Sin derecho a descansar de viernes a domingo en Alfredo García Alén
Por Natalia Puga & Marisa Ciordia
Para los vecinos de la calle Alfredo García Alén -que discurre paralela al primer tramo de Arzobispo Malvar desde la Plaza de España-, no descansar por las noches a partir del viernes y durante el resto del fin de semana se ha convertido en algo habitual desde hace aproximadamente tres meses.
En aquel momento cambió la actividad, o más concretamente el público, al que abría sus puertas la discoteca ubicada en dicha calle. Un establecimiento que tiene licencia para café concierto, de manera que el horario se cierre concluye a las seis de la madrugada. Desde la 'reapertura' ha rebajado notablemente la edad media de su clientela; que son también causa considerable de los perjuicios que ocasionan al descanso.
"Gente muy joven en su mayoría que salen a la calle, siguen bebiendo, gritando y algunas ocasiones enzarzados en peleas. No es excepcional tampoco, si abres las ventanas el olor a marihuana", señala uno de los vecinos afectados, que añade - por conversaciones con otros inquilinos de la calle - que hay quejas de todos los edificios. Cuando llega la mañana el panorama es imaginable: botellas, vasos en sus portales y en los bancos; o meadas y condones usados.
La situación no es ajena a las fuerzas de seguridad ya que "se ha visto muchas veces a agentes de la Policía Nacional y Policía Local que han identificado a la gente que estaba en la calle y han llegado a entrar dentro del establecimiento", cuyo volumen de música escuchan también los residentes.
Fuentes del Concello y la Policía Local de Pontevedra constatan la recepción de múltiples quejas vecinales, tanto al Cuerpo municipal como en la Oficina de Disciplina Urbanística. De hecho está abierto un procedimiento de inspección sobre el local que todavía no ha concluído.
Son más de 150 viviendas las que se ubican en García Alén y las respectivas comunidades se plantean tomar medidas conjuntas para hacer frente a este problema. En algún que otro caso, la tesitura provocada por esta actividad nocturna les ha llevado a marcharse de sus casas desde la noche del viernes hasta el domingo para conciliar el descanso familiar.
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