Alicia Borrachero: "La carencia de afecto nos puede llevar a la locura o a la muerte"
Por Alejandro Espiño
Desde que entró en millones de hogares con series como Periodistas o Hospital Central, Alicia Borrachero (Madrid, 1968) se ha convertido en una de las actriz más conocidas -y reconocidas- del panorama español con una carrera plagada de éxitos en televisión, cine y teatro.
Y es que a esta artista todoterreno nada se le resiste. Ahora triunfa con Las criadas, la adaptación que el director Luis Luque ha hecho de la polémica de obra de Jean Genet y con la que Afundación arranca su temporada de teatro en Pontevedra (sábado 22, 20:30 horas).
Ella y Ana Torrent dan vida a Solange y Claire, dos hermanas que trabajan como criadas de una dama de la alta burguesía francesa. Todas las noches inician una ceremonia perversa, un ritual donde la realidad y la ficción se mezclan en un juego mortal de cambio de identidades.
No sé si sería acertado decir que Las criadas, artísticamente hablando, es una de las obras más complejas a las que te has enfrentado en tu carrera.
La verdad es que sí. Hasta ahora, junto con La señorita Julia de Strindberg, que la dirigió en su día Juan Carlos Corazza, es la función más compleja a la que me he enfrentado. Tiene un universo muy particular que viene de un lugar y de un alma muy dañada.
¿Conocías la trayectoria de Jean Genet?
Ahora que tengo tiempo es cuando más me he informado sobre Genet porque me ha despertado mucha curiosidad. Hasta ahora con intentar hacer la función tuvimos ya mucho trabajo. Y sí, es una obra que escribió en la cárcel y partiendo de esta base todo viene detrás.
¿A qué te refieres?
"Con Las criadas comprendes la oscuridad del alma y las consecuencias de la carencia del afecto en los seres humanos"
Tuvo una vida muy marginal, hijo de padre desconocido y madre prostituta. Fue drogadicto, chapero, ladrón… Todo eso está en Las criadas. Hay una sublimación del crimen como identidad. Suena extraño, pero la gente conecta con la mente de estas mujeres. Entienden qué les ha llevado a ser así. No se justifica el crimen ni nada parecido, pero comprendes la oscuridad del alma y las consecuencias de la carencia del afecto en los seres humanos.
Con una obra que ha tenido tanto recorrido, también aquí en España, ¿has sido capaz de abstraerte de adaptaciones anteriores y trabajar tu personaje desde cero?
Al principio me imponía mucho. Era una responsabilidad, aunque actuar sobre el escenario siempre lo es y más con un texto de este calibre. Lo que pasa es que cuando uno se pone a trabajar es tal la tarea y lo que hay que hacer, que no queda tiempo para nada. Llevamos con la obra año y medio y cada día que pasa la entendemos mucho mejor.
Las dos hermanas, Claire y Solange, a las que encarnáis Ana Torrent y tú, son muy diferentes entre sí, pero en realidad son las dos caras de una misma moneda, ¿no?
Hay una frase de Solange en la obra, después de cometer un crimen, que dice "lo hice para dejar de ser una criada y convertirme en otra cosa, en una asesina". No tienen identidad, no son nadie. Las ves y parecen la misma persona.
Lo que sí está en la obra es lo que el autor llamaba el juego de espejos, una se ve en la otra. Todo es un juego teatral. Nos vamos cambiando de roles todo el tiempo. Claire es la señora y Solange es Claire. Solange es la señora y Claire es Solange. Son espejos en los que se pierde la identidad. Son dos hermanas que no se podrían entender la una sin la otra, efectivamente.
¿Ese ritual que inician cada noche es algo que necesitan para sobrevivir?
Completamente. Es lo único que las mantiene medianamente cuerdas, cordura que pierden muy pronto. Es su única vía de escape, su única manera de expresarse. No tienen contacto con nadie ni permiso para hacer nada. Es como una terapia. Cuando la señora no está, se pegan, se maltratan, se escupen. Se hacen todas esas cosas que fantasean que hace la señora con ellas.
A tu personaje, Solange, le mueve quizá mucho más la venganza. Disfruta haciendo daño
Más bien te diría que ella expresa más su dolor. Se queja más, está más resentida y amargada. Pero lo dice. Claire lleva todo ese dolor dentro pero lo disfraza de admiración por la señora. De entrada hay una que quiere vengarse y la otra hermana no está en eso. Una está mucho en la tierra y la otra, en las nubes. Pero cuando se juntan son como un tsunami.
Y al final, las oprimidas casi acaban convertidas en monstruos...
