Pedro De Lorenzo y Macías
¡Romero enamorado en el caminar a Compostela!
Esta casa encierra en sus piedras parte de la historia de nuestra ciudad. Es el último eslabón de La Plaza de Curros Enríquez. Este recinto tiene referencias de 1399. En 1439 se funda un hospital con varias denominaciones: Cuerpo de Dios, Corpus Cristi, San Juan de Dios, que perduró hasta el siglo XIX. En 1908, año de su muerte, la plaza fue rebautizada con el nombre de Curros Enríquez.
En este edificio, de estilo barroco, estuvo establecido los "Almacenes Garza". En 2007 se transformó en restaurante Borona: un lugar de buenas tertulias y un grato deleite para disfrute de sus exquisitos menús.
Hace unos días unos amigos de tertulia nos concentramos en el "Borona" y un peregrino polaco conversaba con Don Luis, un gran profesional de hostelería.
Es polaco y nació el 4 de julio de 1983 en la ciudad de Cracovia, pleno de arquitectura medieval y herencia judía. Cerca se encuentra el campo de la vergüenza: Aushwtz – Birkenau. Le abordo y me va comentando.
- Con 19 años decidí en ir en busca del sol y llegué a Tenerife. Me enamoré de esta preciosa tierra y decidí asentarme en ella. Los inicios fueron muy difíciles: sin papeles, sin trabajo. Dormía en la playa y me ofrecía a realizar trabajos que me daban para el sustento. Poco a poco, las personas me aceptaron y conseguí los "papeles" y un trabajo. ¡Ya pude dormir en una habitación!
El restaurante Burgados me contrató por una temporada y, con mi esfuerzo, estaba siempre dispuesto a todo trabajo. Me hicieron fijo en su empresa; me enviaron a realizar módulos de hostelería. Encontré a una chica muy trabajadora, comprensiva. Nos casamos y tuvimos casa propia.
¿Qué duende te embrujó en los diversos caminos Jacobeos?
- Hace unos años tuve una crisis biológica. Los médicos apostaron que era de tanto trabajar. Recomendaron desconectar con el trabajo durante una temporada y que caminase. Mis jefes fueron los primeros en asesorarme y mi esposa. Me concedieron un permiso de varios meses. Me presentaron a unos romeros que iban a realizar el Camino Jacobeo de La Plata. Me animaron y me uní a ellos. Llegamos a Sevilla en avión; caminamos hasta Mérida, donde se inicia el camino de la Plata. Era primavera y con un sol sofocante y sin piedad. En el trayecto quedamos sin agua y no se veía vestigios de civilización. Me entró el miedo y quise retroceder.
Los compañeros me increparon la poca fe que tenía y su eslogan era: caminemos y Dios nos protegerá. A un kilómetro encontramos un caserío; nos acercamos y nos recibieron con una gran fraternidad. Repostamos y nos hidratamos de maravilla. La casa tenía una gran piscina, llena de agua cristalina y mis amigos me dijeron: "Ves. No hay que perder la esperanza; ahí tienes agua para apagar todos los incendios provocados".
Seguimos el camino y llegamos a Astorga que nos une con la Ruta Jacobea Francesa; Pronto conocí esta tierra gallega en el Cebreiro, seguimos hasta Triacastela; allí tomamos la ruta que nos llevó al Monasterio de Samos, dónde estudió Alfonso II El Casto y observamos este postulado: "Postea vero, vene Proabus meus jam supradictus Dominus Adefonsus adhuc in pueritia, remorabit ibidem in Sammanos, et in alium locellum, quod dicunt Subregum in Ripa Laure, cum fratres, multo tempore, in tempore persecutionis ejus". (Está comprobado que en su niñez Alfonso II El Casto se educó en el monasterio de Samos).
Seguimos el camino por Sarria, donde pernoctamos; la visitamos y me enamoré de ese pueblo y su historia; gente muy acogedora, amable. El monasterio de La Magdalena, construido en el siglo XIII, para albergue y custodia de los peregrinos, es una preciosidad de arquitectura y con grande historia. El progresista Mendizábal hizo una de las suyas y quedó en abandono. En 1896 se lo adjudicaron a la Orden de La Merced, que lo convirtieron en un centro de enseñanza y albergue de peregrinos.
Finalizamos el camino, recorriendo Porto Marín, Palas de Reis, Melide, Arzua y llegada a visitar la tumba del Apóstol en Santiago.
Un gran relato, emocionante con pinceladas históricas, es duro emprender el camino y gran felicidad cuando uno consigue llegar a su destino. ¿Qué te impresionó tu primera andadura?
- ¡Me embrujó! Me trasladé a Irún e inicié el camino Francés; en él observé que el caminar unía tres matices: el religioso, el cultural y la hermandad entre los pueblos. Fue una experiencia muy significativa en mi vida. Nos pasó a todos los romeros.
Observamos que sigues recorriendo estos caminos, lleno de leyendas e historia.
- El año siguiente me trasladé a Bilbao y desde allí recorrí el camino del Norte y el Inglés. Llegue a Oviedo y comentaron que Alfonso II El Casto fue el primer romero a la tumba del apóstol; había un epitafio: «Quien va a Santiago y no a San Salvador, visita al criado, pero no al señor". Realicé el camino primitivo y nos unimos con el francés en Melide. En el caminar he conocido el interior de esta idílica Galicia.
Este año he decidido caminar por los senderos de Portugal. Llegué a Lisboa e inicié el camino portugués. Llegué a esta hermosa ciudad, Pontevedra. Hoy tomo el día de descanso para disfrutar de su hermosura. Luego de camino a Santiago; seguiré por la costa del norte, visitando Muxía y llegar a Finisterre.
¡Llegarás a Finis Terrae! Es costumbre el quemar una prenda, como lo hacían los antiguos peregrinos. ¿No echas de menos a tu tierra, Polonia?
- ¡Sí! Hablo con mi familia con frecuencia. Pero no deseo volver, me hace vivir momentos muy tristes. Nací muy cerca de Aushwtz. Mi abuelo ocultaba a muchos judíos; fue descubierto y lo llevaron al crematorio. Tuvo fortuna y huyó. Tenía la numeración en un brazo; prefirió quedar manco y seguir con vida.
Los judíos son gente pacífica; enriquecen con trabajo y fortuna donde se asientan. En Alemania y Polonia fueron sus ejes de evolución económica, de cultura y de varias disciplinas.
Observo Tomás que eres un veterano en los caminos jacobeos y que has recopilado la historia y leyendas de estos caminos. ¿Qué le consejas a los principiantes en el camino jacobeo?
- "Amor, amistad y esperanza". Me encontrareis en el restaurante Burgados, en Tenerife. Os invito a visitar esa isla de misterio. Llamad y preguntad por Tomás "El Polaco".
Lo dejé saboreando el menú del restaurante Borona. Su conversación me trasladó a muchos interrogantes. Hitler, de etnia judía, aniquiló a más de cinco millones de personas. Tenemos que respetar a todas las ideologías, políticas y religiosas. Debemos de protegernos de los que aman el poder y sientan bases autócratas.
Pedro de Lorenzo y Macías.
Fotografías: @Sofía Lorenzo Gómez.