Alejandro Muñiz: "É o momento da historia no que máis conceptos temos para os casos das mans"
Por Manu Otero
El arbitraje pontevedrés está representado desde esta temporada en la máxima categoría del fútbol nacional por Alejandro Muñiz Ruiz. Este pontevedrés ha pasado en dos años de arbitrar en Segunda B a hacerlo en una de las ligas más potentes del mundo, pero esta meteórica progresión no nubla su mentalidad de seguir esforzándose al máximo cada día.
Firme defensor del VAR y de la calidad del arbitraje español, está encantado con sus primeros meses en Primera División y con el respeto con el que lo tratan tanto compañeros de profesión como jugadores.
Media temporada en Primera Divisón, ¿qué balance hace de su debut?
El tiempo pasa volando. Parece que ayer era agosto y aun no habíamos empezado y ya nos hemos puesto en Navidad. Cuando nos demos cuenta la temporada ya habrá acabado. No ha habido tanto cambio como se cabía esperar. Es verdad que hay más velocidad, los estadios son más grandes y hay más ambiente. Pero es el mismo deporte, no es nada demasiado diferente.
En dos años ha pasado de arbitrar en campos similares a los del Coruxo a hacerlo en estadios de nivel Champions League. El cambio es notorio.
Sí que es cierto que si comparas la Segunda B con la Primera, sí que hay un cambio brutal. Un árbitro tiene que pasar por todas las categorías y es lo que te asegura que al llegar arriba tenga ya ese período de adaptación. No es como un futbolista que a veces pasa de las categorías inferiores del club a debutar con el primer equipo.
¿Arbitrar en Primera División es lo que esperaba o le ha impresionado mucho?
Es lo que me esperaba más que nada porque estuve cinco años en Segunda B y haciendo de cuarto árbitro en Primera. Creo que en la mayoría de los estadios por los que he pasado como árbitro ya había estado como cuarto. El ambiente y eso ya lo conocía. Pero desde dentro del terreno de juego, la velocidad es el cambio principal pero ya lo vas esperando porque en Segunda División también hay equipos de calidad que juegan ese fútbol rápido.
¿Es el ruido y la cantidad de público que acude a los estadios de Primera lo que más le ha sorprendido?
Hay estadios que son muy cerrados, estilo inglés, y que encima tienen una muy buena entrada de público. Es cierto que no escuchas nada en concreto, pero en algunos momentos cuando saltas al campo y aplauden hay mucho ruido. A veces es complicado escuchar por el comunicador a los compañeros.
¿Cuál es el principal cambio que ha notado con respecto a categorías inferiores?
Conoces prácticamente a todos los jugadores por lo que los estudios de los equipos se hacen mucho más rápido. En Segunda también era así. El cambio desde Segunda B era mucho más grande porque al haber cuatro grupos, ahora ha cambiado y hay cinco, era muy complicado conocer a todos los jugadores.
¿Cómo es su arbitraje? ¿Es dialogante como Mateu Lahoz o autoritario como Figueroa Vázquez?
(Ríe). A mí me gusta buscar el término medio en todos los aspectos. Cada situación, cada jugada, cada jugador, cada acción se puede manejar desde los dos extremos, pero yo creo que la virtud está en el término medio.
En su trabajo es prácticamente imposible contentar a todo el mundo, ¿cómo gestiona las críticas?
Es algo con lo que nos acostumbramos a vivir. Es raro que nadie se acuerde de alguna jugada puntual. Si nadie se acuerda de quién arbitró el partido es lo mejor que pueden decir de la actuación. Aunque también es cierto que a veces incluso acertando se critican ciertas decisiones. Al final, lo que tratas es de aislarte.
Todavía no ha tenido la oportunidad de entrenar en estadios como el Santiago Bernabéu, Metropolitano o Camp Nou, pero en los que ya ha estado, cuál le ha impresionado más?
Por aforo a lo mejor, el Osasuna. Era una festividad del club y había muy buena entrada. Estaba recién remodelado y lucía muy bien el estadio. También el del Sporting de Gijón, que es bastante similar, igual porque es rojo. Son estadios bonitos de ver.
¿Qué tal se lleva con los jugadores?
Tengo una relación muy buena y muy correcta. Con todos los jugadores con los que he podido coincidir puedo hablar con ellos de determinadas jugadas porque todas están abiertas a diferentes interpretaciones, pero yo me he sentido muy arropado en ese sentido. Da gusto.
El VAR ha cambiado por completo la labor del árbitro, ¿cómo es el trabajo con esta herramienta?
Es algo súper positivo. En tiempo real tienes un feedback directo de lo que está ocurriendo en el terreno de juego. Ayuda muchísimo. Siempre vas a tener esa segunda oportunidad en jugadas complicadas, poder volver a verla para no cometer errores de bulto. Es nuestro ángel de la guarda.
