Manuel Pérez Lourido
Quedarse en blanco
"A Mitch McConnell, líder del grupo republicano en el Senado, le han preguntado este miércoles si estaba listo para presentarse a la reelección en 2026, cuando acaba su mandato de seis años. El senador, de 81 años, no ha contestado, pero su reacción pone en cuestión que esté capacitado para ello. Se ha quedado totalmente en blanco durante más de medio minuto, mirando al vacío, como completamente ido. Es, además, la segunda vez que le pasa este verano."
Hasta aquí el arranque, literal, de una noticia de esas que pasan sin pena ni gloria en una página de un periódico online cualquiera. ¿Qué más nos dan las cuitas de la gente mayor que no encuentra el momento para retirarse de la política, y más cuando eso ocurre a 7.500 km. de aquí?
Sin embargo, en el texto de arriba hay unas cuantas expresiones que, personalmente, me interpelan: "pone en cuestión que esté capacitado para ello", "totalmente en blanco" y "completamente ido". Podría añadir "mirando al vacío", pero sería redundante. Además ya casi he citado medio texto.
Algún resabidillo seguro que ya está aventurando que voy a hablarles de las ocasiones en que me he quedado en blanco: en un examen, delante de una conquista inconquistable, en un 0-5 contra los culés en el Bernabéu... pues no, que yo recuerde, jamás me que quedado en blanco en mi vida. Tengo imaginación suficiente para evitarlo y siempre lo he hecho. Otra cosa, y ahí está el queso, es quedarse en blanco así en general, en la vida misma. Quedarse con el pie cambiado al terminar el verano, al acabar todas las temporadas de tu serie favorita, tras las mil y pico páginas de Fortunata y Jacinta o La broma infinita o al finalizar una carrera universitaria. Momentos en los que las dudas sobre el siguiente paso a dar se constituyen en el siguiente paso a dar, y te quedas ahí, colgado durante días, semanas o meses, mientras tomar una decisión se parece a tomar la Bastilla, que al final estaba allí para ser tomada, pero costó un huevo de avestruz. Lo sé, cuando quiero me explico muy bien.
Pues nada, que venía aquí a decir, al hilo de la noticia que protagonizó el bueno de Mitch McConell, que poco nos quedamos en blanco. Si usted se informa bien acerca de lo que está pasando en el mundo (y de lo que no está pasando, ojo) lo extraño es que no nos quedemos en blanco dos o tres veces al día. Eso es lo malo: que parece que lo tenemos todo controlado, que los que no llevan la cosa esta de la vida saben perfectamente qué es lo que se traen entre manos. Y me da a mi que no.