Andrés Suárez: "No me arrepiento de nada que haya hecho en mi vida. Y eso que la he liado bastante"
Hace justo un año, Andrés Suárez (Ferrol, 1983) cumplía 37 años. Lo hacía solo. En Madrid. En pleno confinamiento. Llorando mientras veía a sus padres en un video. Hoy, con 38 recién cumplidos, lo celebra en Galicia. Abrazando a los suyos después de meses sin verlos. "Vengo muy emocionado", reconoce. "Y más intenso de lo que ya soy", añade entre risas.
Antes de reencontrarse con ellos ha pasado por Pontevedra para presentar A través de los ojos, un libro de relatos que desgranan su lado más íntimo y poético. Comenzó a escribirlo cuando la pandemia no era todavía ni un mal sueño. En él, desnuda su alma como nunca antes. Aunque en esta entrevista con PontevedraViva tampoco se queda atrás.
A través de los ojos. Así nos amamos, reflexionas al inicio del libro, desde hace un tiempo.
Así iba a llamarse el libro desde el principio y entendí que ahora tenía más sentido que nunca. Pero no es un libro pandémico. Ahora todos somos monotemáticos. Tenemos que escudarnos y apoyarnos en este infierno, pero es algo más. Es un libro jocoso. Hay sexo, hay risas, hay amigos, hay amor y hay algo de pandemia. Como en el resto de nuestras vidas.
¿Te han sentido cómodo revelando tu parte más íntima?
A través de los ojos soy yo para bien o para mal. Y yo soy más intenso que Walt Disney. Aprendí con los años que no le vas a caer bien a todo el mundo. Ya no trato de agradar a nadie. De conseguir su aplauso. No necesito quedar bien con nadie. Tengo que dormir bien por las noches. Esto es lo que hay. Si no te gusta, hay más libros para ti.
Es algo, además, que no se puede forzar, ¿no?
"Aprendí con los años que no le vas a caer bien a todo el mundo. Ya no trato de agradar a nadie. No necesito quedar bien"
Cuando haces un disco pensando en vender, se te ve el plumero. Si haces un libro tratando de agradar a todos, la gente va a huir de ti. Yo hago un libro para mí, para quedarme a gusto. Hablo de política y habrá gente que no le guste lo que digo. Hablo de Galicia, de un amigo, de un polvo, de un amor. Habrá a quien no le agrade que sea tan directo. No me importa.
¿Has tenido que rebuscar mucho en tus recuerdos para escribir estos relatos?
Yo cuando hago una canción por encargo me invento una historia. Cuando las hago para mí son historias vividas. Hablo del alzhéimer de mi abuelo, hablo de una ex, de un amor o de un amigo que se murió de sobredosis con 14 años. Esto es igual. He tirado mucho de memoria.
¿Eres de los que mira mucho hacia el pasado?
Miro al futuro, no me gusta anclarme en el pasado, pero me he criado entre caballos salvajes y olas en Pantín. Ese pasado es muy bonito. Glorioso. Tengo los mejores amigos del mundo. Los quiero mucho. Y lo digo en vida porque a veces somos muy cainitas y nos gusta mucho el mundo de los muertos. A mí me gusta decir los 'te quiero' a tiempo.
Precisamente en el libro hablas de tus orígenes, de tu tierra, como tu Edén particular
Si pudiera elegir, el final de mis días sería aquí. Yo a Madrid le debo todo. La gente me recibió con los brazos abiertos cuando hace 15 años me fui a cantar al metro. Lo siento como algo mío. Pero yo soy un ferrolano de Pantín y a mucha honra. Mi jardín era la arena de la playa. El agua del mar llegaba a mi ventana. Soy hijo y nieto de marinero. Todo lo que suena en mis canciones es Galicia. Espero poder volver aquí a contemplar mis últimas horas.
En el libro, entre otras cuestiones, reflexionas sobre lo paradójico que resulta sentirse solo cuando, minutos antes, has llenado una plaza hasta la bandera. ¿Es algo recurrente?
