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Rafael FJ Rios
Agenda 2030: el país de las maravillas
En lo que va de siglo XXI la pobreza más extrema se ha reducido extraordinariamente. Ha pasado de ser casi el 40% de la población mundial en el inicio del siglo a quedar en el 10%, el período de mayor descenso de la miseria en la historia: cuando el ámbito del libre comercio y circulación de hombres, capitales e ideas se encuentran en el nivel más alto alcanzado por la humanidad. En las sociedades del siglo XXI no parece existir ya un esquema social y político de ámbito mundial gravitando sobre las conciencias ni sobre las economías, tal como sucedía en las pesadas décadas del siglo XX atornilladas por el socialismo real. Aprovechando el tirón del cambio del clima climático con el que tantas semejanzas estructurales tiene, este es el momento elegido por Naciones Unidas para adoptar un juego con gran tradición en todos los ámbitos sociales: se trata del conocido ¡No corráis que es peor! en el que los que pegan el grito observan como el mundo progresa, las economías se desarrollan, la gente sale de la pobreza o se hace rica, la libertad avanza… y no hay un programa, una teoría política, una obediencia ideológica que ate las conciencias de aquella rocosa manera.
Ante el descrédito del colectivismo ideológico en todas sus formas, se lanza la Autoridad Política Mundial a emitir desde las alturas institucionales -es decir, apoyándose en el prestigio con el que debe ser acogido- un manual de actuación socioeconómica de alcance mundial, unas tablas de la ley, un detallado programa que enumera punto por punto lo que toda la humanidad ha de realizar: 17 mandamientos. No es ninguna broma: un programa mundial, una nueva religión que deviene en pensamiento Alicia, el país de las maravillas, un pensamiento borroso en un mundo imaginado al margen de la práctica diaria de millones de ciudadanos que toman decisiones una y otra vez con total libertad y sopesando en cada una los pros y los contras en relación con su vida y hacienda. No es el individuo quien decide: para llevar a cabo el programa mundial, pese a su destino manifiesto para todas las naciones y para todos los Estados -que ya lo abrazan como propio por la cuenta que les trae- a quien va dirigido en realidad es a todos los individuos y a su conciencia. El que toma el control es el Estado una vez que los ciudadanos deponen su libertad para decidir y es el programa mundial el que recoge las actuaciones fundamentales a realizar dentro de una sociedad. Esto significa que la ciudadanía no se saca el Estado de encima, Estado que se presenta como la Gran Solución, el Maná, y que se va a resumir todo ello en unas élites extractivas decidiendo en la cúspide de lo que va conformando poco a poco una nueva religión posmoderna. Los que imponen no solamente imponen sopas de letras de múltiples instituciones, sino que implantan variedad de departamentos y burocracia con el fin de gravar hasta el infinito la propiedad y de paso regular cada aspecto de nuestras vidas con las ideologías baratas del siglo XXI: feminismo, clima, animalismo…etc. Toda la estructura socioeconómica y la nueva religión quedan extractados en los ODS. A los que se impone.
¿Sobre qué sistemas políticos se desarrollan las sociedades del siglo XXI? Han evolucionado a lo largo de estos años, pero siguen siendo diversos. ¿Cuántas dictaduras se mantienen hoy sojuzgando a sus pueblos, cuántas quedan en el mundo? Muchas. Todo el islam es un sistema totalitario, desde férreas dictaduras religiosas a sistemas presidenciales semidemocráticos como Marruecos. El 22% de la población mundial musulmana vive en 57 países en los que se reparten unos 1.600 millones de habitantes: sin libertades democráticas y en su mayoría bajo regímenes dictatoriales. En la mayoría del África negra el ciudadano no tiene derecho alguno. Bajo dictaduras presidencialistas en las que la minoría gobernante alcanza niveles máximos de corrupción, hay 49 países en la región al sur del Sáhara y casi 1.000 millones de habitantes, entre ellos figuran algunos de los países más pobres y castigados del planeta. Luego están las grandes potencias alternativas a Occidente: China -que consiguió sustituir la hambruna comunista por el capitalismo de Estado del dictatorial PPCh-, Rusia y la India, ésta última la única con elecciones libres. China con más de 1.400 millones de habitantes, la India con casi 1.400 y Rusia que no llega a 145 millones. Entre el islam, África negra y las potencias mundiales estaremos en el 60% de la población mundial cuyas sociedades no son democráticas y algunas son dictaduras terribles. Luego tenemos en América Latina un conjunto de países que, desde la democracia recién ganada, se han lanzado a convertirse en socialismo 4.0 del siglo XXI empobreciendo de manera escandalosa a sus ciudadanos: Cuba, Venezuela, Nicaragua, en primer lugar, para continuar con Argentina -interrumpido el proceso de demolición-, Chile, Colombia… Todos estos países son Naciones Unidas: los quince países que tienen poder de voto en su Comité más ejecutivo son, entre otros, Arabia Saudita, China, Cuba, Kirguistán, Rusia… Nace aquí, en medio de este fango, la obra magna de la agenda2030. Asunto de cierto parecido con uno de hace unos años que podíamos observar en un parlamento regional de nuestra nación: un tipejo que en democracia mató -puso bombas asesinando niños-, integraba la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento vascongado. Haciendo una caricatura de las naciones unidas: son regímenes como Irán, Cuba, o Rusia los orígenes de los ODS.
