Tres Gracias con grandes colas
El primer viernes de marzo está marcado en el calendario de los pontevedreses por ser el día de las Tres Gracias, día en que devotos y no tan devotos, hacen cola para pedir ante Jesús Nazareno sus deseos.
La capilla, que forma parte de la parroquia de San Bartolomé, abre sus puertas a las 7.30 de la mañana "sin mucha expectación por parte de los feligreses", según María Luisa Puig, colaboradora voluntaria de la parroquia. Pero a lo largo de la mañana los fieles se fueron congregando ante la sacristía formando una larga cola que a las 12.00 del mediodía llegaba hasta el conjunto escultórico del Fiel Constraste pasando por delante del Teatro Principal. La pequeña capilla permanece abierta hasta las 00.00 horas, cuando da fin el día del Nazareno.
Los congregantes que se encuentran haciendo cola a escasos diez metros de la capilla llevan ya cerca de una hora de pie esperando su turno para poder acceder al interior y hacer sus peticiones, que aunque la mayoría se las reservan para ellos, los que si se atreven a decirlas hablan solo de un tema "salud, salud y salud".
En la cola no solo hay personas que buscan hacer realidad sus deseos, también se encuentra la imagen de la necesidad en un joven que intenta vender entre los feligreses paquetes de pañuelos por unas monedas "para poder comer". También está quien aprovecha la ocasión, como es el caso de Juan García del grupo de teatro Arume, para repartir folletos en busca de actores voluntarios para representar la obra de la Pasión de Cristo en la próxima Semana Santa.
Otros años, el mal tiempo y la lluvia hacía que solo los más fieles se decidieran a acercarse a la capilla, pero el sol que luce desde bien temprano hace que sea menos pesada y sufrida la espera en la cola, según los mas asiduos a esta cita religiosa.
María Luisa Puig comenta que cada vez se ve a más hombres y jóvenes con aspecto triste entre las personas que van a implorar las Tres Gracias al Nazareno. Los puestos de velas, exvotos y rosquillas que se sitúan cerca de la capilla son tradición también de este día, aunque los pequeños comerciantes dicen que cada vez son menos personas las que compran el típico dulce, mientras las velas y exvotos se reservan sobre todo para los más fieles.