Rafael FJ Rios
Amenazas bolañas
El antiguo y parece que desaparecido partido socialista hizo cálculos: me juego un 60% de los diputados en tres comunidades. En Cataluña es en donde lo tengo más fácil porque el PSC juega en primera división nacionalista desde hace años, les disputamos el programa a los que allí mandan. Entre todos tenemos acogotada la Ley. A los que reclaman libertad y Constitución, respeto a las leyes y libertad de lengua no les queda resquicio alguno. Los amenazan en los colegios, en la calle... En el Camp Nou tenemos montado un circo de tres pistas que da muchos réditos. ¿Y en el País Vasco? Si tenemos a los del régimen nacionalista del PNV a un lado y al euskonazionalismo al otro, ¿a quién vamos a elegir? Vamos a elegir a los pistoleros y a sus herederos. A Bildu. El trabajo contra la libertad y la Constitución lleva muchos años triunfando. Aquí los que quieren protestar ya lo tienen que hacer casi clandestinamente. No es una sociedad democrática, a lo bruto es una democracia autoritaria en la que los ciudadanos que no están de acuerdo se van. No les queda otra. ¿Se han largado 250.000 vascos a otras comunidades? Mejor. Los que se marcharon no iban a votar a nuestro Pachi, delineante. Así valen más nuestros votos. Continuemos: Navarra que siga los pasos vascos. Y todo urgente que hemos perdido Andalucía. En Valencia construimos un país valenciá echando virutas: imponemos lengua, separamos a los ciudadanos, gasto a tutiplén, subvenciones a los nuestros… Y para todos los demás: subsidios, gasto y propaganda por tierra, mar y aire. La televisión es nuestra.
Perdido el oremus, si se deja atrás el campo constitucional y se abandona la socialdemocracia de nivel europeo -la que se integraba como gestora de la sociedad democrática que es nuestra nación- ¿en qué nos convertimos? En el poder, una asociación política cuyo único objetivo es ocupar el poder al precio que sea menester. No somos otra cosa que poder. Como muchos que se dedican a la política algunos no hemos trabajado nunca, no tenemos experiencia reciente de ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente, y ni de coña queremos ponernos a trabajar en una empresa. Si perdemos el escaño tenemos que conseguir otro tinglado en otro sitio: cabildos, fundaciones, diputaciones… o mejor aún, en la cantidad de empresas públicas de chichinabo que hemos ido creando para apacentar sueldos públicos. ¡Qué sueldos Pancracio! Además, parece que en las urnas no vamos a volver a ser mayoritarios, necesitamos ir con otros porque no nos votan lo suficiente para gobernar solos, no nos llegan los votantes porque los hemos ido perdiendo. Los resultados de todos los gobiernos socialistas en algún aspecto son un desastre. ¿Qué vamos a hacer entonces? ¿Cómo seguir manteniendo el poder? ¿La respuesta? Vamos a hacer lo que haga falta, lo que sea para mantener el poder.
Lo primero, medidas ideológicas: extrema derecha. Estos de la derecha, centristas, conservadores, liberales y demás, son unos pardillos y piensan que no va con ellos. Nosotros apuntamos a uno, pero realmente cuando nos interese y llegue la hora en la diana va incluido todo el paquete. Es más, cualquiera que se enfrente con nosotros es extrema derecha: con los aliados políticos que tenemos inauguramos una democracia de amenazas. Segunda medida. De reconciliación y zarandajas varias ni una: se les va a arrojar a Franco encima de la mesa una y otra vez. Necesitamos que el personal se acogote, que crea que el franquismo está a la vuelta de la esquina, denostar al adversario con epítetos de este calibre. Tema crucial: la memoria cocha esta que hemos inventado ha de ser el gran ariete. Vamos a montar -con dinero público claro está- chiringuitos de todo tipo, contrataremos historiadores pagados con la pasta de las instituciones que serán la voz de su amo, montaremos conferencias, debates. Aunque no vaya nadie da igual, lo importante es que los periodistas afines publiquen artículos y le den coba. Esta memoria cocha y el franquismo son las dos patas que nos van a servir para amarrar al personal. La memoria va a tapar los hechos desde la república, esa democracia que dinamitamos y de la que fuimos responsables máximos. Además, va a comenzar exactamente después de que se haya limpiado la sangre del asesinato del principal diputado de la oposición en las Cortes, el señor Calvo Sotelo. Así también desaparecerá este crimen. Solo el franquismo bajo el colmillo nos puede servir.
