Rafael FJ Rios
Invisibilidad del monolito
Las imágenes de Kubrick en 2001. Odisea del espacio son de las que mayor capacidad de sorpresa y asombro causan cuando se ven por vez primera: se pegan a los ojos del espectador como lapas mientras la orquesta va golpeando el cerebro, amartillando la escena con Así habló Zaratustra de Strauss. No queda fuera un ápice de atención secundaria y, la concentración intensa que exige no es impedimento para que de nuevo aumente el nivel de desconcierto cuando se nos presenta el monolito clavado en la arena. No se sabe bien dónde encajar todo eso, no tenemos un compartimento estanco dedicado a este tipo de visiones.
Han medido el perímetro y la gente del CSIC no sale de su asombro: han desplazado a algunos de los mejores científicos en Nuevos Materiales, en Análisis de Materiales Compuestos y en Biomateriales e incluso han ido especialistas en nanomateriales con el fin de categorizarlo. No han sido capaces hasta ahora de dar contestación alguna sobre sus propiedades y lo único que ha traslucido de sus intervenciones es una absoluta y completa opacidad. No hay respuesta. ¿Cómo es posible que una especie de pedra cabaleira de tal tamaño y con ese diámetro se encuentre emergida en medio de todos? Ocupa la centralidad del espacio, se levanta casi hasta el techo y para rodearla hay que ir por los pasillos traseros porque no ha dejado resquicio alguno de paso. La otra mole -mucho más pequeña- está escorada hacia la salida y puede sortearse, pero el espacio central está inutilizable por la inmensa masa que allí está colocada. El CSIC en ningún caso facilita información, como tampoco noticia alguna se ofrece por los medios de comunicación salvo los comunicados de rigor en relación con su masa y volumen, mientras toda la actividad va ganando rutina con los desplazamientos por el exterior, con lo que, en esencia, no se interrumpen los trabajos y la vida puede continuar, es más, se viene desarrollando en completa normalidad desde illo tempore.
Entonces… ¿es invisible? Es la única característica que los científicos han alcanzado a nombrar. Puede que sea un ejemplo práctico alternativo al que recientemente un científico chino puso en conocimiento de todo el mundo, pues ha sido capaz de construir un material transparente que, puesto delante de una materia cualquiera hace que ésta desaparezca de la visión. Tamaño acontecimiento ha causado una profunda inquietud en los medios científicos occidentales, pues tal asunto en manos del PCCh/Partido Comunista Chino puede dar lugar a extraordinarias consecuencias, ninguna positiva. La cuestión es que no se ve: hay una primera detección científica y seguidamente desaparece de nuestra mirada. Asunto peliagudo. Posteriormente se ha sabido que el mastodonte no es que desaparezca en stricto sensu, sino que tiene la característica o la querencia de pasar desapercibido y eso es distinto a ser invisible: está ahí pero no se ve. Detectable, pero de naturaleza indiferente, no se le concede valor o estimación alguna, como si no estuviera. Nadie habla del mastodonte, no es objeto de estudio ni de análisis y no forma parte de la inquietud general, se sabe que hay algún departamento que lo cuantifica, pero no hay desarrollo sobre los resultados obtenidos ni sobre las consecuencias. Peor aún, nadie describe su génesis, cómo crece y de qué manera, crecimiento y volumetría con descripción de todas sus causas y con todas las variadas concreciones. Por el contrario, pasa la información como pasan las nubes. No ejerce otra influencia a su alrededor más que impasibilidad o desinterés, lo que nos lleva a pensar en una conjura nacional, la conjura del mastodonte invisible. Lo que no podemos más que categorizar como una escena de diván de psiquiatra, como si estuviera relacionada con el autismo o alguna oscura enfermedad mental.
En cualquier caso, tenemos un mastodonte en medio de todos y a nadie afecta y nadie le hace caso. Bien. En la única convocatoria a los medios que han realizado la gente del CSIC informó -con absoluto pasmo- que sobre la superficie del mastodonte hay textos escritos. En latín. Enseguida se pusieron al habla con la Colonia Gaditana de latinistas que se hacen denominar Et in Arcadia Gades y que finalmente son los que determinaron llamar a dos colegas -que recientemente han analizado las obras de Paulo Orosio y publicado una reseña sobre la última: Historia contra los paganos- que son las que han realizado una trascripción literal que a su vez hacemos público para conocimiento de toda la ciudadanía:
. la renta per cápita en términos reales es prácticamente la misma que hace quince años, con lo que las condiciones de vida en términos generales no han mejorado: el crecimiento del PIB real ha sido similar al crecimiento de la población,
. esto se llama estancamiento económico,
. el estancamiento a lo largo de varios ejercicios de la renta per cápita implica el estancamiento de los salarios en términos reales: estancamiento social, puesto que son los salarios reales la clave de bóveda del crecimiento de los ciudadanos,
. con el estancamiento duradero no es posible aumentar los salarios reales a no ser que se reduzcan las cotizaciones sociales: si aumentan, el futuro de los salarios y del empleo será aún peor,
. el estancamiento supone pérdida de crecimiento de rentas y pérdida de empleo,
. el estancamiento se retroalimenta, tiende a perpetuarse porque alienta comportamientos y actitudes proclives a preservar el empleo sobreprotegiéndolo mediante elevados costes de despido. Medidas que dañan la productividad y el empleo.
