Investigadores de la UVigo publican un estudio sobre marcha nórdica y esclerosis múltiple
Por Redacción
Los integrantes del grupo de investigación Well Move (Wellness & Movement Research Group) de la Facultad de Ciencias de la Educación y del Deporte de Pontevedra desarrollaron un estudio dirigido a conocer los efectos en las personas que padecen esclerosis múltiple de un programa de marcha nórdica.
Se trata de una modalidad de ejercicio físico consistente en caminar empleando unos bastones específicos y una técnica adecuada, que favorece la activación muscular del tronco y miembros superiores con una baja percepción de fatiga.
Los resultados de esta investigación se recogen en un artículo que los investigadores Carlos Ayán, Iván Martínez Lemos y Daniel Martínez Aldao realizaron con la colaboración del neurólogo del Complejo Hospitalario de Pontevedra Manuel Seijo y que constituye, señalan, el primer estudio científico publicado sobre la aplicación de esta disciplina como terapia de rehabilitación física en pacientes con esclerosis múltiple.
Hasta la publicación del artículo 'Nordic walking for people with relapsing-remittent multiple sclerosis: A case series study na revista Multiple Sclerosis and Related Disorders', señala Ayán en una noticia publicada en el Diario de la Universidad de Vigo (DUVI), podían encontrarse "blogs y webs en las que los pacientes hablan de su experiencia con la marcha nórdica", pero no un estudio científico como el que desarrollaron con un grupo de 14 personas afectadas por esta enfermedad. Carlos Ayán indica que se trataba en todos los casos de pacientes "con baja afectación, personas que presentaban un patrón de marcha estable y que estaban motivados hacia práctica del ejercicio".
Los participantes llevaron a cabo en la facultad un programa de marcha nórdica de doce semanas diseñado por Iván Martínez y supervisado por Daniel Martínez, que en primer término permitió constatar un aspecto ya detectado en estudios previos sobre esclerosis múltiple: la "baja adherencia hacia práctica del ejercicio físico", de las personas afectadas por esta patología de origen autoinmune, "que no afecta a todos los pacientes por igual", como recuerda Ayán. En ese sentido, "múltiples factores", asociados tanto a la propia enfermedad, como es el caso de la fatiga, "un síntoma extremadamente predominante", como al "propio día a día" de los participantes motivaron que menos del 50% haya podido completar este programa de doce semanas.
Aún con estas limitaciones, el estudio permitió confirmar que la marcha nórdica es una práctica que "puede prescribirse a personas con esclerosis múltiple, dado que no son esperables efectos negativos que agraven la enfermedad", señala Ayán. Del mismo modo, "su práctica parece ayudarles a mantener su capacidad cardiorrespiratoria y soportar mejor el impacto que la enfermedad provoca en su calidad de vida".
El estudio también permitió observar que en el caso de las personas de mayor edad y que llevaban más tiempo conviviendo con esta patología, "sí experimentaron un cierto impacto positivo en su autonomía funcional y en su calidad de vida".