El guardia civil acusado de la muerte del ex batería de Los Piratas se justifica en el juicio: "No me quedó otra alternativa"
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
Creada y actualizada
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Con el testimonio del guardia civil que en agosto de 2015 disparó causando la muerte a Javier Fernández, batería de la banda musical Los Piratas, arrancó este viernes la vista oral en el Juzgado de lo Penal número dos de Pontevedra. El agente está acusado de un delito de imprudencia grave profesional por haberle disparado un tiro mortal cuando acudió a su casa por un aviso de violencia de género y se encontró con el músico alterado porque tiene un trastorno bipolar y había empezado a dejar la medicación por indición del psiquiatra.
El guardia, Rubén Ll.A., que se ha limitado a responder a las preguntas del fiscal, del abogado de la defensa y del juez, mantuvo en todo momento su inocencia y declaró que le disparó con intención de inmovilizarlo porque había arrinconado a su compañero armado con un cuchillo y un tenedor y temió por su vida.
En su declaración en la sala explicó que la primera persona que le dijo que Javier tenía una alteración psiquiátrica fue la esposa al llegar a la casa, pues inicialmente a ellos les había avisado de un altercado por violencia de género. Inicialmente, les habían alertado de que el músico seguía en la casa con su bebé de dos meses, pero, en cuanto llegaron, ya salía de la casa un amigo con el niño y se lo entregó a la esposa. De este modo, en cuanto ella les trasladó que tenía una alteración psiquiátrica, "nuestra intención primera era intentar calmarlo", aseguró.
Entraron en la casa precedido por un amigo para que intentase hacer de mediador y se encontraron con que "estaba totalmente alterado". El guardia explicó que el músico "dijo que era Dios, que nos iba a matar a todos, nos iba a cortar en trocitos". "Soy Dios, no me creéis, no sabéis de lo que soy capaz", recordó el acusado que había dicho el ex batería.
Continuó su relato explicando que los guardias estaban en el porche y Javier en casa, pero, tras las amanezas, el otro guardia accedió al interior de la vivienda mientras él se quedaba en la puerta. Javier entró en la cocina y salió con un tenedor en una mano y un cuchillo en la otra arrinconando a su compañero, al que propinó golpes y le clavó. El acusado no recuerda si llevaba más cubiertos, solo esos dos, pero no descarta que portase alguno más.
El acusado sostiene que vio que el músico iba con el tenedor a la yugular y el cuchillo al abdomen de su compañero, por lo que apuntó a la pierna, pero "estaba como loco", se movió y le dio el desafortunado disparo que le alcanzó el abdomen y fue mortal de necesidad. Acabó muriendo horas más tarde en el hospital.
"La vida de mi compañero corría grave peligro", justificó para explicar que optase por disparar y no por otra reaccón. "Si corre peligro la vida de una persona, yo tengo que actuar de la manera que actué. No me quedó otra alternativa", afirmó el guardia acusado. "Lo único que pretendía era inmovilizarlo. No que quedó más remedio que reducirlo", indicó.
Los tres abogados que ejercen la acusación particular en representación de la viuda, el hermano y los padres del músico piden cuatro años de prisión y seis de inhabilitación para el agente mientras que la Fiscalía no acusa en este caso y la defensa pide su libre absolución.
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