"Es preciso que el maltrato a las personas mayores se aborde con los criterios de rigurosidad exigibles a cualquier patología"
Por Marisa Ciordia
"Alzar la voz es el primer paso para lograr que este problema se haga más visible, concienciando con ello a la sociedad y destinándose más recursos para evitar la violencia que se ejerce sobre los ancianos" quien dice esta frase es el gerontólogo Miguel Anxo Álvarez que ha dedicado tiempo de estudio a los malos tratos hacia los mayores y actualmente imparte conferencias dentro y fuera de Galicia sobre la cuestión.
Las violencias que se ejercen contra esta población son las más silenciosas y silenciadas seguramente; y responde al hecho de que sus víctimas no son conscientes de que así está sucediendo, no son capaces de identificarlas y si se dan ambas circunstancias el temor a las consecuencias les lleva a callar.
¿Cuál es el motivo que te lleva a estudiar y dar a conocer la situación de los malos tratos hacia las personas mayores?
Los malos tratos a los mayores es una realidad incontestable. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud, uno de cada seis mayores sufre algún tipo de mal trato y según las previsiones aumentará debido al envejecimiento de la población en todo el mundo. Vivimos en una sociedad con actitudes y pensamientos negativos hacia las personas mayores, el edadismo; es decir, estereotipos, prejuicios o discriminación en relación a la edad.
Identificar, prevenir y contribuir a eliminar la violencia, especialmene hacia las personas mayores, es uno de mis compromisos más importantes como gerontólogo.
Identifiquemos entonces los malos tratos hacia una persona mayor.
Según la OMS, es "un acto único o repetido que causa daño o sufrimiento a una persona de edad, o la falta de medidas apropiadas para evitarlo y que se produce en una relación basada en la confianza". Así, sería cualquier acción u omisión, normalmente constitutiva de delito o falta, que tiene como víctima a la persona mayor en base a una relación de proximidad o confianza, ya sea familiar o entre un profesional y el usuario de una institución. Nuestro Código Penal castiga estos supuestos con penas de prisión de seis meses a tres años.
Actualmente se podría añadir que subestimar las capacidades de las personas mayores también es maltrato, o exigirles competencias tecnológicas sin conocimiento de las mismas. Así, nos podemos encontrar malos tratos físicos, psicológico, económico, por negligencia, por medicación, por abandono, por esas exigencias tecnológicas y también malos tratos sexuales.
¿También se constata maltrato sexual?
Como punto de partida no debería existir la violencia sexual hacia otra persona porque yo entiendo una relación sexual en compartir amor y placer. Como especialista en Psicopatología considero que en pareja vale todo lo que la pareja consienta; así que desde ese concepto de sexualidad, no me entra en la cabeza este tipo de violencias, tanto a nivel institucional como familiar. En este último ámbito se produce algo menos.
¿Tienes identificados los perfiles de víctimas y de maltratadores?
No resulta fácil detectar un fenómeno que en muchas ocasiones permanece oculto y es escondido por el agresor y la persona agredida. Para el primero estos comportamientos pueden no ser tenidos como maltrato y para la persona mayor maltratada poner en conocimiento de otras personas o denunciar la situación puede suponer un trauma y por lo tanto se intenta evitar.
Según los datos extraídos del Ministerio de Derechos Sociales el 60% de las víctimas son mujeres, un 60% tienen más de 74 años, un 70% tienen problemas físicos o enfermedades crónicas, un 20% presenta alguna discapacidad, un 30% necesita ayudas básicas como asearse, alimentarse o desplazarse y un 20% reciben ayudas de servicios sociales.
Las estadísticas de los agresores señalan que son hombres en un 52%, el 60% tiene más de 64 años, el 80% son pareja o hijos de la víctima, 80% son personas casadas y un 60% tienen cuadros de estrés o ansioso depresivos, abusa de alcohol o drogas y no tienen habilidades de afrontamiento. Además suele depender de la víctima, convivir con ella, llevar años cuidándola, tiene aislamiento social y desconoce los recursos para dependientes.
Según la OMS un 16% de los mayores sufre violencias, ¿en España las cifras oficiales se corresponden a ese porcentaje?
Sí, son así, pero a mi juicio la realidad es que rozan el 50% porque las víctimas no piensan que sean maltratados, temen represalias, confían que sea temporal, no quieren denunciar a la persona maltratadora o desconocen dónde denunciarlo si es que sus condiciones físicas y psíquicas les permiten denunciarlos ante los servicios sociales.
No puede quedar resto de duda en que el maltrato a los ancianos es una realidad que parece afectar a un número importante de ellos, aunque los conocimientos existentes son en conjunto limitados. Los registros de los casos existentes en los servicios sociales son de una gran limitación en las primeras fases de desarrollo de estos temas. Es preciso que el tema de los malos tratos a los ancianos se aborde con los criterios de rigurosidad y precisión exigibles ante cualquier patología, en este caso con complejos componentes biopsicosociales.
Las consecuencias y secuelas de estas violencias en personas tan vulnerables serán nefastas.
En todas las partes el maltrato a las personas mayores se produce sin que la sociedad lo perciba y lo que es peor, este problema, grave donde los haya, se oculta en la gran mayoría de los países y se considera como un asunto esencialmente privado. Las consecuencias últimas son que estas personas viven de forma miserable y mueren antes.
Como profesional de la Gerontología no se me escapa que cuidar de una persona mayor las 24 horas del día y que además, suele sufrir un gran menoscabo de su independencia en forma de discapacidades psicofísicas, es una tarea de titanes que exige un esfuerzo que suele descompensar al cuidador principal o profesional y a la familia. Sin embargo, el esfuerzo y la descompensación que pueden sufrir por el cuidado a los mayores, tanto familiares como profesionales, no puede ni debe ser nunca una justificación para ejercer el maltrato.
¿Qué se puede hacer para reducir esta violencia a mayores?
A la persona mayor e incluso a los que vayan a serlo, los animaría a que mejoraran sus estilos de vida para evitar o reducir la posibilidad de ser dependientes. Si no somos dependientes necesitaremos menos ayuda, si necesitamos menos ayuda no necesitamos que nadie nos cuide. Como gerontólogo siempre recomiendo: prevención, actividad física, psicológica y social, y adaptación.
Y si alguien que lea esta entrevista, concienciado, desea colaborar en esta campaña de difusión, se puede poner en contacto conmigo para poder continuar en esta noble tarea porque después del esfuerzo que nuestros mayores han realizado durante toda una vida, se merecen una vejez digna. En nuestra mano está lograr una sociedad que vuelva a valorarlos.