El hijo de la mujer asesinada en Lérez sobre los dos acusados: "Non me creo o seu perdón e é imposible pola miña parte"
Por Redacción
"Mi madriña, me mataron. Estoy malísima. Vinde aquí canto antes". Estas fueron las primeras palabras de auxilio que escuchó el sobrino político de Pilar Fernández, la vecina de Lérez que acababa de sufrir una brutal agresión y el robo de 35 euros en su domicilio, cuando llamó a casa de su sobrino para reclamar ayuda.
La llamada se registró pasadas las 04.00 horas del 30 de julio de 2016 cuando los dos acusados, que se sientan desde este lunes en el banquillo de la Audiencia Provincial, ya habían abandonado la vivienda montados en un Opel Corsa que habían robado horas antes.
Durante este martes se desarrolló la segunda sesión de este juicio contra Constante Sánchez y José Manuel González como autores del robo y de la agresión que provocó la muerte de la mujer. Participaron varios varios agentes que intervinieron tras el suceso.
Los diferentes testigos señalaron que la mujer sangraba mucho a través de la variz de una pierna, se quejaba de dolor en el costado y sufría un golpe en la cabeza. Todos coincidieron en manifestar que la mujer de 87 años se encontraba muy alterada después de haber sufrido el robo y la paliza, tras encontrar a los dos acusados en su hogar, alertada por los ladridos de los perros .
Uno de los hijos de la víctima, Ramón José Iglesias Fernández, declaró que cuando visitó a su madre en el Hospital Montecelo, la mujer se encontraba en estado de shock y no hablaba, solo asentía con la cabeza. Ramón José apuntó que hasta ese momento ella llevaba tiempo viviendo sola y se valía por si misma.
Tras la vista, el hijo de la vecina de Lérez afirmaba que le hubiera gustado decirle al tribunal popular que tengan en cuenta en el veredicto que "non se sabe o que é perder unha nai ata que se perde". Afirmó también que pide el cumplimiento íntegro de la pena y concluyó que "non se cre o perdón e é imposible pola miña parte" en relación al arrepentimiento y perdón que han pedido los acusados durante la primera sesión del juicio.
Un agente de la Guardia Civil reconoció, durante la vista, que los dos imputados eran habituales toxicómanos que acudían a la zona de O Vao para obtener droga. Las abogadas de la defensa se basan en esta dependencia, en la falta de premeditación y en la confesión con arrepentimiento, para reclamar a la fiscal que reduzca la petición de condena y rebaje los 28 años de prisión que solicita para los acusados.
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