No me puedo quejar porque vivo de lo que amo. Pero una cosa es el cantante y otro el niño de Pantín. Entre ambos me debato. El otro día actué ante 1.500 personas. Te aplauden, gritan tu nombre, te dicen te quiero. Los técnicos te abrazan en el pasillo. Pero al acabar me subí en un coche, con una persona que no conocía y nadie hablaba. Es un cambio muy grande.
Trabajo en algo que es absolutamente maravilloso, pero es una mierda para el ego. Cada tres minutos te aplauden y te acabas acostumbrando. Te lo acabas creyendo. Por eso siempre digo que cantar en el metro es un ejercicio maravilloso. Allí no te aplaude ni Dios. La gente tiene prisa. Recomiendo cantar allí y tener que pelear por una moneda.
¿Se saborea mejor el éxito empezando desde abajo?
No se puede valorar el éxito si no sabes lo que es el fracaso. No sabes lo que es dedicarte a la música si no has tocado donde no entraba nadie y le cantabas a los camareros. Si tras actuar en algún lado no tenías dinero para la gasolina del camino de vuelta. Los que sacan un disco y actúan de repente ante 17.000 personas no sé qué pasará con ellos cuando les vayan cinco.
¿Y cómo vive un artista que durante la pandemia ha tenido que ir tachando fechas en el calendario? ¿Cómo se vive con esa incertidumbre?
Todos estamos muy jodidos. Pero mi técnico de sonido es abuelo. Hay quien ha malvendido sus guitarras para poder comprar comida. Claro que taché días, claro que lloré, claro que lo pasé mal. Pero yo soy un afortunado. Tengo un equipo de 16 personas. Esta gente ya no puede más. Están en su casa desde hace un año. Es muy duro.
Eres muy crítico con los políticos…
"Vamos de elección en elección en mitad de la pandemia. Los políticos de este país no tienen vergüenza"
Es que si podemos ir a votar podemos ir a un concierto. Vamos de elección en elección en mitad de la pandemia. No tienen vergüenza. Los políticos de este país no tienen dignidad. De todos los colores. Me da igual. Estamos en una crisis sanitaria.
Está de moda hablar de libertad. Tengo ganas de hablar de la libertad de los sanitarios, como mi madre que es enfermera. ¿Cuándo le vamos a dar la libertad a la gente que lleva un año salvándonos la vida y muriendo por nosotros? ¿Quién se acuerda de ellos?
Yo alucino con la falta de memoria que tiene ese país. Les aplaudíamos a las ocho y les llamábamos héroes. Ahora nos partimos la cara con banderas entre rojos y azules. No nos acordamos de la Guerra Civil. Un país sin memoria está condenado a repetir todas las guerras.
¿Te has arrepentido de algo que hayas plasmado en este proyecto?
No me arrepiento de nada que haya hecho en mi vida. Y eso que la he liado bastante. Todo lo que he hecho, lo he hecho feliz. Soy muy pro libertad. Que la gente haga con su vida lo que les dé la gana. Yo en mi vida he hecho de todo y reivindico esa libertad. Uno va aprendiendo, estar vivo es una lección permanente, pero yo no cambiaría ni un solo acorde de mi vida.
El libro incluye además una idea novedosa. Un código QR a través de que poder leer historias escritas por tus seguidores. ¿Cómo surgió esa iniciativa?
Fue una idea preciosa de Gonzalo Albert. Fue quien me convenció para que fuese un intruso en el mundo de la literatura. Quisimos darle una vuelta a la tensión que veíamos en las redes sociales, en las calles, entre los políticos… y que la gente nos contase cómo volvieron a tocar la mano de su abuelo, como se abrazaron. Aferrarse a algo bueno fue algo que me llenó de buen rollo.
Tienes más cosas buenas en el horizonte. Estás a punto de comenzar gira. ¿Tienes ganas?
Me emociono solo de pensarlo. Llevo un año soñando con esto. Vengo muy emocionado y más de lo intenso que soy. Hace un año estaba en casa, pasando solo mi cumpleaños, llorando mientras veía a mis padres en un video. Y sin saber si les iba a pasar algo. La pandemia nos ha afectado a todos. Pero seguimos aquí. Y eso es un motivo para brindar.
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