Un benefactor de los Miguelianos confirma que donó más de un millón de euros "para dar consistencia al grupo"
Por Natalia Puga
Ignacio Oriol, que durante años fue el principal benefactor de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, protagonizó este viernes la undécima sesión del juicio por el denominado caso de los Miguelianos y reconoció ante el tribunal de la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra que durante años entregó importantes sumas de dinero para el funcionamiento de la organización.
En concreto, habló de que en el año 2008 les entregó 870.000 euros en billetes en efectivo en persona a varios de los integrantes de Orden y Mandato y que entre 2009 y 2010 realizó varios pagos de más de 300.000 euros. Ese dinero, según explicó, no se lo dio directamente al fundador y líder del colectivo y principal acusado en la causa judicial que se está juzgando, Feliciano Miguel Rosendo da Silva, sino a integrantes de la asociación.
Los fondos procedían del "patrimonio familiar" de los Oriol, una familia adinerada, y eran "para dar consistencia al grupo y para poder constituirse como asociación pública de fieles". No recuerda quién se lo pidió porque mantuvo conversaciones al respectos con varios miembros de la Orden, que le trasladaron la "necesidad" de dinero que tenían, entre ellos, su hermana Patrocinio, monja Carmelita.
Oriol asegura que tenía "absoluta confianza" en Feliciano Miguel, a quien aún considera su amigo y a quien defiende a día de hoy pese a las acusaciones que pesan sobre él. En relación con los cargos de abusos y agresiones sexuales que le atribuyen al fundador tanto la Fiscalía como la acusación particular y antiguos miembros de Orden y Mandato, aseguró que nunca tuvo conocimiento de ningún comportamiento en este sentido.
"No sospeché absolutamente nada de tema sexual, pero sí sospeché: aquí se está montando algo contra nosotros y no sé por qué", explicó ante el tribunal en relación con que ya meses antes de que se desarrollase la operación de la Guardia Civil en la que fue detenido Feliciano Miguel y saliesen a la luz las acusaciones de antiguos miembros de la asociación a él le habían llegado informaciones sobre posibles irregularidades.
Según relató, un antiguo miembro de Orden y Mandato se reunió con él en Madrid y le dijo: "todo lo que cuentan de Miguel es verdad". En un primer momento, le creyó y llegó a hablar con su familia y con autoridades eclesiásticas y abogados, pero luego, tras hablar con su hermana, ésta le trasladó que "una luz interior" le decía que era todo mentira, de modo que se mantuvo fiel a Miguel Rosendo. "Me costó 24 o 30 horas darme cuenta de que me había engañado", explicó.
En su declaración explicó que de las relaciones sexuales tuvo las "noticias por la prensa" y eso le "entristece", pues "estuve durante años aportando dinero y nadie me decía absolutamente nada. Y de repente me encontré en prensa con que Rosendo tenía relaciones con no sé cuantos y que yo era satánico".
Ignacio Oriol estuvo en varias ocasiones en la denominada 'casa madre' de Mougás, en Santa María de Oia, y asegura que allí no se vivía en la situación de sometimiento que relatan varios ex adeptos de las asociación, sino que "veía una libertad de movimientos totales" y no había esa situación de sumisión y amenazas que relatan. Además, mantiene que allí se vivía en un "entorno alegre" y que Miguel tenía con las mujeres consagradas que actuaban como sus 'bastones' una relación "preciosa", de "respeto y cercanía".
Por la sala de vistas de la Audiencia también pasó este viernes Fernando Acuña, uno de los denunciantes que acusa a Feliciano Miguel Rosendo y a las actuaciones de Orden y Mandato tras haber pasado varios años en la organización, muchos de ellos viviendo en la 'casa madre', donde conoció a su actual esposa, María Paz.
Este joven relató que en la 'casa madre' nadie le llevaba la contraria a Miguel Rosendo, pues "podías dar una opinión, pero si él te decía que no, se acababa". Todo pasaba por el fundador y a él no se le ocurría duda por las facultades divinas que todos le atribuían, pues había hablado con Dios y batallaba con el demonio.
"Si Miguel te decía una cosa, normalmente era algo que venía del cielo. ¿Cómo le vas a llevar la contraria a Miguel que supuestamente es el enviado de dios? Aunque no tenga ni pies ni cabeza tiene que ser así", relató este joven, que incluso él estuvo detrás de su relación con su esposa. "Mi noviazgo fue impuesto por Miguel", sentenció y reveló que incluso hubo un momento en que empezó a salir con María pero le dejó y decidió volver porque así se lo indicó su líder, a quién llamaban "padre".
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