La fiscal rebaja la petición de condenas para Canceliñas y su compinche Barbosa
Por Oskar Viéitez & Mónica Patxot
El juicio contra Canceliñas y su compinche Barbosa, ha quedado visto para sentencia tras la rebaja por parte de la fiscal de su petición de penas.
La Fiscalía ha apreciado un "concurso ideal impropio" entre los delitos de robo con intimidación y detención ilegal con el secuestro de un médico portugués por lo que rebaja la pena solicitada hasta los 24 años y dos meses para Saturnino Marcos Cerezo Cancelas, Canceliñas y 21 años y 11 meses para Álvaro Miguel dos Santos Barbosa por los delitos de robo con violencia en casa habitada en grado de tentativa, un delito de lesiones con arma, dos delitos de robo de uso de vehículo, un delito de tenencia ilícita de armas, uno de detención ilegal, tres de robo con intimidación y un delito de quebrantamiento de condena cometidos entre el 28 de octubre y el 28 de noviembre de 2013.
Inicialmente la fiscal pedía penas que sumaban 28 años de cárcel para Canceliñas y otros 25 para Barbosa.
La fiscal entiende que existen las agravantes de reincidencia en el caso de Canceliñas y de disfraz para ambos acusados, por el casco y el pasamontañas con el que ocultaron sus rostros durante el atraco a la gasolinera. Y descartó la atenuante de "miedo insuperable" que alegaba Barbosa, que durante el juicio insistía en que ayudó a Canceliñas "porque le tenía miedo".
La fiscalía también redujo la cantidad que solicita en indemnizaciones que inicialmente sumaba 15.360 euros y a la que habrá que deducir el dinero destinado al médico secuestrado al que renunció expresamente durante el juicio.
Guillermo Presa, el abogado que defiende a Canceliñas, ha alegado su "drogadicción" y "trastorno esquizoide", según diagnosticó una psicóloga hace 30 años, como atenuantes de la responsabilidad criminal en el caso del secuestro del médico portugués, único delito que reconocen.
Canceliñas y su cómplice admitieron durante el juicio que secuestraron al galeno luso jubilado Antonio Veloso cuando se encontraba en el aparcamiento de un hipermercado en la localidad portuguesa de Arcos de Valdevez. Los secuestradores le robaron 120 euros del monedero y las tarjetas de crédito del médico con las que retiraron diferentes importes hasta en 13 ocasiones sumando más de 2.000 euros, además se llevaron el vehículo marca Mercedes de la víctima a la que liberaron 20 horas después en una zona forestal de Galleiro, en Ponteareas.
Por el contrario, respecto a lo ocurrido en la vivienda de una pareja de Torneiros, O Porriño, los abogados de los dos acusados insistieron en que sus clientes, actuaron en defensa propia cuando fueron atacados por la supuesta víctima con un arma e indicaron que los disparos que hirieron a la pareja del dueño de la casa se produjeron de manera fortuita durante el forcejeo.
Los letrados que ejercen las defensas de los acusados insistieron en la relación existente entre el propietario del inmueble y Canceliñas, quien aseguró que su supuesta víctima era un traficante para el que trabajó y al que, tras salir de prisión, le comunicó que iba a dejar de hacerlo.
Sin embargo, la fiscal considera que existe "credibilidad subjetiva" en los testimonios prestados por el propietario de la casa, su novia y su hijo, por lo que el ministerio público mantiene que los acusados irrumpieron de madrugada en la vivienda "con ánimo de lucro". Saturnino Marcos portaba una escopeta de perdigones con la que efectuó dos disparos, uno de los cuales alcanzó a la mujer en la nalga. Álvaro esgrimía un cuchillo con el que hirió al hombre. La fiscal sostiene que ambos delincuentes huyeron de la casa tras sustraer 155 euros y el turismo BMW del hermano del asaltado, que después fue recuperado con daños.
Finalmente los abogados de Canceliñas y Barbosa subrayan que no existe ninguna prueba que demuestre que sus defendidos atracaron la gasolinera tudense de Guillarei, en una moto robada. La fiscal reconoce que no existen pruebas pero si "ocho pruebas indiciarias" como la ropa utilizada, la complexión física, la moto, la grabación de las cámaras de seguridad o los testimonios de los trabajadores de la estación de servicio, que apuntan a la autoría de los acusados en este asalto.
El juicio quedó visto para sentencia.