Alba Piñeiro
Problemas de la adolescencia
Recientemente hemos visto en las noticias cómo han salido a la luz diversos casos de acoso escolar. Cinco menores fueron detenidos por acosar a otros dos compañeros de instituto y por fortuna las familias de los afectados han tomado medidas en el asunto a tiempo.
En la educación obligatoria, entre preadolescentes y adolescentes existe un riesgo alto de acoso. Son edades en las que cobra especial importancia la relación con los iguales. Ello lleva a comportarse de determinadas formas para encajar en el grupo. El afán por encajar o por ser popular puede llevar a intentar dominar a otros, irrespetando su integridad psíquica, física o moral. No faltan ocasiones en las que todo un grupo irrespete a una persona en particular haciendo del amedrantamiento una manera de cohesionarse. Todo el que ayude al acosado es sancionado también con acoso. Por lo tanto, entre iguales nadie se mete y para los adultos "son cosas de niños", perpetuando el desamparo de la víctima.
Ninguna característica física o defecto puntual de las víctimas justifica algún tipo de agresión. Nadie se merece ser acosado. Entonces ¿qué lleva a los acosadores a comportarse como tales? Fundamentalmente, la mala educación. No la que proporciona el sistema educativo, sino la que reciben en casa. El colegio o instituto está para instruir, la familia para educar. Si los valores que se reciben en la familia son negativos e incluyen formas poco sanas de controlar las situaciones (gritos, insultos, manipulación, sanciones desproporcionadas, etc.) los niños y adolescentes almacenarán todo eso y crecerán con la idea de que violentamente se pueden obtener cosas de los demás o que la violencia es algo divertido y sin más consecuencias que una forma mal entendida de respeto por parte del blanco de sus vejaciones. Poco podrá hacer el mandarlos rellenar fichas de concienciación en la clase de ética. El que es acosador, si siempre se lo consienten sus adultos, no dejará de serlo, porque sabe que le funciona.
Otro rasgo común de los acosadores es la intolerancia. No son chicos fuertes, sino chicos con una fortaleza mal enfocada, que sienten la libertad de los demás como una amenaza. Con independencia de la edad, las personas que realmente son valiosas y exitosas no necesitan lanzar maltratos físicos o verbales para sentirse triunfadoras.
Afortunadamente, en la época actual a los profesores de instituto se les dan una serie de indicaciones para combatir el acoso tanto el que se da en vivo, como el que se realiza a través de internet. Los padres están alerta por si ven algún síntoma de acoso en sus hijos. Las víctimas ya no son culpabilizadas. Personas influyentes en los adolescentes (ídolos del deporte, presentadores de moda) aparecen en campañas contra el bullying. Y eso ya es un avance: la sociedad lanza un mensaje unificado contra los intolerantes. Si consentimos que los menores traten a sus iguales de una manera desafortunada, no esperemos no tener una sociedad de opresores el día de mañana.