Las luces que delataron a tres fugitivos con neopreno y destaparon el narcosubmarino
Por Natalia Puga
Varias luces diferentes, una procedente de un coche y otras de linternas, resultaron fatales para los planes del grupo criminal que supuestamente pretendía meter en Galicia los más de 3.000 kilos de cocaína que cruzaron el Atlántico desde Brasil en el primer narcosubmarino detectado en Europa.
Su plan inicial era descargar la droga en un barco para luego llevarla a tierra, pero finalmente se optó por un plan B, hundir la embarcación, salvar a los tripulantes y regresar más tarde a buscar el cargamento. Sin embargo, esas luces truncaron los planes.
Así se ha puesto de relevancia este martes en la sección segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra, el tribunal que juzga desde el lunes a siete personas por su implicación, en distinto grado, en el alijo de este narcosubmarino. En la segunda sesión del juicio pasaron por la sala de vistas ocho agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional -la operación fue conjunta- que detallaron pormenores de la investigación.
Dos agentes de la Guardia Civil detallaron la existencias de las citadas luces. Según relataron, el 24 de noviembre de madrugada se encontraban por la zona de Aldán, en Cangas, porque habían recibido un aviso de que estuviesen atentos a una "embarcación inusual" y se acercaron hasta la playa de O Foxo, donde encontraron un vehículo en el que se encontraba uno de los siete hombres que finalmente están acusados en este juicio, Rodrigo Hermida Bonilla.
Según indicó uno de los agentes, les alertaron de una "embarcación inusual", sin más detalles. En realidad, la Guardia Civil, la Policía Nacional y Agencia Tributaria ya buscaban un narcosubmarino tras recibir una alerta días atrás procedente del Centro de Análisis y Operaciones Marítimas en materia de Narcotráfico, con sede en Lisboa. Pero la información no se había difundido, tan solo se había puesto en alerta a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad para que buscasen esa embarcación.
Los citados guardias civiles encontraron el coche de Rodrigo Hermida sobre la una de la madrugada, con las luces encendidas hacia la playa. Se entrevistaron con él y le preguntaron qué hacía allí, a lo que les respondió que "se había enfadado con su novia y quería desconectar un rato".
Le registraron el maletero y encontraron tres bolsas abiertas con ropa sin estrenar y barras energéticas. Extrañados, le preguntaron por el motivo de tan extraño equipaje y les explicó que el coche era de su hermana, que tenía un gimnasio, y que no sabía por qué llevaba esas bolsas.
Los guardias llamaron a su central y comprobaron que carecía de antecedentes, de modo que le dejaron ir, aunque también reconocen que sí les extrañó su presencia allí, por la hora y porque estaba "con las luces enfocando al mar".
Cuando dejaron ir a este acusado, miraron hacia donde enfocaban las luces del coche y vieron otras luces, esta vez procedentes de linternas, y a tres hombres con neopreno que salían del agua por una zona de rocas llevando dos maletas y una bolsa.
En ese momento, se acercaron por un camino siguiéndoles la pista, los hombres por unas rocas y ellos por el camino, hasta que los tres fugitivos les detectaron. Según su relato, "les dimos el alto y empezaron a correr". En ese momento, "iniciamos la persecución", los dos agentes se dividieron para intentar pillarles, pero ya solo lograron darle alcance a uno.
Lo encontraron cuando se había vuelto a meter en el agua, pero no consiguió escapar porque "estaba muy cansado". De hecho, "tuvimos que ayudarle a salir del agua", aseguró uno de los guardias. Le dejaron recuperar el aliento tumbado y alertaron a la Comandancia para que les enviase refuerzos.
En las inmediaciones encontraron una maleta y este hombre resultó ser Pedro Roberto Delgado, de origen ecuatoriano y uno de los tripulantes del narcosubmarino que el lunes reconoció los hechos en la primera sesión del juicio.
En cuanto a los otros dos fugitivos, los citados guardias no les encontraron, pero uno fue detectado horas más tarde esa misma mañana en una pista próxima. Era también ecuatoriano, Luis Tomás Benítez, y tripulante. Lo encontraron agentes de seguridad ciudadana de la Comandancia de la Guardia Civil de Pontevedra que este martes relataron que iba con el neopreno todavía puesto, no era del lugar y tenía acento sudamericano, justo el perfil que buscaban, por eso le detuvieron.
El tercero era Agustín Álvarez, natural de Vigo, que logró resguardarse en una casa de madera de la zona, pero fue finalmente detenido cinco días después. Agentes de Greco Galicia lo encontraron y uno de ellos relató este martes en la Audiencia que todavía llevaba "el neopreno puesto" cinco día después, tenía "los labios cuarteados" y estaba en un estado delicado de salud que les llevó a trasladarlo al hospital.
Por la sala de vistas también pasó este martes un agente de Udyco Galicia de la Policía Nacional que relató que siguieron la pista a la ropa localizada en el maletero del coche de Rodrigo y descubrieron que la habían comprado en un Decathlon de Vigo.
Allí, revisando las cámaras de seguridad, y entrevistándose con el personal, descubrieron que la ropa la habían comprado dos de los acusados, Iago Serantes y Iago Rego Rosende. Iban en el coche de otro procesado, e pddre de Iago Serantes, pero no hay constancia de que el padre llevase el coche.
Este responsable de Udyco también reveló que siguieron la pista a movimientos realizados presuntamente por los acusados que estaban en tierra -los dos Iago y Rodrigo- para intentar contratar un barco, una pickup y un camión supuestamente para el traslado de la droga, si bien todos los intentos resultaron infructuosos.
El juicio continuará este miércoles con la declaración de cinco testigos y previsiblemente también de los cuatro acusados que supuestamente organizaron el narcotransporte desde tierra para dar apoyo a los tripulantes. Los cuatro negaron los hechos en la primera sesión, en la que los tres tripulantes se reconocieron culpables.
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