Cuando los ciudadanos medio despistados echen una ojeada a la situación económica que dejamos, al patatal político que montamos con las leyes perroflautas y demás, será el franquismo o la memoria cocha las únicas patas ideológicas que pueden frenar que nos den una patada en sálvese sea la parte. Antes de ser acusados de franquistas o de extrema derecha el personal se pone a silbar como si no fuera con él.
La tercera medida es ocupar todo: ningún organismo o entidad de las que en Europa o en una sociedad democrática avanzada se denominan contrapesos se va a mantener independiente. Se ocupan todos, por supuesto la orquesta y coros de la rtve, pero en todos los que se pueda sacar de allí al personal profesional e independiente … fuera. Ocupado. Y comenzamos a enviar información partidista: en cualquier ocasión que se precie tendrá altavoces por doquier para que se publiquen sus mandangas. Con el Banco de España nos vigilan desde Francfort, pero caerá.
Porque todo lo sobrevuela el asunto clave: mantener el poder. Y si mantenemos el actual status quo judicial no cumplimos con el separatismo. Y si no cumplimos con el separatismo no hay gobierno, y si no hay gobierno hay elecciones. Y no vamos ganando. En consecuencia, no queda otra que ir a por el poder judicial. Los conservadores nunca han tenido tiempo de dotar a la Justicia de la escrupulosa independencia judicial, exhaustiva e inapelable. ¿Qué hacen políticos vestidos con toga en los altos tribunales de la nación? Dejarnos a los ciudadanos a los pies de los caballos políticos: el asunto de las ocupaciones de vivienda es la medida de la acción judicial que se avecina. Pues ya que la derecha no ha hecho su trabajo ahora la izquierda va a hacer el suyo. ¿Qué trabajo? Por supuesto que pasar a controlarla. La Justicia para la izquierda está para que Montesquieau vaya a ver si chove na Ferrería, pero no para molestar a unos partidos que portan a la vista el plumero totalitario y que han comenzado a emitir desde Managüa.
Tenemos quien lo haga. Podemos compararlo con los clásicos: un tipo competente en geometría, lector atento de los filósofos, entendido en el arte de la música, documentado en medicina, ilustrado en jurisprudencia y perito en astrología y en los movimientos del cosmos. Tenemos a un tipo brillante de arquitecto jurídico que tiene aprendida la lección y va a pasar por encima de todo. ¿Han visto cómo amenazó a los jueces del Tribunal Constitucional? Como si fueran aprendices de las leyes habilitantes de Chávez: el poder político por encima de cualquier ley, por encima de la soberanía nacional. No dejo de agradecer el título, hallazgo glorioso del periodista Iñaki Ellakuría.
Mientras la nación baja peldaños económicos cada día ahora toca también bajar los peldaños institucionales porque -una vez más en la historia- el Partido Socialista parece que abandona la nación democrática con su falta de respeto constitucional, tildando a los jueces de franquistas y a la oposición de golpistas. Y ver a un presidente de una nación
-perteneciente a la Unión Europea, siglo XXI- embistiendo a la democracia liberal como un totalitario cualquiera, da mucho que pensar. Cosas veredes. Estas y las que están por llegar. ¿Por qué lo hacen, por qué el partido socialista parece que abandona la Constitución, por qué ataca las leyes que rigen una sociedad democrática avanzada? ¿No querrá implantar un régimen no democrático? ¿Querrá montar con toda la gavilla de totalitarios que lo apoya una sociedad sudamericana? Parece peligrar la convivencia con estos ataques, se quiere entorpecer la aplicación de la Ley que nos obliga a todos, Ley que opera antes de que los diputados se sienten en sus escaños.
Como declaró un expresidente ante un periodista con los micrófonos supuestamente cerrados, necesitan calentar el ambiente, que haya tensión porque deben pensar y con razón que, si los resultados económicos son malos, o no son buenos, si las leyes son un fiasco, y lo son, si la gente está cabreada y lo está mucho… ¿qué va a votar el ciudadano? El presidente de una sociedad europea del siglo XXI va a por la Ley -lo que realmente nos constituye- para que la Ley no le estorbe. La jarana le sirve a la izquierda para definir, separar, tener a los ciudadanos buenos, solidarios, antifranquistas, feministas, progresistas, antimachistas… bien empaquetados a un lado. A su disposición. Y al otro los señalados como franquismo, extrema derecha o lo que haga falta. No ven otra manera de seguir manteniendo el poder.