Viene esta relación de países, habitantes y votos a dos aspectos fundamentales que han de resaltarse antes de los contenidos de la agenda 2030:
. uno, en ningún caso y bajo ninguna circunstancia se ponen en cuestión las dictaduras, la falta de los derechos humanos más elementales, la violencia estatal contra el individuo en cualquiera de sus formas, el respeto a la disidencia religiosa, política o social, la acción gubernativa sobre la ciudadanía sin amparo judicial, el encarcelamiento sin juicio, el respeto y salvaguarda desde los gobiernos de la independencia informativa y, en su lugar, el control, amenaza o violencia contra su libre desarrollo … etc, etc. Para la agenda2030 la vida sigue igual y no se pone en cuestión el poder establecido que encarcela a sus ciudadanos o los asesina, no se defiende la democracia. objetivos de desarrollo dostenible: ninguno pasa por exigir sociedades libres como contrapartida.
. Y dos, en la agenda2030 subyace una declaración económica y social propia del colectivismo y las élites encastradas en el aparato estatal: viene a suponer que las sociedades e individuos de las zonas pobres del mundo son incapaces de generar riqueza por sí mismas a través de la democratización de sus instituciones, de la liberalización de las múltiples trabas en su iniciativa personal, de la extensión del amparo jurídico a todas sus actividades y en especial al hecho determinante del respeto estatal a su propiedad privada.
En su lugar lo que hace la agenda2030 es colectivizar en manos de unos pocos, los que dirijan el Estado, para que desde allí planifiquen el paraíso: ni más ni menos que lo que han venido haciendo desde tantos años ha los sistemas más retrógrados llevando a sus sociedades a la pobreza y a la miseria. Es lo que hizo y llevado a cabo el comunismo en Cuba, como ejemplo que más llama a la puerta del ciudadano occidental.: planificación -producción, distribución, precios- del azúcar, del turismo, de los alimentos, de la vivienda, de todo, por parte de una minoría dictatorial, burócrata, ideologizada, sectaria e ignorante. Hoy Cuba es un estercolero donde sus ciudadanos tratados como esclavos se mueren de hambre, sin alimentos, sin medicinas, encerrados en su país bajo la brutal dictadura comunista cubana. Por el socialismo. Todo ello se hizo con el aplauso, la propaganda, el entusiasmo, el apoyo y la defensa de toda la izquierda occidental, desde el socialismo a la ultraizquierda, desde los intelectuales a los progres, desde los actores a los cantantes, desde los poetas a los profesores. Pero sobre todo desde la prensa, radio y tv progre, la que tenía el mayor prestigio. Desde el año 59 hasta hoy mismo.
La presentación de la situación de los ODS para el año 2023 está firmada por el ínclito Guterres: nos dice en el escrito que es un plan de rescate para las personas y el planeta. Bien podía haberlo aplicado en su país cuando fue primer ministro de Portugal 1995-2002, pero parece que el rescate no cuajó, sino que perdió las elecciones… Guterres es adicto a la alarma mundial: la humanidad ha abierto las puertas del infierno, y como buen colectivista no ve bien la actividad libre de las empresas, mucho peor si son grandísimas empresas petroleras: denuncia la avaricia desmedida de la industria de combustibles fósiles. ¿Qué tiene que conseguir Guterres? Dinero. Tienen un Fondo de Pérdidas y Daños en la COP28 y el objetivo a cubrir era de 100.000 millones de dólares de ayudas a los países vulnerables para nov23, dinero del contribuyente occidental. Mientras el presidente de Kenia afirmaba que hay que implantar un impuesto del carbono para financiarlo y mientras el resto de paises africanos apoyaban por consenso la demanda. Ni las Naciones Unidas ni ninguno de los dirigentes habla de la democratización efectiva y radical de sus sociedades, ninguno habla de la preeminencia de la ley, del respeto al libre comercio, de la libre actividad de sus ciudadanos.
Alrededor del cambio del clima climático y la agenda2030 hay tal inmensa montaña de reuniones, fondos, informes, plenos, en ciudades a lo largo del mundo… que como una apisonadora sobre el individuo occidental pasan y van a pasar el cepillo una y otra vez, pero no van a mover un dedo por la democracia. Todas esas burocracias extractivas pegadas al Estado de los continentes menos desarrollados -África, Asia, América Latina- están preparados: han venido haciendo cursillos acelerados con la Ayuda al Desarrollo y demás partidas que han ido filtrando desde hace décadas mientras mantienen a sus sociedades intervenidas, maniatadas y explotadas, institucional y jurídicamente. Las élites africanas en el poder y en sus aledaños llevan tiempo estudiando las Obras Completas de una mujer que, viviendo en uno de los países más pobres del continente ha conseguido una de sus fortunas más importantes, sino la que más. Estudian cómo bajo una dictadura comunista -la de su padre y su partido, el MPLA, movimiento para la liberación de Angola- con décadas de corrupción, negocios sin escrúpulos, contratos públicos, licencias, préstamos, compañías tapadera… consiguió -otro país miserable a causa del socialismo- ser la mujer más rica de África. Con la agenda2030 andan estudiando su trayectoria porque es una oportunidad única: suministros de fondos en forma de millones de dólares caídos del cielo de los que ellos son los repartidores sostenibles: se van a hinchar.
ODS nº 3: garantizar una vida sana para todas las edades, dixit. Como expresó uno de los pensadores más extraordinarios de los últimos años: Uno de los tristes signos de nuestros tiempos es que hemos demonizado a los que producen, subsidiado a los que rehúsan a producir y canonizado a los que se quejan.
ODS nº 12: el mundo sigue utilizando los recursos naturales de manera insostenible, asunto que como hemos visto viene desde los años 70 del siglo pasado con el Club de Roma y que se manifestó como una mentira universal. Los ODS trabajan en el mismo objetivo: paralizar la civilización libre basada en la iniciativa privada y la libertad para sustituirla por el control uniforme global, este programa de mano de la nueva ópera del siglo XXI, visto que la platea del siglo XX se hundió con el Muro de Berlín en 1989.