Cifra para la esperanza: "En el 99% de los asmáticos severos tenemos un fármaco biológico para controlarlo muy bien"
Por Mónica Patxot & María José Pita
Este martes 7 de mayo se conmemoraba el Día Mundial del Asma, una enfermedad que afecta a alrededor del 10% de la población adulta de los países occidentales y hasta un 15% de población infantil. Con motivo de esta efeméride, el Área Sanitaria de Pontevedra y O Salnés, a través de su Servicio de Neumología, organizaba la I Jornada de Concienciación del Asma Grave, con la participación de profesionales y pacientes.
La coordinación de este acto corría a cargo del jefe de Sección de Neumología del Complejo Hospitalario Universitario de Pontevedra (CHUP) y responsable de la Unidad de Asma, el doctor Adolfo Baloira.
El doctor Baloira explica que el asma es una enfermedad que produce mucha sintomatología y dificultad respiratoria, con crisis que aparecen de pronto, de manera impredecible. De hecho, aún en la actualidad esas crisis de asma pueden ser causa de muerte, pero, matiza el especialista del CHUP, "son evitables" gracias a que existen "excelentes tratamientos", entre ellos, los fármacos biológicos.
"El primer tratamiento biológico para el asma fue un medicamento que lleva unos 15 o 16 años, que lo que hacía era bloquear la sustancia que produce la alergia. En los últimos 5 años, después de mucha investigación, empezamos a encontrar nuevas vías celulares que estaban muy sobreexpresadas, por así decirlo, en el asma y lo que daba lugar a los síntomas. Ahora tenemos cinco fármacos que han surgido en los últimos cinco años y en el 99% de los asmáticos severos tenemos algún fármaco biológico que podemos usar para controlarlo, y además controlarlo muy bien", señala el jefe de Neumología, "sin prácticamente ningún efecto secundario relevante".
Incide el facultativo en que "con estos fármacos conseguimos que no tengan que tomar ningún derivado de la cortisona y los efectos secundarios severos desaparecen".
UNIDAD DE ASMA MULTIDISCIPLINAR
El Complejo Hospitalario Universitario de Pontevedra (CHUP) cuenta con la única Unidad de Asma multidisciplinar acreditada por la Consellería de Sanidade dentro de la red de hospitales públicos de Galicia. Lleva en funcionamiento cuatro años y, en la actualidad, tiene en seguimiento alrededor de 1.000 pacientes con asma grave. De ellos, unos 100 enfermos está a tratamiento con algún fármaco biológico.
Raquel Cimadevila (49 años) es una de estas pacientes. Desde niña padece asma. "Estaba enganchada al Ventolín", comenta al referirse a la angustia con que vivía en la adolescencia ante la posibilidad de sufrir una crisis: "me llegaban a dar broncoespasmos". Pero llegó un momento en que los síntomas se fueron agudizando, hasta que tuvo una crisis muy fuerte, "una situación muy angustiosa en la que estuve un mes entre la cama y el sillón sin poder hacer nada".
En 2007 comenzó un nuevo tratamiento biológico, asistida por el doctor Baloira, "que fue un antes y un después". Ahora se pincha la medicación en su casa y su calidad de vida ha mejorado en todos los sentidos. "Puedo correr, puedo saltar, puedo ir a la playa, que antes el polvillo que desprendía la arena me ahogaba... ahora es como si no tuviera nada".
Esta pontevedresa es profesora en Soutomaior y entre las cosas "positivas" que le ha aportado su enfermedad ha sido poder ayudar a concienciar sobre esta dolencia. Es el caso que relata de un alumno que empezó con tos y ahogo, se lo llevó fuera del aula y estuvo respirando con él para que se relajase y al llamar a los padres para que lo viniesen a buscar les comentó que podría ser un brote de asma, diagnóstico que finalmente se confirmó.
Uno de los propósitos de la Unidad de Asma es empoderar a los pacientes a través del conocimiento de su enfermedad. Antonio Nodar (75 años) es un ejemplo de tesón. Primero, para obtener un diagnóstico, y, segundo, para convivir con el asma. "Hay que intentar conocer la enfermedad, saber cómo es, en qué casos aprieta, en qué casos afloja, y así empiezas a entenderte, y esa cosa que no era tu amigo, pasa a ser ya un conocido", afirma.
También para Antonio el tratamiento biológico, que empezó a seguir hace menos de un año, fue un "antes y un después". Desde que fue diagnosticado en el año 2000, "me tomaba medicinas para el asma y otros tratamientos para los efectos secundarios de esas medicinas". Agradece al doctor Baloira que, pese a que no era su especialidad, intuyó que otros síntomas que padecía no se debían únicamente a la alergia típica del asma. De este modo, otro diagnóstico llegó a su vida: el síndrome de Churg-Strauss, un trastorno neurológico caracterizado por la inflamación de los vasos sanguíneos.
Mabel Falcon (65 años) es otra de las pacientes que ha compartido su testimonio. Esta venezolana afincada en Cambados recuerda sufrir reacciones alérgicas y sensibilidad química desde pequeña, "pero detectarme el asma ya fue de adulta, aquí en España, a raíz de una crisis importante que me requirió de hospitalización porque me asfixiaba". Con un diagnóstico de "asma severo, de mal control", se convirtió hace quince años en uno de los diez primeros pacientes que se trató en el Hospital Montecelo con terapia biológica "y para mí ha resultado un cambio de noche a día".
Esta misma experiencia con el tratamiento biológico la comparte Mauricio Alonso (65 años). Este veterinario que trabaja en Pontevedra recuerda su sorpresa al debutar en la enfermedad. "En mi caso fue curioso porque yo no tenía antecedente ninguno de asma, se presentó de repente y totalmente incapacitante. Yo no era consciente de lo que suponía un broncoespasmo continuo, y realmente es angustioso", expone.
Insiste especialmente en el factor psicológico. "Cuando reiteradamente ingresas en Urgencias o en planta, tu psique queda tocada; y en tu trabajo estás totalmente en tensión ante el más mínimo síntoma, que si un carraspeo, que si una tos seca que puede ir a más...".
Tras años pasando "por un abanico de tratamientos" que le dejaron secuelas y "daños colaterales", gracias a los tratamientos biológicos, "todo eso desaparece". Reconoce que, aunque siempre se tiene "la mosca detrás de la oreja" de que puedan volver los síntomas graves, "ya no estoy tan alerta, me encuentro magníficamente y cada vez psicológicamente me voy tranquilizando".
Con su experiencia hospitalaria y conociendo la realidad sanitaria en otros países de nuestro entorno, ha querido hacer un alegato a favor de la Sanidad Pública. "Yo estoy agradecidísimo al sistema universal de salud que tenemos en España, no hay uno igual en otro país del mundo para tratamientos crónicos continuos", remata.
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