Una de las acusadas del crimen de Chancelas alega trastorno psiquiátrico ante el TSXG
Por Redacción
El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) ha acogido este martes la vista de apelación por el asesinato de Secundino Prego, el anciano de Chancelas (Poio) que murió a golpes a las puertas de su vivienda. Fueron condenadas por el crimen dos mujeres que lo cuidaban, pero tan solo una de ellas ha decidido apelar contra la sentencia de la Audiencia de Pontevedra.
Se trata de Rocío Gondar, condenada a 20 años y medio de prisión por el crimen. Su abogado ha asegurado, igual que hizo en el juicio inicial, que la joven fue diagnosticada en prisión de un trastorno límite de personalidad y de un trastorno histriónico de personalidad que la haría inimputable.
El letrado recuerda que durante la fase de instrucción se rechazó la prueba psiquiátrica que determinaría si era o no imputable por estos hechos, por lo que su derecho de defensa quedó vulnerado. Además, asegura que el jurado obvió este trastorno y la atenuante del miedo insuperable que la otra acusada infringía en su cliente.
Entiende ha observado que no hubo "pruebas fundamentales" y ha pedido un nuevo veredicto o su inimputabilidad por trastorno de la personalidad, aunque, en todo caso, también valora la posibilidad de que se reconozcan los atenuantes señalados.
La otra acusada, Albertina Táboas, ha optado finalmente por no apelar la sentencia y acepta los 22 años de prisión que le impuso la Audiencia pontevedresa.
En todo caso, la Fiscalía ha pedido que se confirme la sentencia inicial, ya que considera que está "bien estructurada" y en ella se hace una "exposición clara" de los hechos que acabaron con la vida de Secundino. Reitera que se hicieron "todas las pruebas" y que el jurado sí tuvo en cuenta un informe pericial que aludía a un trastorno de la personalidad, "pero no límite".
La sentencia de la Audiencia pontevedresa considera probado que las dos mujeres "de mutuo acuerdo" mataron a Secundino entre las 22.15 y las 23.50 horas del 2 de febrero de 2014, tras asaltar de forma "súbita e inesperada" la víctima en el camino de acceso a su vivienda de Chancelas, sin que este pudiese defenderse.
Le golpearon "repetidamente", más de 18 veces -tres de ellas mortales de necesidad- con una sartén, su propio bastón y una piedra, hasta acabar con su vida.
Tras ello, las dos mujeres llamaron al 112, a la Policía Nacional y a la Guardia Civil fingiendo que estaban siendo víctimas de un robo para tratar así de encubrir el crimen.
Albertina Táboas, que había sido nombrada heredera universal cinco días antes del crimen a cambio de cuidarlo, "planeó" la muerte del anciano para quedarse con sus bienes "ante el temor de que pudiera revocar el testamento" y ofreció una cantidad de dinero a Rocío, aceptado por ésta, como recompensa para que le ayudara a matarlo.
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