Pontevedra rinde un sentido homenaje a las mujeres represaliadas durante el franquismo
Por Redacción
Dentro del programa municipal A memoria das mulleres, el Concello de Pontevedra organizó en la noche de este viernes en el Teatro Principal un homenaje institucional a las mujeres que sufrieron la represión franquista.
Este reconocimiento es fruto de un acuerdo de la corporación, que prevé también reforzar la presencia de las mujeres en los espacios públicos mediante la denominación de parques, plazas y calles; la creación de rutas urbanas; y creación de murales artísticos y la instalación de rótulos e inscripciones que reconozcan y divulguen la aportación de las mujeres a la historia de la ciudad, tanto desde el punto de vista individual como colectivo.
En el homenaje se recordó el nombre de casi un ciento de mujeres que fueron víctimas de todos los tipos de represión: asesinato, como Consuelo Acuña o Elvira Lodeiro; el rapado del pelo, como Custodia Gama, Camila Pintos Blanco, Carmen Echevarría, Aurelia Garrido, Olivia Tomé, Asunción Vilas A Vidala o Encarnación Silva; prisión, como Enma Mourón, Josefina Arruti, Carmen Abuín, Josefina Blanco o Asunción Vilas, presa en Saturrarán.
Mujeres que sufrieron castigos económicos y laborales como las maestras Peregrina Martínez Santos, Nieves Adrio Sobrido, Pilar Poza Juncal, las hermanas Esclavitud y Serafina Dios (también encarceladas), Ernestina Otero, o las trabajadoras del ayuntamiento Aurora Garrida y Delia Gendra.
Mujeres exiliadas como Virxinia Pereira, Mercedes Magdalena o Isabel Gómez Costas.
Mujeres que escondieron a perseguidos, que les llevaron alimento y amor a los escondites y a las cárceles, como Rosa y Oliva Fariña, Eulalia Carro, Maruja Álvarez, o las hermanas Aurora, Nicereta y María Martínez Fernández (As Corseteiras), que también fueron encarceladas.
También fueron protagonistas del homenaje las mujeres que sobrevivieron al asesinato y a la prisión de sus familiares: las madres, hijas, hermanas y esposas que tuvieron que convivir con el dolor sin derecho a las lágrimas, sin derecho al duelo, porque incluso estaba prohibido llorar a los suyos, ponerles una lápida o llevar luto. Y que tuvieron que sacar adelante las familias, y sufrir el silencio y la injusticia del olvido durante décadas.
Las mujeres que sobrevivieron, las que protagonizaron escenas de solidaridad y resistencia en el tiempo del terror, las que conservaron la memoria en el interior de las casas tuvieron también un espacio en el homenaje del viernes, en un homenaje que quiso ser un acto de memoria y de justicia.
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