Carmen Novo Colldefors
Cosas de la vida: Vivir sin mentir
¿Lo mejor es decir siempre la verdad? Creo que, en un principio, la mayoría contestaremos con una respuesta afirmativa a esta pregunta. Sin embargo y a pesar de que, como norma general, es lo correcto, hay situaciones en la vida que me hacen cuestionar esa respuesta. Podemos analizar algunos ejemplos:
- Una persona aquejada de una enfermedad grave y sin cura: lo lógico -me parece- es respetar sus deseos, si los conocemos; pero si no sabemos qué querría, ¿habría que decirle que se va a morir? Si la veo esperanzada y con ganas de vivir, yo le mentiría. Suena mal ese verbo, pero ¡para qué andarse por las ramas!, si de eso se trata. Tal vez reaccionase bien, dentro de unos límites, pero y ¿si reacciona mal, se deprime y se angustia? Al no saber realmente cómo se lo tomaría, no sería capaz de arriesgarme a añadirle un sufrimiento más. Quizás otros tengan razones para sostener lo contrario y me gustaría conocerlas.
- Un caso más habitual: Una amiga o un amigo se compra algo con lo que se encuentra muy satisfecho, pero a ti no te gusta nada. Si te pregunta tu opinión, ¿qué le dirías? Personalmente, tampoco sería sincera. Cosa distinta para mí, claro- es que me pregunte antes de comprarlo. Entonces sí le haría saber qué pienso.
- También hay las llamadas mentiras piadosas. ¿Tienen realmente justificación?
- Os planteo si callar es mentir. No lo creo. A veces incluso me parece que expresar todas las percepciones que se tienen es una falta de educación. Cuando alguien no pregunta, es preferible permanecer en silencio que emitir una valoración negativa. No se me ocurriría ir a decirle a alguien lo gordo o feo que está; pero, por ejemplo, tienes amistad con una pareja y te enteras de que uno de los dos es infiel, ¿se trata de una mentira, si no se lo cuentas al otro?, ¿qué harías?
- Hay mentiras muy extendidas que mantenemos en el tiempo: Papá Noel o los Reyes Magos. Se pretende supongo- crear una ilusión; pero ¿por qué con una invención?
- Existe un refrán que, más o menos, viene a decir que con las verdades se pierden las amistades. Desde luego, no siempre ni con todas las personas. Y hablando de esto, me viene a la memoria un día en que con toda mi buena intención y con cariño- se me ocurrió corregirle a una conocida unas faltas de ortografía. Podía haberme callado, pero me parecía una faena para ella, ya que su escrito lo leería bastante gente. Pues le sentó mal, me echó en cara que yo tenía más estudios y divulgó, en cierta medida, que siempre había alguien encargado de fastidiarla y de hacerle sentir inferior. Os aseguro que no había nada más lejos de mi intención.
Bueno, pues aquí os dejo un montón de preguntas planteadas, que se pueden resumir en una sola: ¿Se puede vivir sin mentir?
3.12.2012