Las antenas de telefonía sitúan al acusado del crimen de Arbo cerca del lugar donde aparecieron los cadáveres
Por Alejandro Espiño
El análisis de las conexiones de los teléfonos móviles de Arturo Domínguez, el acusado de haber matado a tiros a su exnovia y la pareja de ésta en Arbo, y de las dos víctimas, Beatriz Rodríguez y Sergio Rodríguez, centró toda la atención en la cuarta jornada del juicio que se está celebrando en la Audiencia de Pontevedra por este doble crimen cometido en julio de 2015.
Ante el jurado, se expusieron dos informes contradictorios sobre las conexiones de los tres terminales con las antenas repetidoras y que, según los investigadores, determinan que el acusado habría estado en Arbo, en el momento en el que se cometieron los asesinatos, y no en su domicilio particular de Padrenda (Ourense) como asegura Arturo Domínguez.
El estudio de la Guardia Civil corrobora que, según la versión dada por el acusado, éste estuvo tomando algo en el bar en el que trabajaba Beatriz la noche del crimen y que, pasadas las doce de la noche, se fue a Melgaço (Portugal), localidad situada a unos ocho kilómetros de Arbo.
Los datos aportados por las compañías telefónicas demuestran que "eso es cierto", según explicaron los peritos. Pero a partir de ahí, su coartada no encajaría. Arturo Domínguez jura que estuvo en su casa de forma "ininterrumpida" entre las dos y las seis de la madrugada.
Sin embargo, su teléfono móvil se activó en varias antenas repetidoras de Arbo, entre ellas una muy próxima al lugar en donde aparecieron los cadáveres. La Guardia Civil concluye que "sin ninguna duda" el acusado, entre las 2.39 y las 3.12 horas -dentro del horario en el que, según los forenses, mataron a Beatriz y Sergio- "no estaba en su domicilio sino en Arbo".
Además, los teléfonos de Arturo y Beatriz se conectaron, a través de un mensaje de WhatsApp, "a la misma hora, minuto y segundo" a la misma antena repetidora, lo que para los investigadores es una prueba de que ambos terminales se encontraban en idéntico lugar.
Ya a las 5.13 horas, "cuando Beatriz ya estaba muerta", su teléfono se volvió a activar y conectó con una antena cercana a Padrenda, donde vivía el acusado. Teniendo en cuenta que su teléfono "no ha sido localizado todavía", la Guardia Civil asegura que la "única persona" que pudo hacer desaparecer el móvil de la escena del crimen es quien les mató.
El móvil de Sergio, que fue hallado en la escena del crimen, siempre se conectó a la misma antena repetidora de Arbo "porque no se movió de allí".
En todo caso, la Guardia Civil ha aclarado que estas antenas "no marcan una localización exacta" sino la zona en la que se encuentran, pero sería suficiente, según han añadido, para concluir que el acusado "miente" cuando afirma haber estado en su casa a la hora en la que asesinaron a las dos víctimas.
Sin embargo, un informe encargado por la defensa de Arturo Domínguez rebate las conclusiones a las que llegaron los investigadores. El perito que redactó este estudio asegura que no es posible determinar "categóricamente" dónde está una persona solo por las antenas repetidoras y ha criticado las conclusiones "fehacientes y tajantes" de la Guardia Civil.
Un teléfono móvil, ha explicado, se puede conectar a una u otra antena en función de tres parámetros, la saturación de las líneas, la potencia de la señal o la situación de la antena. Así, ha dicho, un repetidor puede activarse en un radio de acción de hasta 17 kilómetros, por lo que no se puede ubicar con exactitud dónde estaba el acusado la noche del crimen.
El juicio concluirá este viernes con la declaración de los últimos peritos y con las conclusiones del fiscal, la acusación particular y la defensa. A partir de ahí, el jurado deberá retirarse para alcanzar un veredicto.
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