Una actuación de la Policía Local, germen de una macro operación contra el robo y contrabando de coches
Por Natalia Puga
El 14 de enero de 2006 dos agentes de la Policía Local de Pontevedra dieron el alto a tres jóvenes que le parecieron sospechosos en un coche, los identificaron, comprobaron su documentación y sus explicaciones y, detectadas las contradicciones en las que incurrieron, pusieron los hechos en conocimiento de la Guardia Civil. Meses después, se desarticulaba una importante organización criminal en la denominada operación Boquerón, que está siendo juzgada en Santiago de Compostela.
Este viernes, los dos agentes municipales acudieron al juicio que se celebra en la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña para relatar lo sucedido. Parecía un informe más de la Policía Local, pero se convirtió en un hilo importante del que tirar para destapar una red de robo y contrabando de coches.
La citada intervención comenzó a las 13.13 horas del 14 de enero de 2006. Tres individuos viajaban en un Renault Clio con matrícula francesa por la avenida de Compostela, les siguieron porque su actitud les pareció sospechosa y acabaron dándoles el alto en A Cendona, en Lérez.
Comprobaron que los tres eran de origen magrebí. El conductor, que entonces tenía 34 años, les presentó un carnet de conducir sacado en Italia. En el asiento delantero viajaba un hombre de 35 años al que pudieron identificar también gracias a su carnet de conducir belga, pero que era natural de Marruecos. El tercero, que circulaba en el asiento trasero y tenía 28 años, era del mismo país y fue identificado por su pasaporte.
Dos agentes municipales declararon este viernes en el juicio en la Audiencia de A Coruña
Los agentes les preguntaron qué hacían en Pontevedra y le explicaron que estaban haciendo turismo, que habían pernoctado en un hotel de la ciudad y se dirigían a Santiago de Compostela. No detectaron que hubiesen cometido ninguna infracción, de modo que les dejaron marchar, pero los agentes tenían sospechas por la actitud que presentaron ante la detención, de modo que decidieron hacer algunas averiguaciones.
La primera comprobación realizada fue averiguar si era cierto que habían pernoctado en un hotel de la ciudad. Comprobaron que habían pasado la noche en el hotel Comercio y se confirmaron sus sospechas. Para registrarse en el establecimiento habían aportado una documentación diferente a la que habían entregado a los agentes para identificarse en el coche. Una de las dos era falsa.
Las siguientes gestiones policiales permitieron averiguar a los policías que el conductor llevaba un carnet de conducir que había sido robado en Italia. Alguien había sustraído más de 300 documentos en blanco, pero con numeración, lo que se conoce como carnet virgen. Es una práctica habitual para quien quiere falsificar su documentación.
Uno de los jóvenes identificados en Pontevedra está en el banquillo de los acusados
El carnet belga también había sido robado y el Renault Clio llevaba una documentación que se correspondía con un vehículo declarado siniestro total tras un accidente en Bélgica y que había sido comprado en un desguace.
El 16 de enero la Policía Local puso todo el atestado en conocimiento de la Guardia Civil, pues los tres jóvenes ya no estaban en la ciudad. Con estas información y las gestiones posteriores de otros cuerpos policiales, se permitió desentrañar la compleja trama que se está juzgando en la Audiencia de A Coruña.
Entre quienes están en el banquillo de los acusados figura e confuctor del Renault Clio, el que llevaba el pasaporte italiano. Hay otras nueve procesados sentados a su lado, la mayoría de origen magrebí y todos acusados de los delitos de asociación ilícita, robo con fuerza, y de hurto y receptación, así como falsificación de documentos.
La red de robo y contrabando de coches desarticulada en la operación Boquerón incluía a muchas más personas. La Guardia Civil y la Policía Nacional llegaron a detener a más de 30 individuos en toda España, dos en Pontevedra, pero muchos están ahora en paradero desconocido y búsqueda y captura, a dos les retiró la acusación la Fiscalía porque ya habían sido juzgados por estos hechos en Barcelona y otros tres llegaron a acuerdos de conformidad en enero para cumplir seis meses de cárcel.
Según recoge el escrito de acusación del fiscal, la red desarticulada sustraía vehículos en concesionarios y talleres y circulaban con ellos con matrículas de otros coches o placas extranjeras. Los ocultaban en localidades próximas a poblaciones con puertos, como ocurrió en un caso con Vigo, modificaban los números de bastidor y documentación y permisos de circulación y las envían en barco a su destino.