El Pontevedra a resistir el asedio en busca de un billete para la final por el ascenso
Por Ramiro Espiño
Tres goles de renta. Es la ventaja con la que afronta el Pontevedra el partido de vuelta de la segunda eliminatoria de ascenso a Segunda B frente al Atlético Granadilla. Una diferencia que puede parecer tranquilizadora, pero que no debe hacer caer en confianza alguna, teniendo en cuenta que el domingo (20:00 horas, hora peninsular), en el campo Francisco Suárez de Granadilla de Abona pretende ser una caldera en busca de la remontada.
Con un ambiente caldeado por parte de los locales, que pretenden así jugar sus bazas, el equipo que entrena Alfonso Donate saldrá a presionar con fuerza desde el pitido inicial. Es por eso que los de Manu Fernández saben que será fundamental aguantar con solvencia esos primeros minutos, conscientes de que si son capaces de superar esa esperada salida en tromba, el tiempo jugará a su favor.
El partido será dirigido por el colegiado catalán Isráel Gómez Hernández, asistido en las bandas por sus compañeros de demarcación Jesús Gimeno Soláns y ÿdgar Nula Pérez. Además, también está prevista la presencia en el encuentro de un delegado federativo solicitado por el club granate.
La expedición de Pontevedra llegaba a tierras tinerfeñas a primera hora de la tarde del sábado. Tras almorzar y descansar ligeramente en el Hotel Aeropuerto Sur, de la localidad de San Isidro, Manu Fernández se llevó a sus hombres al campo del conjunto local, el Raqui San Isidro, donde realizó una suave sesión de trabajo.
Eso fue alrededor de las 20:00 horas (hora local), pero antes y de forma imprevista, la expedición pontevedresa se acercó al escenario donde se jugará el partido, el campo Francisco Suárez, que se encontraba prácticamente desierto. Su puerta de acceso estaba abierta y únicamente cuatro personas en uno de los fondos en los que está instalada una cantina (junto con PontevedraViva), fueron testigos de la rápida presencia de los granates.
La intención no era otra que conocer de primera mano el campo. Jugadores y técnicos dieron un breve paseo por el interior del terreno de juego, que confirmó los datos ya conocidos: hierba artificial, de las primeras generaciones, y en no demasiado buen estado. Ubicado en el punto más alto de la localidad de Granadilla de Abona, que celebra sus fiestas patronales, en caso de que sople el viento el lugar está absolutamente expuesto a dicha circunstancia.
Pero al menos el calor a la hora del partido parece descartado. Si bien el termómetro alcanzaba los 26 grados, con tiempo soleado al llegar a Tenerife, a la hora del entrenamiento el sol había dejado paso a densas nubes que han hecho descender la temperatura, y las previsiones hablan de unos 20 grados, tan sólo para el inicio del partido.
Antes de entrenar los granates fueron a conocer el campo Francisco Suárez
Precisamente en esas condiciones tuvo lugar un entrenamiento que fue apenas un desentumecer músculos, con un ligero calentamiento con balón, pequeños ronditos y disparos a puerta. Tampoco era cosa de más. Los 17 jugadores convocados están en perfectas condiciones, y sus caras y gestos desprenden optimismo y confianza en sus posibilidades. Eso sin, sin relajarse. Tanto que cuando alguno especulaba con el posible rival de la siguiente y definitiva ronda, inmediatamente saltaba algún compañero para hacerle bajar a la tierra y decirle que lo único que hay que pensar es en clasificarse el domingo.