Alexander Vórtice
"Bosquesanto"
A mí a Silvia Rodríguez Coladas me la presentó hace años el amigo de un buen amigo -que suele ser la manera más eficaz a la hora de conocer a personas altamente interesantes e inolvidables-.
Silvia es una de esas mujeres galaicas que casi todo el tiempo está sonriendo. Debo añadir que esa sonrisa, a veces, llega a tornarse en repentina carcajada hondamente resonante, con el riesgo de que, si estás sentado muy cerca de ella, puedes llegar a dar un leve salto en el asiento ante tal sorpresivo acontecimiento.
Desde siempre, Silvia ha estado vinculada con la cultura y el arte de manera profesional o simplemente altruista, ya que su pasión y su notable sensibilidad la han dirigido hacia esos derroteros. Tanto es su entusiasmo por el mundo de las letras que en el año 2013 tuvo a bien amadrinar mi obra de relatos "Dios y otros superhéroes", aportando a la causa un prólogo que le dio determinante sentido a todo lo escrito por mí en aquel libro repleto de incesantes aspavientos.
Hace unos meses, Silvia resolvió -al fin- mostrar su vena más artística y literaria sacando a la luz la novela "Bosquesanto", dejando de esta manera constancia de que no sólo de filantropía vive el ser humano, sino también de cada una de las pinceladas sensitivas que habitan en su interior: trazos de tinta negra que han resuelto convertirse -a golpe de teclado- en una novela que a muy pocos lectores dejará indiferentes, si es que concluyen allegarse a ella y examinarla con el esmero propio de un escriba o la delicadeza de un lector que anhela entretenerse de manera eficaz.
"Yo soy la novela. Yo soy mis historias", afirmó en su momento mi bienquerido y maltrecho Franz Kafka. Así es que, en la historia de Silvia, tal y como suele ocurrir con toda persona que se dedica con empeño al mundo de las letras, hay mucho de sí misma, de cómo ve la realidad, de cómo siente y respira…, hay mucho de su experiencia vital y de quimera, existen hechos que perfilaron su personalidad, su forma de ver la vida, todo ello, cómo no, acompañado por el entorno que le envuelve en su vida diaria en el Pazo de la Saleta de Meis.
"Bosquesanto" se presenta como una novela negra donde el asesino ha llegado para quedarse, quebrando, gracias a su culpable e innata condición, el sensato discernimiento del lector. Por otra parte, y como añadidura que engancha a toda persona amante de la lectura, esta es una novela escrita con lucidez y con un sutil sentido del humor; todo ello aliñado o aderezado por una atmósfera que puede llegar a provocar en el lector una sensación de miedo, de inseguridad, de asfixia literaria o, simplemente, de sonrisas.
A medida que la historia avanza, la paz se torna en complejas preocupaciones y necesarias cuestiones por resolver. El misterio se solidifica e intenta abrirse paso capítulo a capítulo… Palabras como justicia, sostenibilidad, muerte o intriga asoman la patita a medida que el que lee se adentra a lo largo y ancho de unos párrafos escritos con solidez por la mano de una autora que no titubea a la hora de querer introducirnos en lo más recóndito de la psique humana.
La escritora y dramaturga británica Agatha Christie aseveró en cierta ocasión: "Encuentro las tramas de mis novelas mientras lavo los platos. Es una actividad tan estúpida que me viene a la mente la idea de un asesinato".
Dicho lo cual, yo llego a la conclusión de que a Silvia Rodríguez Coladas se le presentan las tramas de sus novelas entre sonrisa y sonrisa, con aguda normalidad; hasta que la sonrisa se torna en carcajada y es cuando brota ante ella un nuevo criminal que, posiblemente, usará como protagonista en la que será su segunda novela.