Juan de Sola
Novatos en la lucha contra la pobreza
Ya lo hemos conseguido. Como sociedad no solo hemos logrado someter a las nuevas generaciones, una de las más y mejor formadas de la historia, al agrio sabor de vivir bajo la constante amenaza del desempleo. También, hemos conseguido que aumente el número de personas jóvenes que, desesperadas, acuden a los albergues de asistencia social para echarse un pedazo de pan y un plato caliente a la boca.
La sorpresa fue desvelada por la presidenta de la ONG Cáritas en Pontevedra, María Jesús Prieto, durante el acto de renovación del convenio con el Concello de la capital. Con este inesperado anuncio dejó fríos a los allí presentes con la misión de transmitir, a través de los medios, la baja temperatura social al resto de los ciudadanos.
Alertó, utilizando un tono de sincero lamento, que no cesa el incremento de personas que acuden a los servicios de ayuda de la organización en la comarca. Entre ellas, vidas
todavía por construir ya en paro y con la prestación agotada. En su mayoría, acuden al amparo de una solidaridad que trata de atenuar la emergencia social que alimenta esta
crisis económica.
Hace unos años, quién podía imaginar tal escena: una cosecha de ciudadanos, con unas potencialidades incalculables, llamando a la puerta de aquellos que ponen un cubierto y
comida sobre la mesa. Mendigando por lo más básico ante falta de una mera oportunidad a la que agarrarse para iniciar el sinuoso camino de la vida laboral y personal.
Entretanto, el resto abonados a la codicia y avaricia, actitud muy contraria a la de los abuelos que lograron levantar, piedra a piedra, el actual Estado del Bienestar, presenciamos como miles de jóvenes ya emigran al exterior o peregrinan por el sendero de la desdicha.
Desahuciados por una desalmada indolencia colectiva subsisten con la esperanza de emplear, algún día, todo aquello que la escuela y la Universidad les prometió: "Pertenecer a una sociedad integradora en lo personal y profesional". Pero, el tiempo pasa. Y las posibilidades de variar el rumbo no acaban de llegar por un embudo económico que nadie parece estar dispuesto a desatascar con una cierta eficiencia.
Mientras no se busquen verdaderas y sólidas soluciones, las mesas de los albergues y comedores sociales tendrán comensales 'muy novatos' en la lucha contra la pobreza, desde la pobreza