Luis Alberto Segura, líder de L.A.: "He aprendido a creer en mí, en hacer lo que me pide el cuerpo"
Por Alejandro Espiño
Al paréntesis programado con L.A. porque "necesitaba parar en seco", a Luis Alberto Segura (Palma de Mallorca, 1978) se le sumó la pandemia y esa parada se hizo mucho más larga. Ahora, de nuevo al frente de la banda, retoma su carrera musical con fuerzas renovadas.
Lo hace con una gira que, este viernes 26 de noviembre a las 22:00 horas, hace parada en la Sala Karma de Pontevedra. Antes de este concierto, que se enmarca dentro del ciclo San Miguel On Air, el artista atienda a PontevedraViva y nos relata en qué punto vital se encuentra.
¿Estáis contentos de volver a las salas?
Los últimos doce años las salas fueron nuestro medio de vida, no solo económica sino también vitalmente. Llevábamos dos años desnutridos, sin comer. Volver a comer es maravilloso. Es difícil de explicar. Teníamos muchas ganas de subirnos al escenario y recibir al público porque es una gira creada para interactuar con el público y romper la barrera física que hay con ellos.
Además, volvéis a Pontevedra a una sala que conocéis bien.
Es todo como un sueño hecho realidad. Llegamos a pensar que igual no volvería a suceder, pero ha vuelto a pasar. Y el hecho de regresar a sitios en los que ya hemos estado y hemos pasado grandes momentos nos hace aún más ilusión.
L.A. llega a Pontevedra tras tres años de parón. ¿Necesitabais dar un paso atrás?
Lo necesitaba yo. Piensa que la banda se nutre de lo que yo voy creando. Entré en un bucle de hacer un disco, meternos en el estudio, hacer la gira y de nuevo a sacar canciones nuevas. Tuve que parar en seco. Estaba al borde de tener un problema serio en mi cabeza.
Y luego llegó la pandemia y el paréntesis se alargó más de lo previsto...
"El periodo de descanso me vino bien, pero luego se sumó la pandemia y la parada fue más larga. Eso ha sido lo más delicado. Ahí pudimos tropezar fuerte y no levantarnos"
Yo llevaba demasiados años haciendo cosas sin parar. Este periodo de descanso me vino bien, pero claro luego obviamente se sumó la pandemia y se hizo la parada más larga. Eso ha sido lo más delicado. Ahí pudimos tropezar fuerte y no levantarnos.
Echando la vista atrás, ¿aprovechar el parón de L.A. para sacar un disco en solitario fue un error?
Pues mira justo ayer escuché un par de canciones que no había vuelto a escuchar y realmente es un disco del que estoy súper contento. Salió de un momento mío vital en el que me interesaba experimentar con el castellano, cosa que no había hecho antes. Salió un buen disco. Está bien producido, los sonidos molan y todo es maravilloso.
El problema es que lo saqué en un momento en el que necesitaba parar y no meterme en un meollo que me iba a requerir más esfuerzo que L.A., que venía de una inercia de muchos años. Este disco partió de cero. Tuve que arrancar un tren empujándolo yo mismo. Y claro, pasó lo que pasó, que no arrancó. La pandemia me salvó en ese aspecto.
¿Qué diferencias hay entre este nuevo disco, Evergreen Oak, con trabajos anteriores de L.A.?
Es mucho más orgánico, más inmediato. Creo que es más yo. Plasma un momento personal muy placentero. Me fui a un sitio maravilloso. Me exilié en una cabaña de montaña con mi familia, a disfrutar de la libertad en un momento en el que todo el planeta andaba a tumbos. No sabía si iba a salir un disco, dos o un truño horrible. Al final salió un disco perfecto.
Dices que con este disco has aprendido de errores del pasado. ¿En qué has cambiado?
Lo principal, en no delegar las decisiones creativas en otra gente. A veces es mejor aprender a creer en tu instinto, algo que no hacemos muy a menudo. Te dejas llevar por la opinión de mucha gente. He aprendido a creer en mí, en hacer al 100% lo que me pide el cuerpo.
Spend my time, la primera canción de este nuevo disco, supuso de hecho un cambio radical.
Siempre ha intentado ser muy honesto conmigo y me apetecía eso. Soy muy fan de la música y me gusta llevar a mi música sonidos de mucha gente. Esa canción me pilló escuchando a Sufjan Stevens y a Bon Iver y suena a eso. Pero luego escuchas Ringing my bell y suena a Los Beatles. Y otra a Damien Jurado. Voy tanteando lo que me mola y haciendo lo que me gusta.
¿Esa libertad la habrías tenido si, en vez de autoeditar el disco, siguierais atados a una multinacional?
Yo tuve la suerte de no llegar nunca a cierto punto. Nunca me dijeron que hiciera un tipo de canción concreta o colaboraciones con artistas de moda. Quizá me daban ya por perdido. Si hubiera entrado en esto con 17 años me hubieran intentado moldear. Pocos sellos viven ya la música de manera emocional. Hay una industria que mueve los hilos. Tan lícito en esto como sacarte las castañas del fuego tú mismo y seguir haciendo la música que quieres hacer.
Pero lo que es indudable que es que el sector ha cambiado mucho, ¿no?
"La industria ha pegado un volantazo muy heavy y está al borde del precipicio"
Es un arma de doble filo. La línea que separa la parte buena y la parte mala es muy fina. La industria ha pegado un volantazo muy heavy y está al borde del precipicio. Sigue funcionando pero a la merced de o que van a idear los cocos que crean las apps. La música ya no depende solo de la calidad. Ahora va todo de códigos y algoritmos.
Terrible para la creación artística, ¿no?
Es que de repente ya no interesa el talento musical, interesan los likes o que tengas un aspecto determinado o una propuesta que pueda resultar atractiva para las masas. Ya no hay Jimmy Hendrix o Bob Dylan que valgan. Ni Leonard Cohen o Serrat. Ya todo es una cuestión de likes.
¿De ahí que vuestro regreso haya sido fuera de este circuito?
Siendo sinceros, en una multinacional cuando encajas y te apoyan es de puta madre. Todo el mundo está contento, ganas dinero y te reciben con los brazos abiertos. Hasta que no generes lo que ellos esperan de ti. Van a por el nuevo chaval que con una maquinita pega cuatro gritos y la gente se vuelve loca. Yo ahí no juego. Yo hago otra cosa. Hago música para sentarte y escuchar. No es lo mismo la música de Schubert que la de C. Tangana.
¿Y qué papel crees que han jugado en todo esto las redes sociales?
Llegará un momento que las redes sociales harán boom y habrá una explosión de realidad que va demostrar que son una cagada del siglo XXI. Nos han entretenido y hemos conectado con mucha gente, pero el lado malo es muy nocivo. Lo vemos los que hemos vivido sin eso.
El problema está en todo lo que enmascaras en las redes sociales. Cuando tienes que enseñar la cara de verdad te sientes inseguro. Hay decepciones y críticas. La gente ve la realidad y no siempre le gusta lo que ve. Las redes sociales son una mierda muy grande.
Y en medio de todo este panorama, ¿en qué momento se encuentra Luis Alberto Segura?
A un paso de conseguir la felicidad duradera. Estoy en ello. Quiero asentarme en un sitio en el que pueda trabajar y hacer lo que me parezca, con una base de seguidores que respete lo que hago y le guste. Sin más pretensión que seguir haciendo lo que me gusta. Llevo malviviendo de la música desde 2008, siempre con altibajos. Ahora intento labrarme mis próximos 30 años de vida. Ese es mi plan. Hacer lo que me guste, como me guste y con quien me guste.