María Esclapez: "El enamoramiento tiene fecha de caducidad. Lo demás puede ser precioso, pero hay que trabajarlo"
Dicen los que lo han leído que, una vez que llegas a la última página del libro Me quiero, te quiero, seguramente no sigas siendo la misma persona o, al menos, no vivirás tus relaciones de la misma manera. Y no son pocas las que lo han hecho, porque va ya por su quinta edición.
María Esclapez (Elche, 1990) es la autora de esta guía para desarrollar relaciones sanas y, sobre todo, evitar las que sean tóxicas. Es el tercer libro de esta psicóloga, especialista en sexología clínica, cuyos consejos siguen a diario sus más de 300.000 seguidores en Instagram.
Lo primero que te preguntaría, al hilo del título del libro es: ¿Para querer bien a alguien primero hay que quererse bien a uno mismo?
Podemos querer igual porque la capacidad de amar es innata. Todo el mundo es capaz de amar a otras personas sin necesidad de quererse a uno mismo. Pero cuando trabajamos en uno mismo y logramos querernos, establecemos vínculos más sanos con los demás.
¿Esa relación con uno mismo es la relación más importante que vamos a tener en la vida?
Sí, eso significaría que hemos trabajado en el autoconocimiento, que sabemos quiénes somos, que sabemos respetarnos, que sabemos qué queremos y qué no queremos, sabemos poner límites… Parte de respetarnos a uno mismo consiste en saber respetar a los demás y hacernos respetar. La autoestima define una buena relación con uno mismo y también con los demás.
¿Cuáles serían los pilares para mantener una relación sana?
Para mí lo más importante es la sensación de tranquilidad. Eso lo define todo porque implica que no hay miedo a los conflictos. Que puedo comentar algo con mi pareja y no tener miedo a su reacción. Que va a ser una oportunidad para que la relación evolucione. Que no va a pasar lo que ocurre en una relación tóxica, a ver si mi pareja me va a dejar de querer. En estos casos, la relación siempre pende de un hilo. Hay siempre incertidumbre y eso genera ansiedad. La tranquilidad es un indicativo de una relación sana y de estabilidad emocional. Que la relación siempre sea un refugio es básico.
"Cuando trabajamos en uno mismo y logramos querernos, establecemos vínculos más sanos con los demás"
Como pareja, muchas veces nos obsesionamos por mantenernos como al principio. Pero toda relación tiene sus fases, ¿no?
Desde luego. Y a veces pensamos que si no estamos siempre arriba es que ya no nos queremos. Hay cuatro etapas: atracción, que es la más cortita; el enamoramiento, que es cuando empiezas conocer a esa persona y todo te parece bueno, es la fase de los unicornios y los arco iris. Luego viene una fase que se llama desencanto, en la que te das cuenta que lo que pensabas que iba a ser la relación durante mucho tiempo o toda la vida, no lo es.
Solemos creer que el enamoramiento puede ser para siempre, ¿no es cierto entonces?
La fase de enamoramiento tiene fecha de caducidad. Es una fase de estrés fisiológico. Hay un cóctel químico de neurotransmisores y hormonas. El cuerpo está alterado y necesita volver a la calma. Por eso pasamos por la fase de habituación, en medio de ese desencanto. Nos damos cuenta que no todo es tan ideal como pensábamos y hay que empezar a trabajar en la relación.
Con ese enamoramiento por sí solo no se va a mantener. Hay que trabajar la comunicación, el cuidar a la pareja. No es malo que se termine, es lo normal. Hay gente que lo confunde con que se acaba el amor y es todo aburrido. Puede ser buenísimo. Tan precioso como tú quieras, pero hay que trabajarlo. Y eso puede ser para toda la vida. El enamoramiento no.
¿Y qué hacemos con ese mito del amor romántico? ¿No nos crea demasiadas expectativas?
Claro. Pensamos que la pareja tiene que adivinar lo que yo pienso, lo que yo siento y lo que yo necesito en cada momento porque es que en las películas es así. Generamos unas expectativas muy elevadas y muy platónicas. Eso existe. La realidad es que si tú quieres o necesitas que tu pareja hago algo en la relación lo tienes que pedir. Tan sencillo como eso.
¿Cuántas veces has escuchado lo de si no hay celos no hay amor?
Un montón. Sobre todo en los chavales más jóvenes porque lo ven como un indicio de amor. Si tiene celos es porque me quiere. Me pone mala porque me evoca a cosas que a mí misma me han pasado. Los celos son una emoción normal como cualquier otra. Se puede sentir porque además las emociones son respuestas inconscientes. Yo no puedo decir a partir de ahora no voy a sentir celos. No tiene sentido.
Pero el tema está en cómo se está gestionando eso. Si esos celos se gestionan a través del control de la otra persona, malo. Tenemos que hacer introspección, preguntarnos de dónde vienen, por qué, a qué tengo miedo. Hablarlo con la pareja. Es que es totalmente diferente a coger el móvil. No hay color. Lo que podemos cambiar es el comportamiento.
