Xeve.gal
Un vecino con cáncer terminal vive sin luz ni agua
Quique Sanmartín nació y se crio en Francia como tantos otros hijos de gallegos emigrados en los años 60. La muerte de su padre y un infarto, que casi lo lleva al otro barrio, fueron razónes suficientes para regresar con su madre a Santa Maria de Xeve, a su casa paterna, donde vivía con su madre hasta que hace un par de años su madre tuvo que ingresar en una residencia víctima de un alzhéimer y que se llevó toda su pensión y parte de de la de Quique.
Al mismo tiempo, a Enrique Sanmartín Argibay, que hoy tiene 52 años, se le diagnosticó un cáncer de boca, que lo ha dejado en un estado de total indefensión y en el más absoluto abandono. Vive en Os Fontáns de Sta Maria de Xeve, de lo que le queda una pensíon misera de 460 €.
Hace diez años sufrió un infarto que lo jubiló y ahora padece un cáncer terminal de boca, que necesita mucha atención, ante los implantes que le han colocado de una nalga en su cara.
Lo más curioso e increíble es que hace dos meses le cortaron la luz, por falta de pago, porque con su tratamiento no podía hacer frente a este gasto.
Quique vive sin luz ni agua, ante la dejadez de vecinos y de los servicios sociales del Concello.
La comida o cena a veces se la lleva de forma de caridad su vecina Marina Fontán, pero no es suficiente ya que solo puede ingerir líquidos y, a veces, por una pajita,
Dice que los viajes a Santiago para el tratamiento tampoco se los puede costear, porque tendría que ir en taxi y no los puede pagar.
Nos dice que ayer no comió y que en el dia anterior tomo una sopa, que no puede tragar bien. Es una persona cariñosa, amable con los vecinos, pero de repente se ha quedado solo.
La dejadez por parte de los vecinos y de los servicios sociales, y tal y como se mostraba ayer, nos decía, que no se iba a morir de cáncer.... sino de pena.
En una sociedad que deberíamos llamar digna como la de hoy no debería haber situaciones como la de Quique, que necesita la ayuda y solidaridad por parte de la administración y de quien corresponda.
Quique Sanmartín