Vajillas que custodian historias de vida
A Celia Arcos siempre le ha gustado que le cuenten historias. "Me divierto mucho", asegura. Pero esta diseñadora gráfica de Ponte Caldelas ha ido un paso más allá y, desde hace algún tiempo, convierte esas historias en auténticas e inigualables obras de arte.
Usando una técnica conocida como calcas cerámicas, reinterpreta las vivencias de sus clientes y las plasma en vajillas, platos que gracias a su personal estilo se convierten en piezas únicas, en las que colores vivos, formas geométricas y fotografías antiguas crean un universo propio.
Lo de los platos surgió, reconoce a PontevedraViva, "de una forma bastante natural". Hasta entonces había probado con azulejos. En ellos plasmaba sus diseños "pero la gente no sabía qué hacer con ellos", por lo que pensó en "darle otro uso y que no fuera algo solo estético".
"Me pareció que los platos podían funcionar. Era una manera diferente de llevar mis creaciones a un campo más de andar por casa", explica. Lo que, según ella misma, comenzó "como un juego" pronto "se me fue de las manos" y los encargos se multiplicaron.
Pero llegar a ese punto no fue tarea fácil. "Estuve buscando cómo era la técnica porque no tenía ni idea en qué consistía", recuerda Celia. Su maestro fue un fotógrafo de Arcade que le enseñó la forma en la que él decoraba lápidas para recordar a los muertos.
Lo hacía mediante calcas cerámicas. "Él me enseñó todo el proceso y me hizo los primeros platos", afirma la diseñadora. Incluso fue él quien le vendió su primer horno, la pieza clave en todo este proceso para que los platos se conviertan en un lienzo perfecto.
Al principio "hacía cosas que me iban surgiendo", afirma Celia sobre sus primeras creaciones, siempre con un estilo muy definido, pero unos hosteleros de Ponte Caldelas le pidieron que les diseñara una vajilla para su vinoteca "y ese encargo fue trayendo los demás".
Como no hay dos historias iguales, tampoco hay dos platos idénticos. "La gente me da pinceladas de sus vidas y trabajo a partir de ellas", apunta sobre su proceso creativo. "A veces me cuentan historias fantásticas. Te dan muchos detalles y me lo paso bomba", añade.
Esas historias de vida las fusiona con imágenes antiguas en blanco y negro, otra de sus pasiones, que busca de manera incansable en bancos de imágenes por internet. "Hay días que me paso horas viendo revistas o buceando por la red", creando nuevos escenarios a partir de ellas.
Las ilustraciones de los platos las diseña de manera digital y una empresa de Barcelona las convierte en una especie de calcamonía que, tras meterla en el agua, se pega sobre la superficie del plato que, aclara Celia, tiene ser siempre de cerámica "porque la loza se derrite en el horno".
Y es que, una vez seca la calca, el plato se introduce en el horno "y llega casi a 900 grados", de forma que la imagen "se funde casi con el plato", algo que posteriormente permitirá a su propietario "comer encima o lavarlos sin ningún tipo de problema".
El éxito de sus platos es incuestionable y le llegan encargos casi a diario. "No me esperaba esta reacción de la gente", subraya Celia, que entre risas confiesa que "a veces también me llega gente muy confundida y me piden que ponga en un plato la foto de alguien".
Lo que sí ha logrado, sin duda, es acuñar una estética muy definida. "Mucha gente reconoce mis diseños sin ver la firma, así que debo tener un estilo muy marcado", sentencia.