Un equipo 'al borde de un ataque de nervios'
Por Diego Espiño
Por momentos el Pontevedra Club de Fútbol parece sumergido en una película de Pedro Almodóvar, con un cierto caos, ansiedad y un ritmo frenético que le sitúa 'al borde de un ataque de nervios', como la popular cinta que fue nominada al Óscar a finales de los años 80.
Después de cinco jornadas de liga el nuevo proyecto granate sigue sin arrancar, tras cuatro empates y una derrota, contagiando el nerviosismo a todos sus estamentos, desde la plantilla pasando por el cuerpo técnico, la afición y hasta el palco del Estadio Municipal de Pasarón.
Así se vivió este domingo el encuentro frente al Arenteiro, donde de nuevo un error de concentración defensiva en una jugada de estrategia (tercer gol encajado de manera similar esta campaña), hizo saltar por los aires el planteamiento de Ángel Rodríguez enviando a la lona y dejando aturdido al equipo pontevedrés. La situación empeoró con el 0-2 poco después. Dos tiros, dos goles en contra, y la sensación de estar al borde del precipicio.
La grada recriminó a los suyos en el descanso, e incluso entre la directiva se vivieron escenas llamativas con una conversación entre varios consejeros y la propia presidenta, Lupe Murillo, en la zona noble del estadio y a la vista de todos.
Sin embargo la reacción del equipo en la segunda mitad, en base sobre todo a un ejercicio de orgullo y fe, devolvió las aguas a su cauce dejando un hilo a la esperanza confiando que el proyecto pueda despegar definitivamente. Al menos le da un poco más de tiempo, porque la realidad es que pese a los malos resultados la igualdad de la categoría es máxima, y el Pontevedra aunque en puestos de descenso está sólo a 4 puntos del play-off y a 6 puntos del liderato. Quién lo diría con semejante inicio de curso. Imprescindible se hace, eso sí, corregir cuanto antes unos errores que están costando ya muchos puntos.
"Debemos mejorar en muchas cosas pero hay que ser positivo, no puede entrar para nada el pesimismo en el vestuario, porque el vestuario está fuerte, con ganas, está con rabia y lo único que hace falta es que de una vez por todas podamos sacar un partido adelante", señaló en rueda de prensa tras el encuentro Ángel Rodríguez.
El técnico defiende que "lo único que falta es que empecemos a sumar de tres, que ganemos un partido para que nos quitemos esa coraza que parece que tenemos". A partir de ese momento "empezará a crecer el optimismo en el vestuario, y con viento a favor todo se maneja mejor", asegura.
El tiempo dirá si estaba en lo correcto, pero lo cierto es que el margen con el que iniciaba el curso el Pontevedra se ha esfumado y ahora el equipo debe de ir creciendo con la exigencia de los resultados inmediatos si no quiere ver cómo le devoran los nervios de un entorno ya de por sí muy exigente.
El próximo examen será un Marino de Luanco que marcha décimo con 6 puntos tras encadenar dos triunfos en las últimas jornadas, y sólo un triunfo en Asturias alejará los fantasmas que rodean a los granates.
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