Manuel Pérez Lourido
Idioteces homologadas
Existen muchas y diversas formas de hacer el idiota. Algunas de ellas incluso están homologadas, por ejemplo, la costumbre de poner acento extranjero para anunciar el nombre de una colonia. Es que no hay spot en el que se pronuncie el nombre de la marca sin que nos tomen por estúpidos, que es lo que parece que intentan hacer, puesto que cualquiera diría que nos vamos a creer que mola más esa colonia porque nos la vendan con acento de fuera.
O decir que el tabaquismo es una enfermedad, no un hábito (doña Letizia Ortiz). No es un hábito si tomamos la acepción segunda del diccionario de la RAE: Vestido o traje que cada persona usa según su estado, ministerio o nación, y especialmente el que usan los religiosos y religiosas. Pero la primera acepción: Modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas. Oiga, qué quiere que le diga. Otro intento de exonerar de culpa al penitente, que puede que haya contraido la "enfermedad" por ir desabrigado, ingerir demasiadas grasas o debido a un simple contagio. Ya no podemos tener la culpa de nada, ni de nuestros malos hábitos.
También llama la atención adónde se llega con algunos epítetos y el afán por sintetizar. Se crean etiquetas como "ultracatólico" o "ultraconservador", ultimamente aplicado a gente de Vox y tal. A ver, ¿un ultracatólico es alguien que va a misa dos veces en lugar de una? Se entiende que existan católicos y no católicos, pero hablar "ultracatolicismo" parecen ganas de rizar el rizo. Se puede ser (y decir) que alguien es más o menos ortodoxo respecto a su fe, pero ese tipo de inventos solo denotan afán peyorativo, poca imaginación y desafección del ejercicio intelectual.
Ya dentro del terreno de la pura ignorancia incurren aquellos que usan habitualmente el verbo impersonal "haber" en plural para referirse a personas o cosas. Dicen "habían muchas personas" o "habían cuarenta y pico sillas", por ejemplo. Y esto lo hacen incluso profesionales de la información, quienes supuestamente deben hablar sin faltas de ortografía. Ya me entienden.