Se creía que con el VAR se iba a acabar la polémica, pero se está viendo que es todo lo contrario. Se debate más que nunca.
El fútbol es un deporte de muchísima interpretación, hay jugadas que son muy grises. Ya no solo se critica el error, a veces se critican hasta los aciertos, que es lo que más cuesta entender.
Hay muchísima confusión, tanto entre los aficionados como entre los profesionales, por la interpretación de las manos. ¿Ustedes lo tienen claro?
Las directrices con las manos son muy claras. Hay una cantidad de manos que está muy claro que no son faltas y otras que sí. Esas no las discute nadie. Luego hay un pequeño porcentaje en las que hay que ver si el brazo está posición más o menos natural, si el balón viene desde más o menos lejos, el tiempo que tiene el jugador para reaccionar, la imposibilidad o posibilidad de evitar tocar el balón tanto por acción como por omisión... Hay un montón de criterios y está muy bien reglamentado. A día de hoy es el momento de la historia en los que más claro tenemos o más conceptos tipificados tenemos para el caso de las manos.
Se habla mucho del estilo de arbitraje inglés. ¿está de acuerdo con que el arbitraje español tiene también un estilo propio y bien definido?
El que era hasta ahora nuestro presidente, Velasco Carballo, siempre decía que el árbitro español era un árbitro de mucho carácter y que tenía que destacar por ello. Nos decía que no intentáramos arbitrar como un árbitro inglés, porque ahí siempre va a ser mejor un árbitro inglés. Quizá por las características del fútbol inglés, muy vertical y rápido, siempre tenía más contactos. El español era más de combinación y toque, entonces te especializas en lo que vives el día a día.
Por desgracia, una de las señas de identidad de los últimos años es que el tiempo efectivo de los partidos en España es de los más bajos de Europa, ¿cómo se puede corregir esto?
Hay multitud de estudios sobre eso. UEFA y FIFA están trabajando sobre eso que es a quién le compete dar con la solución. Yo he llegado a leer hasta parar el reloj como si fuera baloncesto. Eso cambiaría un poco el deporte. Es cuestión de mentalizarse todo el mundo, al final los equipos cuando van ganando los golpes les duelen un poquito más... Es la picaresca que hay en este deporte y siempre habrá.
El VAR también es una herramienta muy buena para esto. Muchas veces se critica el tiempo que emplean para las revisiones. Quieren que acierten y que acierten rápido. El VAR prima la precisión a la velocidad. Ellos cronometran el tiempo que tardan en las revisiones y te lo dicen, además también te asisten en el tiempo por los cambios y las atenciones médicas.
En los últimos dos años se ha convertido en la referencia del arbitraje gallego, ¿cómo está el nivel en Galicia?
El nivel de árbitros en Galicia siempre ha sido muy bueno. Siempre hemos tenido árbitros muy buenos. Nuestro presidente, Bernardino, fue el último internacional que tuvimos en Galicia. Históricamente siempre hemos tenido muchos árbitros, igual porque siempre ha habido mucho fútbol. Al ser una comunidad grande y con muchos árbitros es normal que haya ese buen nivel en Galicia. Hay muchísima cantera. Los dos árbitros que tenemos en 1ª RFEF son de Pontevedra y en Segunda viene gente pisando muy fuerte.
Citaba antes a Bernardino González, ¿cuáles son sus principales referentes en el arbitraje?
Yo cuando empecé a arbitrar, Bernardino aún estaba en activo. Me fijo en los árbitros top que tenemos a nivel internacional como son Gil Manzano, Mateu Lahoz, Del Cerro Grande y ahora que se ha unido Sánchez Martínez. Siempre buscas un espejo en el que mirarte y ellos son a los que mejor les va.
¿Cómo es la relación con el resto de colegas?
Ahora mismo con el tema de la covid-19 es más complicado. Nos reunimos en las últimas pruebas físicas, pero parece ser que ahora eso puede cambiar por los protocolos. Antiguamente cuando no teníamos ese problema sí que teníamos concentraciones mensuales y se hacía mucha piña y mucho equipo. Ahora es más complejo porque las formaciones se hacen online y es diferente. Esperemos que pronto se pueda recuperar.
Va a un ritmo de ascenso por año, ¿podemos apostar ya cuánto tardará en debutar en la Champions o en un mundial?
(Rie). No hay prisa ninguna. Hay que ir paso a paso. Pisar firme pero con tranquilidad y no precipitarse. Primero tengo que adaptarme a la nueva categoría y no mirar muy arriba y ya vendrán nuevos objetivos más adelante.
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