"La gente, aunque sea con un extraño al lado, quiere compartir. Se nota la necesidad de ir al teatro en comunidad. Ha habido momentos muy conmovedores en la gira"
Pero no por esta ceremonia que hacen. En el juego tienen un guioncito que se van saltando porque quieren hacer más. Aparece la rivalidad entre las hermanas, lo que no se dicen y se echan en cara. Es bastante complejo. La lucha de clases, por supuesto, está muy presente, pero al final compruebas que la carencia de afecto te puede llevar a la locura o a la muerte.
¿Crees que la obra ha cambiado de significado o se entiende de manera diferente tras la pandemia?
Qué buena pregunta. No sé cómo se entendía antes porque no la habíamos hecho, solo te puedo decir que nosotros hemos comentado mucho que esta es una obra pandémica. Hay algo en ella de claustrofobia, de seres que no pueden escapar a una realidad sobrevenida. No tienen escapatoria ni contacto con nadie. Y eso conecta con lo que nos pasa.
Cuando estrenamos la obra pasó algo muy bonito que ha seguido ocurriendo con el público La gente, aunque sea con un extraño al lado, quiere compartir. Se nota la necesidad de ir al teatro en comunidad. Ha habido momentos muy conmovedores en la gira. Gente que aplaudía y nos daba las gracias. Siento que la pandemia ha puesto algo más de luz sobre una obra tan oscura.
Representar Las criadas ha sido además todo un reto porque llegó la pandemia, parasteis los ensayos y al retomarlos, todo había cambiado.
Yo me incorporé tras la pandemia. Pero sí, ha sido difícil ensayar una función de este calibre e intensidad en estas condiciones. No nos vimos las caras hasta semanas antes. Ensayábamos con mascarillas y con mucho miedo porque no sabíamos si íbamos a poder estrenarla o cuánto tiempo iba a durar aquello. Al final, hemos ido sorteando las adversidades.
Da la sensación que el público ha vuelto más rápido al teatro que al cine, por ejemplo. ¿Tienes esa misma percepción?
No sé decirte porque ahora mismo salgo poco, pero lo que sí veo es que la gente va al teatro. Para como están las cosas es conmovedor. Hay algo que solo ocurre allí. El teatro habla al alma y al intelecto de la gente. El cine es otra cosa. También es arte con mayúsculas. Yo creo que las salas están empezando a recuperarse. Ojalá sigan así.
Aunque estás de gira con esta obra, has hecho mucha televisión. ¿Es buen momento ahora para las series? ¿Ha ayudado la llegada de las plataformas?
"Hemos devaluado un poco el valor de la ficción. Consumimos sin parar y, la mayor parte de las veces, nos da igual lo que vemos"
Hay más producción y eso es bueno. Hay más variedad y, por lo tanto, más trabajo. Pero siento que hemos perdido el evento que antes eran las series. La gente se juntaba para verlas y las comentaban durante días. Ahora, hay un consumismo salvaje y veloz en la sociedad.
El otro día iba en el tren y había un chico viendo una serie en su iPhone. Me impactó, aunque sé que se hace. Todo ese trabajo para que te vea alguien en un AVE mientras entras en un túnel y se corta la emisión. O que vea cinco minutos de serie y luego envíe cinco mensajes.
Echo de menos que las cosas sean más sosegadas. Que no sea todo de usar y tirar. Ahora te tumbas en una cama, yo soy la primera, y te tragas una serie en una semana. Y a por la siguiente. Hemos devaluado un poco el valor de la ficción, sobre todo la gente joven. Consumimos sin parar y, la mayor parte de las veces, nos da igual lo que vemos.
¿Y a veces no crees que el criterio artístico queda en segundo plano? Parece que solo se busca que la serie se haga viral y fichar a gente que tiene miles de seguidores en las redes
Ese el mundo en el que vivimos. La televisión es el reflejo de la sociedad. Ahora se tiene en cuenta esa variable que, sin desmerecer nada ni a nadie, no tiene nada que ver con la capacidad de una persona para hacer su trabajo. Es todo así de loco, pero es lo que hay.
En medio de todo este panorama, ¿qué es lo próximo que veremos de Alicia Borrachero?
Pues estreno muy pronto Now and then, la primera serie que produce Apple TV en España y también he rodado la versión en inglés de La piel del tambor de Pérez Reverte. En breve empiezo a grabar otra serie que no puedo decir porque aún no han anunciado el reparto y hay algo por ahí de teatro también, sin estar comprometido del todo.
No me quejo que por lo menos tengo trabajo. Solo tengo que dar gracias. Primero por Las criadas, que ha sido un viaje artístico y personal muy importante. Ha sido una experiencia hermosa y profunda con Ana Torrent y Jorge Calvo, de esas que no olvidaré nunca. Y con un director que nos ha dado mucha libertad. Soy muy afortunada de haber trabajado con él.