a la orilla juntas y hablaremos una y otra vez de las mismas cosas.
Los amores, los hijos, el trabajo, las pasiones, la moda, la angustia, las decepciones, la fiesta y el dolor…todo tendrá un oído atento para que no te sientas sola nunca más. Al final, debemos deshacernos de todo aquello que no queremos en nuestra vida. Así como se quema un trozo de papel, ardiendo en fuego, convirtiéndose en ceniza, así volará lejos todo aquello que nos daña. Abriremos los brazos para brindar por todo lo que somos, por nuestro universo íntimo que elegimos compartir con nuestra alma gemela en la amistad. Brindemos por nuestras amigas, porque sin duda… JUNTAS SOMOS TODO.