Dices en el libro que hay relaciones tóxicas, pero no personas tóxicas...
"No hay un diagnóstico de persona tóxica. Eso no existe. Tú puedes resultar tóxico para esa persona, pero para otra relación no serlo"
No hay un diagnóstico de persona tóxica. Eso no existe. Tú puedes resultar tóxico para esa persona, pero para otra relación no serlo. Lo que es tóxico son los vínculos que establecemos. Vínculos dañinos, la manera que tienen de interaccionar las personas es lo que se puede resultar tóxico porque es la interrelación puede generar esa adicción, esos fenómenos de montaña rusa emocional y eso al final sí que es dañino, sí que puede producir esa dependencia emocional.
¿Es esa dependencia emocional el lastre de una pareja?
Cuando una relación es dependiente muy probablemente las personas dependientes son las dos que conforman la relación y son dependientes de la relación. Luego se puede dar lo que se llama trastorno de personalidad dependiente, que lo es de su pareja, de su familia, de sus amigos, de su perro. Esa gente que no sabe estar sola y se puede trabajar de manera individual. Si es el caso de los dos, la única solución es cortar la relación.
¿Todo eso que aplicamos al amor, se puede trasladar a otras relaciones?
Sí, totalmente. Al final son relaciones y son vínculos. Imagínate que tú tienes un papel más dominante sobre mí que soy más sumisa. Hay un desequilibrio de roles. Empezamos mal. Imagínate que además me manipulas o que yo también te manipulo a ti. Que intentas hacerme luz de gas, que me chantajeas emocionalmente. Toda relación puede ser muy tóxica. Ya sea de amor, de familia o de amigos.
Y teniendo más o menos claro qué puede ser el amor, ¿qué no es amor?
Para mí no es amor o es una relación tóxica lo que te decía antes, la sensación de intranquilidad cuando estás en una relación. Que tengas una sensación constante de que algo no va bien. No saber si el día siguiente esa persona va a estar ahí o no, si te va a dejar tirada, que tengas miedo a romper ese vínculo que además sabes que te hace daño pero no eres capaz de romperlo. Que tengas miedo a la soledad, que sientas que no vales nada, baja autoestima.
Que hoy estés súper bien y mañana estés súper mal y no sepas ni por qué, ni cómo. Que tu estado emocional dependa justamente de lo que tu pareja haga o deje de hacer. Todos esos son indicadores de que probablemente tengas una relación tóxica. Aunque tú pienses que lo que estás sintiendo sea amor muy probablemente sea ese subidón que provoca la adicción cuando estás con una persona que no te hace bien.
Tener más de 300.000 seguidores en Instagram, ¿te impone cierta responsabilidad?
"Siempre he dicho lo que he querido en redes. Nunca he tenido miedo, al contrario. Tengo esa libertad y la respuesta que recibo siempre es muy buena"
Es mucha gente. Siempre he dicho lo que he querido en redes. Nunca he tenido miedo, al contrario. Tengo esa libertad y la respuesta que recibo siempre es muy buena. Siempre hay alguien que discrepa, es un canal para abrir debates. Lo que no tolero por ejemplo son las faltas de respeto o los insultos.
Me compadezco de esos haters porque pienso en la frustración que puede tener esta persona para invertir su tiempo en descargarla de esta manera. A ese tipo de personas las bloqueo directamente. No me aportan nada. Tengo respeto hacia mi público y hacia mi trabajo. A veces da un poco de vértigo saber que te estás dirigiendo a tanta gente pero me siento cómoda en general. A quien no le interesen estos temas no me va a seguir y yo divulgo con responsabilidad.
En tus redes te hiciste muy popular por los análisis que haces de programas como La isla de las tentaciones. ¿Son un mal ejemplo para los jóvenes?
Por eso yo me meto con las cosas que salen en esos programas e intento darle un punto de vista pedagógico. Explicar que eso no es sano o señalar ciertas dinámicas y alertar a dónde pueden llevar. Entiendo que es un programa de entretenimiento pero, de una manera indirecta, también está educando.
Creo que mi responsabilidad como divulgadora también es coger esas cosas y explicar por qué no lo están haciendo bien o cómo lo podría mejorar y la gente lo valora un montón. Cuando lo ves en televisión o lo lees en un libro, piensas que eso es lo normal, que debería ser así todo y cuando te pasa lo normalizas.
¿Y qué opinas de las apps para ligar? ¿Consideras que son buenas herramientas o perpetúan conductas problemáticas?
Es que el problema como tal no está en la herramienta. El problema es cómo se emplea. Como canal para conocer gente me parece muy buena idea. A mi pareja le conocí por Tinder hace siete años. Hay que darles un buen uso. El problema es que hay personas que lo usan como herramienta para controlar o para dar una imagen que no es real. Ahí está la clave, en saberlo usarlo bien.