El Belén vuelve a la Comandancia gracias al gesto altruista de un ex guardia civil
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
Antonio Varela Mourelle ya no es agente de la Guardia Civil, pero el oficio no lo llevaba en el uniforme, sino que le va por dentro. Forma parte de su personalidad tanto como su afición por el belenismo. Ambos rasgos le llevaron este diciembre a regresar a la Comandancia de Pontevedra en la que causó baja hace meses para montar el Belén que preside la entrada a las instalaciones.
Este ya ex guardia civil causó baja en el cuerpo por fuerza mayor, de ahí la sorpresa de muchos agentes de la Comandancia de Pontevedra cuando en las últimas semanas se presentó en las instalaciones dispuesto a reeditar su ya tradición navideña de crear un Belén de 18 metros cuadrados. Llevaba varios años montándolo y no quiso dejar de hacerlo.
Este gesto altruista y que demuestra que todavía se siente guardia civil ha provocado que los responsables de la Comandancia quieran hacerle un reconocimiento oficial. Este martes, cuando los medios de comunicación estaban convocados en las instalaciones con motivo de otra comparecencia, tenían previsto realizarle un homenaje con regalo incluido, pero finalmente no pudo ser porque el homenajeado no podía estar presente.
El homenaje oficial queda pendiente, no así el reconocimiento a su trabajo. El teniente coronel Manuel Touceda, jefe accidental de la Comandancia, y otros cargos del instituto armado quieren agradecerle el esfuerzo, que ha llenado de espíritu navideño el vestíbulo del edificio de la avenida Domingo Fontán.
La composición, con novedades con respecto a años anteriores, está realizado a mano con materiales reciclados y planchas de poliestireno. Este año no ha trascendido cuánto tiempo le dedicó a su creación, pero en años anteriores habían sido 700 horas de trabajo en su casa entre los meses de febrero y diciembre y otras 18 de montaje en el vestíbulo de la Comandancia. Todo, por supuesto, con la colaboración de su esposa, Marisol Peso Ares.
El Belén es de estilo combinado popular-religioso, con escenas del Nacimiento de Jesús y otras de la cultura popular y la tradición más gallegas, incluidos los paisajes de aldeas de la Galicia del siglo pasado. Todo está hecho a mano, incluso ha elaborado una a una, y cada una diferente, 600 tejas para cada construcción.
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