Pedro De Lorenzo y Macías
Curiosidades e historia de la Plaza del Teucro
¡Qué vivencia en nuestra niñez! Llovía y llovía a cántaros; nosotros, niños, nos resguardábamos en estos bellos soportales. Escampaba y todos a jugar en la histórica plaza. ¿Qué poco se recuerda de aquellos tiempos?
Estuvo el centro escolar La Inmaculada; este colegio fue fundado por tres matrimonios: por Blas Arias, Francisco Cerviño y Ángel Piñón, y sus respectivas esposas, Pilar Torrado, Daría González y Concha Cimadevila.
En la calle de la Oliva impartían clases a las niñas; en esta calle Princesa, a los niños. Estudiaron personas de gran relieve: José Acuña Sastre, Magín Alfredo Froiz y muchas más personas de relieve. Se trasladó a la Plaza de García Escudero, finalizando su andadura en la Avenida de Vigo. Sus promotores sintieron tristeza al cerrar en 1977; pero su historia, su dedicatoria a la enseñanza, queda en el recuerdo de los que disfrutaron de tan calificados profesores.
En 1960 Germán de la Iglesia y Josefa Sacarrera fundan en esta ciudad el Colegio San José en la calle Manuel Quiroga núm. 9. En los años 70, debido a la demanda, se desdobla en dos centros: el de Manuel Quiroga y el de la calle Princesa, a carón de la Plaza de Teucro. En 1986 surgen problemas administrativos que aconsejan su cierre.
Ocho profesoras valientes deciden crear La Cooperativa de Enseñanza San José. Compran el núm. 1 de la calle Princesa; el inmueble estaba en ruinas, lo rehabilitan, siendo su inauguración el 27 de enero de 1989. Hoy es un centro modelo en educación infantil y educación primaria.
Es un deleite ver corretear a sus alumnos por la plaza de Teucro, llenando con alegría y sus ingenios, la ilusión y esperanza de una sociedad con más valores positivos.
Paseando por estos lugares de ensueño, uno se queda extasiado, viendo la disciplina de los más chicos. El 28 de octubre de este año, celebraron el Samaín. Todos y sus profes iban disfrazados de hadas, brujas, esqueletos, princesas y otros atuendos de fantasía. Reviví aquellos duros años de nuestra infancia; nos contaban, al lado de la lareira, historias de muertos vivientes y de la Santa Compaña.
Observamos la Imprenta Péon. En 1902 Celestino Peón fundó esta imprenta, que es posible que sea la más antigua de esta ciudad. Siguió su hijo Olegario. Ahora la regenta sus nietos Celestino Péon y su hermano Juan Antonio.
Han experimentado la evolución tecnológica; las máquinas antiguas son relevadas por sistemas nuevos. Conservan, como pieza de museo, una máquina que compró el fundador en 1863 a un americano. Es una prensa manual que aún funciona. Guarda testimonio de la evolución de la imprenta desde 1902 hasta la actualidad. Poseen otra joya clásica que aún sigue en funcionamiento, la denominaron "Minerva"; la usan para trabajos más artesanal.
En 1944 se imprimió la revista Sonata Gallega, dirigida por Ramón Peña. Otras muchas obras literarias: “Os vellos non deben de namorarse”, de Castelao; obras de Celso Emilio Ferreiro, dibujos de Rafael Alonso, Rafael Úbeda, Conde Corbal, y otros muchos más.
Fue y es un testimonio de la andadura de la sociedad pontevedresa. Por su buen hacer, en el 2002 fue premiada por la Asociación Amigos de Pontevedra, por su labor, por su prestigio.
¡Nuestro lugar preferido en nuestros entretenimientos de 1950! Ahí había una gran sala de futbolines. En aquellos duros inviernos, después del cole, íbamos a practicar este ingenioso deporte. Había que tener una perra chica e iniciabas el juego.
No durábamos un minuto, pues seguía jugando el ganador. Los rivales eran muy expertos. Hacían gata y entrenaban de lo lindo. Nosotros, novatos, ideamos nuestras reglas. Nos reuníamos cuatro; cada uno aportaba lo que podía. Siempre había un futbolín descansando y aburrido. Le alegramos su triste soledad. ¡Ya disfrutábamos, pues jugábamos todos, hasta que se difuminaba nuestros ahorros!
En este bajo, quedaban huellas del Pazo de San Román, sobre todo, la salida a la calle Real. Fue un centro de reunión para los chiquillos y no chiquillos en aquellos años.
Desde hace 17 años, los Hermanos Salguiero decidieron establecerse en esta ciudad. Les encantó este rinconcito de duende y abrieron el restaurante "La Cámara", el vicio de nuestros amigos turistas.
¿Os acordáis? El grupo que visitó nuestra ciudad para enterarse de su historia, esperaban a las 12 horas y desaparecían muchos varones. Los encontrábamos en esta terraza, ya saboreando sus caldos, sus pinchos.
Después de la fresca y reconfortante cervecita, despachaban el menú del día, muy suculento y a buen precio. ¡Un hecho raro! Las señoras se integraron y se encargaban de que le guardase sitio para el día siguiente.
Además de los buenos y frescos productos, todo el personal posee una gran empatía y un servicio muy profesional.
Esta plaza en la actualidad se utiliza para diversos eventos culturales, florales, políticos. En época escolar, niños de prescolar y primaria le da un tinte de colorido, de imaginación y de alegría. Durante un tiempo, fue un parque para los automóviles de aquella época.
Dejamos esta plaza y vamos a husmear dónde se ubicó San Bartolomé el antiguo.
Pedro de Lorenzo y Macías.
Fotografías: © Sofía Lorenzo Gómez.