¿Volverán las barbacoas al lago Castiñeiras?
Por Redacción
Desde que la Xunta de Galicia prohibiese el uso de barbacoas en los meses de alto riesgo de incendio, son muchos los que han dejado de ir a los parques forestales que hay en nuestra comunidad. Es uno de los motivos, según la recién creada Fundación Lago de Castiñeiras-Cotorredondo, del actual deterioro que sufre todo este ámbito que, en el pasado, era punto de encuentro de familias y amigos, especialmente durante el verano.
¿Y es posible revertir esta situación? Desde las comunidades de montes de San Xulián y Santomé de Piñeiro (Marín) y Santa Cristina de Cobres y San Martiño (Vilaboa) -integrantes de este organismo que busca recuperar y poner en valor todo este entorno natural- creen que sí. Y así ha quedado de manifiesto durante la primera edición de la Xuntanza Comuneira que, entre todas ellas, se ha celebrado este domingo.
La fundación tiene previsto solicitar a la Xunta, a la que también han invitado a integrarse en en ella, un permiso para poder acotar varias zonas dentro del parque para que los visitantes puedan asar comida. Han llegado incluso a presentar un modelo de barbacoa que reduce al mínimo el riesgo de incendios y planean situarlas cerca de los accesos al agua y entre carreteras o pistas forestales.
Pero antes tienen otros planes entre manos. Su presidente en funciones, Daniel Rosales, avanzó que está previsto que, a partir del próximo mes de octubre, comiencen las tareas de saneamiento y limpieza de las 74 hectáreas de espacio natural que ocuparán, en el futuro, el jardín botánico y el arboreto incluidos en su plan director. Se trata de unos trabajos “fundamentales”, asegura, para que no haya riesgo de incendios.
A partir de ahí, quedará por delante el diseño de estos dos proyectos con los que la fundación pretende poner la primera piedra para la recuperación de todo este espacio natural. En concreto, el futuro jardín botánico contará con 23 colecciones de plantas de todo el mundo y el arboreto que lo rodeará agrupará 20 tipos de árboles de origen atlántico, asiático, mediterráneo y americano, que se están aclimatando ya en un recinto privado.
Para cuidar todo este ámbito, la fundación prevé contratar un ingeniero forestal y cuatro peones fijos que trabajarían durante todo el año. A mayores, durante un periodo de seis meses, podrían incorporarse hasta ocho personas más para realizar tareas de mantenimiento y limpieza para evitar peligro de cara al verano.
Todo ello para convertir el lago de Castiñeiras y el entorno de Cotorredondo en un potencial turístico no solo para la comarca de O Morrazo, sino para todas las Rías Baixas. Porque si algo tienen claro los promotores de este proyecto es que, a diferencia de otros parques naturales, casi todo su ámbito será de acceso libre y podrá ser visitado sin limitaciones por sus usuarios.
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