El acusado niega haber raptado y agredido sexualmente a una joven en Beluso
Por Oskar Viéitez
"Me siento una víctima para por culpa de esta señorita por decir cosas que no son verdad. Llevo tres años sufriendo esto", dijo este martes ante el tribunal Manuel A.L. un vecino de Bueu acusado de detención ilegal y agresión sexual a una mujer en una caravana estacionada en Beluso.
El acusado reconoció que hubo una relación sexual pero sostuvo que esta fue consentida y rechazó que hubiese retenido contra su voluntad a la joven. Por su parte, Nadia, la presunta víctima, reiteró ante el tribunal que el acusado "intentó abusar de mi" y que "quiso asfixiarme para que no chillara".
El primero en declarar en la sección segunda de la Audiencia provincial de Pontevedra fue el acusado. Según su relato de los hechos, aquella noche del día 17 de noviembre de 2010, conoció a Nadia B.Q.A. en una cafetería de Vigo, donde tomaron varias copas y "estuvimos besándonos".
Luego ella se subió a su coche y fueron a otro bar, donde según Manuel "me preguntó por qué no íbamos a un hotel, que estaba caliente". A lo que él le habría contestado que no tenía dinero pero que disponía de una roulotte estacionada en Beluso por lo que se subieron de nuevo al coche para acudir hasta la localidad de Bueu, según la versión del acusado.
Manuel afirmó que incluso fueron parados por la Guardia Civil en un control montado en el Corredor de O Morrazo.
El Fiscal elevó a definitivas sus conclusiones al entender acreditados los hechos
Una vez en la caravana el acusado explicó que ella le pidió el móvil "para avisar a su hermano que no iba a dormir en casa". El acusado insistió en que "ella se me puso tres veces encima y me preguntó qué pasaba, porque yo no tenía una erección", por lo que, según él, sólo hubo "toqueteos", tras lo cual se quedó dormido. Después de unas horas el acusado dijo que la mujer le pidió que la llevase a casa, lo que él hizo "incluso me dio un beso antes de bajar a su casa. Fue la última vez que la ví".
Por el contrario Nadia, que compareció ante el tribunal protegida tras un biombo, explicó que acudió al bar donde coincidió con el acusado. Allí se tomó "tres o cuatro cervezas. Estaba un poco mal" y se subió al coche de Manuel tras confundirle con un vecino. Juntos acudieron hasta otro bar donde según ella nada se habló "ni de hotel, ni de mantener relaciones" añadiendo que "en ningún momento le besé".
Pensando que la llevaba hasta su casa "porque llovía a cántaros", Nadia se montó de nuevo en el coche de Manuel "me dí cuenta de que estaba en el Corredor del Morrazo cuando vi un cartel" pero dijo no recordar ningún control de la Guardia Civil. Al llegar a la caravana estacionada en Beluso la joven asegura que "estaba todo oscuro. Intenté escapar pero tropezaba con las cosas. ÿl me agarro por el cuello. Intentó penetrarme en muchas ocasiones pero no pudo. Sólo con los dedos".
Con el móvil que le prestó el acusado envió una veintena de mensajes a su familia y amigos "pidiendo socorro que me quieren violar". Incluso pudo llamar a su padre "estaba él delante por lo que hablé con tranquilidad porque él me amenazó con que me iba a matar".
Fue su padre el que avisó a la Policía que pudo tomar testimonio a la joven cuando llegó a su casa a las siete de la mañana.
La avogada de la defensa pidió la libre absolución para el acusado
Según declaró la agente de la Policía Nacional que habló con Nadia, la joven en esos momentos "lloraba, estaba algo nerviosa y apenas recordaba los hechos".
Según la médico forense del Hospital Xeral de Vigo que evaluó a la mujer no le apreció "ansiedad, ni síntomas de intoxicación aguda ni abstinencia", además indicó en su informe que "el relato de los hechos era confuso". Y detalla que, aunque era consumidora habitual de pastillas para combatir la ansiedad, las analíticas dieron negativo "lo que significa que hasta dos semanas antes de los hechos no queda acreditado que hubiera consumido medicación" como refleja el informe del Instituto Nacional de Toxicología.
Por todo ello el Fiscal elevó a definitivas sus conclusiones al entender acreditados los hechos, por lo que pide para el acusado la pena de trece años de prisión. Nueve años por el delito de agresión sexual y cinco por detención ilegal.
Valora la "verosimilitud y credibilidad del testimonio de la joven, su persistencia en la acusación, la existencia de poderosos indicios", como que la joven llegase a su casa sin ropa interior lo que es compatible con una salida atropellada de la casa. La existencia de lesiones físicas, la actitud de la víctima o los mensajes telefónicos.
En la misma línea se manifestó la abogada de la acusación particular.
Mientras que la abogada de la defensa de Manuel A.L., pidió la libre absolución para su defendido, entre otros argumentos, mantuvo que las lesiones que presentaba la joven fueron provocados "por el roce de la barba" o que la mujer pudo liberarse durante el control de la Guardia Civil en el Corredor del Morrazo.
El juicio quedó visto para sentencia.