Alexander Vórtice
La Pontevedra que viene
Yo a los políticos los conozco mayormente como los conoce usted, estimado lector: gracias a los titulares de prensa, las lenguas viperinas y alguna que otra columna de opinión donde el que enjuicia suele ser bastante parcial por motivos de semejanza ideológica.
Reconozco haberme tomado en su día un par de birras con algún que otro político local, a menudo en la Zona Vella, aunque éste fue un hábito que dejé aparcado y que retomaré sólo cuando -entre trago y trago- las críticas vayan dirigidas más al partido de enfrente que al propio. En cosa de un año volveremos a tener en nuestra ciudad elecciones municipales y, al parecer, la cosa ya está que arde: Rafa Domínguez ha comenzado a juntar los céntimos suficientes para llenar de gasolina su Rafaneta (dados los precios del gasoil, imagino que como mucho podrá visitar con ella Monteporreiro y, si hay un poco más de presupuesto, también a los vecinos de Xeve).
El actual alcalde Lores -me aseguran fuentes que no me atrevo a citar- lleva días haciendo gárgaras de bicarbonato con agua tibia para que su voz ostente, al fin, una frecuencia "tersa, suave y progresista", para así dejar atrás la voz gruesa que ha dado tantos quebraderos de cabeza a la oposición durante estos más de 20 años en los que él ha tenido en sus manos el bastón de mando.
Por otra parte, y acercándonos al PSOE pontevedrés, tocan primarias antes de poder hablar de un candidato o una candidata que se postule a la alcaldía. Una de las personas que concurrirán a esta elección será Iván Puentes. Puentes, aparte de presentársenos como un rostro joven y con experiencia, debo reconocer que posee una de las barbas mejor cuidadas o acicaladas de toda Pontevedra, junto a la del novelista Manel Loureiro. Y es que, si la barba fuese decisiva a la hora de elegir un postulante, Puentes se llevaría de calle las primarias, ya que las demás barbas del Partido Socialista están muchísimo más destartaladas.
Iván lo deja claro a la hora de postularse a alcaldable: "Quiero una ciudad capaz de captar industria, emprendimiento, puestos de trabajo de calidad y futuro para nuestra juventud…". Y esto lo exclama sin apenas acariñarse con las manos su barbilla, mirando al frente, en plena Plaza del Teucro.
Como les digo, ya todos están calentando motores para un acontecimiento que tendrá lugar aún dentro de un año: prensa, políticos de uno y otro signo, personas de edad avanzada que dialogan del tema sentados cómodamente en los bancos de la Plaza da Ferrería, al tiempo que aseveran que "todos los políticos son iguales…"
El caso es que si antes de las Elecciones aún poseo paciencia y un medio de comunicación que me lo permita, les hablaré de los candidatos que usan gafas e, incluso, de las promesas que se sueltan al aire alegremente mientras nuestros gobernantes besuquean un rollizo bebé o a una mujer embarazada.