Condenado a 11 años y cuatro meses de cárcel por agredir y violar a su pareja
Por Natalia Puga
La Audiencia Provincial de Pontevedra condena a 11 años y cuatro meses de cárcel a un hombre juzgado en octubre por violar y agredir a su compañera sentimental. Una noche discutieron y la agredió en exterior de un bar y, al llegar a casa, le rompió el móvil. Al día siguiente, la agredió y violó.
La sentencia de la Audiencia le condena por dos delitos de lesiones en el ámbito de la violencia de género, uno de ellos agravado al perpetrarse en el domicilio común; y por un delito de agresión sexual en su modalidad de violación. En el caso de este último delito, el tribunal le atribuye dos circunstancias agravantes: reincidencia porque ya había sido condenado en 2016 por otra agresión sexual y parentesco.
Por el primer delito de lesiones le impone seis meses de prisión, privación del derecho a la tenencia y porte de armas por un año y un día y la prohibición de aproximarse, en un radio de 500 metros, a la víctima, a su domicilio, lugar de trabajo o cualquier otro en el que se encuentre, así como la de comunicarse con ella por cualquier medio durante año y seis meses.
Por el segundo delito de lesiones, cometido en el domicilio común de la pareja, le impone la pena de diez meses de prisión, privación del derecho a la tenencia y porte de armas por dos años y seis meses y orden de alejamiento en los mismos términos que en el delito anterior, pero durante un año y diez meses.
En cuanto al delito de agresión sexual, la pena es de diez años de prisión y una orden de alejamiento en las mismas condiciones, pero durante once años.
Además, se le impone la medida de libertad vigilada por un periodo de seis años y el pago a su víctima de una indemnización, en concepto de responsabilidad civil, de 245 euros por las lesiones sufridas y 2.500 euros por daño moral que le causó.
El tribunal de la sección cuarta de la Audiencia considera acreditado que en noviembre de 2018, tras discutir con su novio en el interior de un bar, la víctima salió y se introdujo en un vehículo. Minutos después, el acusado, según el relato de hechos probados, la agarró del pelo y la sacó fuera del coche para, una vez en el exterior, arañarle en la cara, donde le dejó marcas visibles.
Tras ese primer incidente, ambos se trasladaron al domicilio que compartían y, una vez allí, volvieron a discutir. Según recoge la sentencia, en el transcurso de esa discusión el hombre cogió el teléfono móvil de y se lo tiró al suelo, rompiéndolo.
Ya por la tarde, después de haber dormido y sin salir del dormitorio, iniciaron una nueva discusión porque ésta quería marcharse y abandonar el domicilio y, en un momento dado, la agarró del cuello y apretó al tiempo que le decía "te voy a matar y así tendré motivos para ir a prisión".
Cuando la soltó, después de entrar la madre de él en el dormitorio, el procesado empujó a su pareja y se cayó al suelo de rodillas. Instantes después, le dijo a que quería mantener relaciones sexuales con ella a lo que se negó. En ese momento, le dijo que "era su puta y que tenía que hacer lo que él quisiese".
Acto seguido, la empujó sobre la cama y para dificultar sus movimientos se situó sobre ella, le colocó los brazos en cruz y le ató las muñecas al somier de la cama con un hilo fino, transparente, tipo sedal, mientras ella trataba de empujarle con las piernas y los pies para intentar liberarse de él, sin conseguirlo. En esa posición, y pese a la oposición de que seguía diciéndole que no lo hiciera, la violó. Al terminar, la desató, impidiéndole salir de la habitación hasta el día siguiente, lunes, para cenar.