Y el 1 de febrero... el Savoy tampoco abrió
Por Anxo Lourido
La cafetería Savoy lleva un mes cerrada, con los cristales de la planta baja tapados con papel y sin ningún tipo de actividad en su interior. Los carteles que se pueden leer en la fachada, dirigidos a los clientes, apuntan a que el cierre durante el mes de enero es motivado "por vacaciones".
Durante esta mañana del 1 de febrero se recuperó la actividad, de nuevo, en el establecimiento pero sin abrir sus puertas. Un par de empleadas hacían tareas de limpieza. Aseguran que no tienen una fecha concreta para reabrir el local. "A nosotras nos han dicho que teníamos que volver a instalar todo para una futura reapertura" afirman entre un barullo de cajas de bebidas amontonadas alrededor de la entrada del establecimiento. "Suponemos que abriremos en quince días pero no sabemos nada concreto", afirman las empleadas. El local había cerrado sorprendentemente el 1 de enero, en pleno período navideño cuando se podría aguardar mayor actividad en la cafetería situada frente a la Plaza de A Ferraría.
Las trabajadoras afirman que son muchos los clientes que las han parado estos días por la calle para preguntarles por el futuro de la cafetería pero "nosotras seremos las últimas en enterarnos" dice, lamentándose, una de ellas.
Comerciantes de la zona aseguran que al empresario que gestionaba el negocio no le estaban yendo bien las cosas, "debía dinero" sentencia uno.
Cafetería "delicatessen"
El local había sido recuperado por el promotor madrileño, José Ángel Francisco Araújo, quien el 1 de septiembre de 2011 reabría el establecimiento al público después de ocho años cerrado y tras un período de incertidumbre que concluyó con la apertura de un expediente disciplinario desde el Concello que le obligaba a ejecutar las obras de rehabilitación del edificio ante el ruinoso estado que presentaba. Según había trascendido por fuentes municipales, desde el verano de 2007 este empresario pagaba 6.000 euros por el alquiler del histórico local.
La nueva propuesta de Francisco Araújo, con quien PontevedraViva intentó contactar en repetidas ocasiones sin éxito, se centró en convertir el espacio en una cafetería "delicatessen" con diferentes actividades como degustación de capuccinos o catas de vinos promovidas desde su página en Facebook.
Diferentes profesionales de la hostelería indican que la apuesta fue arriesgada y que no ha llegado a cuajar en una ciudad como Pontevedra, acostumbrada a una cafetería clásica cuya historia inicial se remonta a 1936 y que, a lo largo de los años, se convirtió en lugar de encuentro de pintores y escritores como Pesqueira, Laxeiro, Celso Emilio Ferreiro o Virgilio Novoa.
Por el momento, habrá que esperar dos semanas más para saber si el aroma cafetero regresa a la Plaza de Ourense.