Víctor Pedreira
El consuelo de la música
El pasado jueves, 17 de marzo, asistí al Concierto Nº 1.095 de la Sociedad Filarmónica de Pontevedra, entidad fundada en 1921 y de la que soy socio desde que vivo en esta ciudad. El excelente concierto fue interpretado por "La Guirlande", un Grupo que goza ya de un reconocido prestigio en el ámbito de la interpretación historicista de la música del siglo XVIII y XIX. El Programa ("Le Concert Spirituel") estaba compuesto por piezas del barroco francés de algunos de los compositores más relevantes de aquella institución parisina que funcionó a lo largo de casi todo el siglo XVIII. La belleza de su música, la destreza de la ejecución y la emoción sentida resulta difícilmente expresables con palabras. Como toda experiencia íntima quizás sea intransferible pero, en todo caso, les aseguro que resultó, para mí, una experiencia inolvidable.
El Concierto, celebrado en esta ocasión de modo excepcional en el Salón del Liceo Casino de Pontevedra, me hizo revivir la emoción que sentí, hace ya algo más de 57 años, cuando asistí a mi primer concierto como flamante nuevo socio de la Sociedad Filarmónica de A Coruña en el Teatro Colón de mi ciudad natal. Fue el regalo de mis padres al cumplir los 15 años de edad. Aquel primer concierto -en el que uno de los pianistas más importantes del momento, el norteamericano Julius Katchen, interpretó la Sonata Nº 23 ("Appassionata") de Beethoven- dejó en mí una huella indeleble y puedo decir que, a partir de entonces, la música no ha dejado de acompañarme ni un solo día de mi vida.
Todo ello, gracias a la existencia de las Sociedades Filarmónicas. En mi caso, en primer lugar, a la de A Coruña; años después a la de Vigo y, en los últimos años, a la Sociedad Filarmónica de Pontevedra, de cuya fundación se han cumplido ya los 100 años. Desgraciadamente, la pandemia que estamos sufriendo, nos impidió celebrar el año pasado el Centenario de la Sociedad con la relevancia que el acontecimiento se merecía.
Todos -Instituciones y sociedad civil- debemos apoyar con firmeza a nuestra Sociedad Filarmónica. La música es muy importante en la vida de las personas. Para comprobarlo, les recomiendo el monumental ensayo de Ramón Andrés, "Filosofía y consuelo de la música" (Premio Nacional de Ensayo 2021), publicado por "Acantilado" en agosto de 2020. Tal como nos recuerda el autor, ya en la antigua Grecia, Arístides Quintiliano, en su obra "Sobre la música" enfatiza la importancia de la música en la educación y en la formación del carácter de las personas y, por ello, en la conducta humana: "ordena la existencia y acompasa los actos humanos", nos dice. Y ya en el Renacimiento, cita el autor al compositor flamenco y teórico de la música Johannes Tinctoris quien, en su obra "Complexus affectuum musices", nos señala los cuatro atributos de la música: apartar la tristeza, ablandar la dureza del corazón, atraer el amor y hacer felices a los hombres. De todas estas facultades, la más citada a lo largo de la historia es la de ofrecer consuelo; es decir, darnos aliento y aliviar el ánimo.
Y quisiera terminar con una última reflexión acerca del canto como forma musical. El canto nos alivia de la carga, nos hace sentir más ligeros ya que nos libra del aturdimiento y del lastre de la desdicha. Y cuando el canto es compartido, el coro nos da confianza, nos une y es expresión de concordia. Por eso, permítanme que les pida que el próximo domingo, día 27 de marzo, a las 12 de la mañana, acudan a la convocatoria de la Organización "Coros por la Paz" para cantar todos juntos por el restablecimiento de la paz en Ucrania. Es una iniciativa a nivel internacional que promueve actos similares, de forma simultánea, en numerosas ciudades europeas. Se cantará el "Dona Nobis Pacen", de Mozart y el "Va, pensiero", de la Ópera Nabuco, de Verdi.
Por favor, háganme caso:
Apoyen a la Sociedad Filarmónica de Pontevedra
Regalen una suscripción a sus hijos
Participen en un coro
Y acudan el domingo 27 a las 12 a la Ferrería
Con la música y por la Paz en Ucrania y en el mundo.