. dañan la productividad porque entorpecen la reasignación de recursos hacia otros usos, aumentan los costes de contratación y de inmediato generan desempleo.
. las sociedades estancadas también pueden definirse como aquellas cuyos salarios reales no mejoran y en los que hay un porcentaje elevado de empleos de corta duración o de pocas horas de trabajo.
. los idearios que conciben la economía como juego de suma cero -en el que los trabajadores solamente pueden medrar a costa del capital- recelan de la empresa privada y lo que realmente desean es un Estado proveedor de todos los derechos y necesidades sociales imaginables. Un Estado de mediopensionistas sentados sobre un abismo. Consideran que los salarios se pueden subir por decreto sin que esto ocasione pérdidas de empleo, pérdidas que sufrirán los más vulnerables, los menos formados, los que deben apelar diariamente a los mercados populares, los que desempeñan los trabajos que menos valor aportan... es decir una gran proporción del empleo y autónomos de nuestra sociedad. Combaten el desempleo con empleo público, subiendo el subsidio de paro y dificultando los despidos. Y por último estos idearios consideran que las condiciones de vida se pueden mejorar permanentemente subvencionando esto, lo otro, lo de más allá, e interviniendo éste precio, aquél, y el de más allá. Sociedades estancadas de inspiración marxista que rehúyen el riesgo, se hacen adictas al subsidio, adictas a las ayudas de uno u otro cariz y apartan la cultura del esfuerzo y de la responsabilidad personal acentuando la dependencia de lo público, del Estado, mientras engordan el perímetro del mastodonte, consecuencia final de su ceguera.
. el Estado elefantiásico de este ideario cree, contra toda evidencia, que se puede financiar subiendo impuestos a los ricos y a las rentas altas, así como a los beneficios de las empresas. En realidad, quienes quedamos a su merced somos toda la población, y en especial los que se juegan su dinero creando empleos pues le siegan la hierba bajo los piés. Nuestro ahorro, en lugar de acabar en la inversión -el concepto económico creador de riqueza-, se va por el desagüadero del gasto. Así viene siendo exacerbado cumplidamente desde hace unos 10 años y más específicamente en los últimos 5:
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No habrá crecimiento sostenido de la renta per cápita mientras no haya un crecimiento sostenido de la productividad y un incremento de la intensidad de la utilización del factor trabajo, del número de horas trabajadas en proporción a la población.
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No habrá un crecimiento sostenido de la productividad mientras no se consiga aumentar la energía empresarial y alentar la adopción de riesgos que caracterizan los proyectos más productivos y esto no será posible sin reducir significativamente la pesada fiscalidad del capital que tenemos en nuestro país.
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No habrá un incremento sustancial de las horas trabajadas en proporción a la población mientras los costes efectivos del despido, las cotizaciones sociales, el salario mínimo interprofesional (aplicado, además, sin distinción de edad) y la estructura del subsidio de paro sigan siendo lo que son.
. Esta situación desemboca habitualmente y a medio plazo en una crisis de deuda pública de mayor o menor intensidad con sus correspondientes ajustes de déficit, estabilización de cuentas públicas y de la Deuda, recortes globales de Presupuesto y pérdida de una década para toda la sociedad española. Y además, lo que a plazo inmediato queda son cada vez peores condiciones de vida en cada ejercicio transcurrido, y si se compara con las sociedades UE se pone de manifiesto de forma nítida.
. Las sociedades dominadas por el Estado son sociedades que no mejoran el nivel de vida de sus ciudadanos. Ante esta evidencia llegan a aflorar en sus idearios todo tipo de fraseologías con las que ocupar la intelligentzia: la última es aquella que puede denominarse el delirio del decrecimiento, que poco a poco avanza entre los que mayoritariamente pertenecen a las soleadas y tranquilas soldadas del Estado -niveles 1, 2 y 3 de la Escala de dureza de Mohs: talco, yeso y calcita- aquellas que se caracterizan por la inexistencia o mesurada lucha -lucha por la vida-, ya que, como lengüas de Pentecostés, tales soldadas caen mayoritariamente desde las alturas y esto deviene en un asunto que nubla mucho la vista y el entendimiento.
En estos últimos días se ha descubierto otra característica en el mastodonte. El ujier encargado del cierre del hemiciclo ha observado con estupefacción que, una vez apagadas las luces y a punto de cerrar, observó que en el interior de la montaña se trasparentaba en letras rojas volcánicas lo que parecía un acrónimo: D.E.U.D.A. Debajo y en menor tamaño se descifraba: Demando Encarecidamente Un Dedo Acusador. Y ya más abajo otra frase: Soy Vuestra. ¡Un ser inteligente! El ujier quedó anonadado, pero aún la lectura continuaba. Observó que había otro título anotado sobre la superficie, en la dirección en la que se encontraba la pequeña montaña: He ahí mi hijo, INTERESES DE LA DEUDA. Es Vuestro. El ujier salió corriendo y desde el móvil llamó a su jefe.