Pedro De Lorenzo y Macías
¡Tertulias, fuente de información!
La reunión de varias personas para conversar es una necesidad biológica.
Buscaban un lugar para sus conversas: la taberna, el peluquero y otros lugares a su antojo. En el siglo XIX surge el romanticismo y, en esta ciudad, surgieron varias tertulias. Detallamos unas, de las más relieve.
LA DEL MARQUES DE RIESTRA: En su finca, sita en la Caeyra donde está ubicado El Parque de La Caeyra. Su objetivo era la política de entonces; en ella se propusieron candidatos para las Cortes, Ayuntamiento.
LA BOTICA DE PERFECTO FEIJOO: Fundó el Coro Aires da Terra. La botica tenía dos salas: una para las tertulias y otra para atender a su clientela. Tenía de ayudante a un loro, denominado Ravachol; era grosero, taquero e insultón. Pasó a la historia en nuestros carnavales. Esta tertulia fue visitada por Pardo Bazán, La reina regente María Cristina y otras personalidades.
LA TERTULIA CASTO SAMPEDRO FOLGAR: Se conversaba sobre nuestra historia tradicional, la cultura, la antropología y otros géneros. Prudencio Landín Tobio: Menciona a Casto Sampedro: "Tertulia amenísima, también, era la de D. Casto Sampedro, en su estudio de jurisconsulto prestigiosísimo, hasta pocos meses antes de morir". "Asistían García de la Riega, Prudencio Otero, que recogían datos para su tesis sobre Colón Pontevedrés.
TERTULIA DE MURUAIS: Poseía una excelente biblioteca. El objetivo primordial era la temática literaria. A ella era muy asiduo nuestro ilustre literato bohemio Ramón María del Valle Inclán; otras personalidades: Augusto Gonzalez Besada, Ernesto Caballero y otros. Estaba situada en La Casa del Arco, al lado de esta plaza de la Verdura.
TERTULIA CAFÉ VIEJO SAVOY: Se reunian las peñas taurinas y muchos intelectuales y artistas: Laxeiro, Celso Emilio Ferreiro, Virginio Novoa.
TERTULIAS EN CAFÉ MODERNO: ¡Pincelamos la historia de este emblemático edificio! A finales del siglo XIX, Bernardo Martínez Bautista hizo construir este edificio. Se inauguró el 30 de mayo de 1903. En este día Fernando III El Santo, con la ayuda de Paio Gómez Charino, conquista Sevilla (1247-1248).
En su inicio, fue un rival de la Botica de Perfecto Feijoo. Pasados unos años, su apertura causó sensación en la ciudad, orgullosa de contar con un café que era el primero de su clase en Galicia. Por su cafetería, pasaron hombres como Castelao, Bóveda, Paz Andrade, Isidoro Millán, Gil Varela, Losada Diéguez y hasta el propio García Lorca: sobre las mesas proyectaron pulsos políticos de la república, las nuevas tendencias artísticas y literarias de un momento histórico, el de su puesta en marcha, de creación y libertad desmedidas.
Se organizaron revoluciones, cambios de gobierno; se cimentaron movimientos artísticos, éxitos literarios. Fueron partícipes de la inestabilidad política de aquellos tiempos, con sus pronunciamientos.
Ya en el mandato de Franco, las tertulias siguieron luchando por su supervivencia.
Recuerdo a Don Alfredo García Alén, en el Bar Carabela; nos informaba sobre distintas temáticas, mientras saboreábamos su sabroso café, servido por el inolvidable Eloy.
Hoy hay muchas tertulias con diversas finalidades. Van en aumento y se sigue en busca de nuestras raíces históricas, literarias y compartirlas.
Cada época tiene su encanto. La plaza de La Verdura es centro de tapeo y reunión de grandes tertulias. En el restaurante Rúas, está en su auge varios grupos de tertulianos; se habla de diversas temáticas. Los viernes son un dolor de cabeza para los trabajadores, ya que son muchos los tertulianos que comentan distintos episodios. Los más ruidosos son los deportivos y el tráfico en la ciudad.
Siguen en aumento las del Café Moderno, Liceo Casino, Café Borona, La Nata, La Navarra. En todas hay grandes discusiones deportivas: Los leones destrozan a los Colchoneros, Los Culés bucean, Los Merengues presumen de su blancura. Los líos se generan entre el Celta, Deportivo de La Coruña y el Club Pontevedra.
En estas tertulias es mejor escuchar y no abrir la boca, sola para saborear el aperitivo.
¡Salud, felicidad y fortuna!
Pedro de Lorenzo y Macías.
Fotografías: © Sofía Lorenzo Gómez