Uno de los 'Morones', en el banquillo por supuesta estafa, sostiene su inocencia y justifica su violencia
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
Juan Paulo Giménez Jiménez, uno de los hijos de Olegario Giménez, patriarca de los gitanos de Galicia e integrante del conocido como clan de los 'Morones', se ha sentado este miércoles en el banquillo de los acusados del Juzgado de lo Penal número 2 de Pontevedra para rendir cuentas por un delito de estafa por presuntamente quedarse con 5.000 euros de un conocido con el que había pactado la venta de una furgoneta.
Él sostiene su inocencia. Tan sólo quiso responder a las preguntas de su abogado defensor y en ellas no hizo ni siquiera referencia a esa operación de compra venta de una furgoneta por la que el fiscal le pide un año de prisión. En lugar de eso, circunscribe todo el procedimiento a las malas relaciones que tiene con el denunciante y con los testigos que testificaron en la sala.
Su declaración, de apenas unos minutos, sirvió para explicar que conoció al denunciante porque se lo presentaron para hacer negocios con él como carnicero. Le compró una primera partida de carne para un restaurante de su propiedad, pero la relación comercial se frustró porque una clienta pidió picaña y, al comerla, se rompió un diente.
Según su versión, tras ese incidente, quiso devolverle toda la carne y se produjo un enfrentamiento verbal e incluso físico. De hecho, en su declaración justificó el uso de la violencia para resolver problemas, pues indicó: "Hice lo que tenía que hacer como hombre, le pegué un sopapo delante de todo el mundo".
"Hice lo que tenía que hacer como hombre, le pegué un sopapo delante de todo el mundo"
El denunciante se ratificó en su relato, del que también se hace eco el fiscal del caso, Alejandro Tuero, que, al término de la vista, elevó a definitivas sus conclusiones provisionales en las que le considera autor de un delito de estafa o, alternativamente, de apropiación indebida. En ambos casos, pide un año de prisión y considera probado que pactó con el denunciante venderle una furgoneta por 5.000 euros y el dinero se lo entregó, pero nunca vio el vehículo.
El juicio puso en el foco de la noticia a uno de los hijos más polémicos del patriarca gitano, hermano del conocido como Príncipe de los Gitanos, Sinaí Giménez, y sacó a la luz otros dos incidentes en los que ha estado implicado directa o indirectamente en los últimos años. Uno de ellos una denuncia por la que quedó absuelto tras un juicio de faltas y otra un incidente en la vivienda de Olegario Giménez supuestamente protagonizado por uno de los testigos de la acusación en esta causa y por un guardia civil.
El fiscal reconoce que uno de los testigos, el que protagonizó meses más tarde el incidente en la casa de Olegario, puede tener "fatal de verosimilitud", pues ha dado hasta tres versiones de los hechos en este procedimiento y en otro que se sigue por la otra causa. Pese a ello, considera que "no hay motivos para dudar" del testimonio del denunciante y tampoco del resto de testigos.
Juan Paulo llegó a los juzgados a las 9.30 hora de este miércoles acompañado por su pareja, pero durante el tiempo que duró el juicio se fueron acercando hasta el edificio judicial un grupo de familiares y amigos. Al término de la vista oral, ya le esperaban, para darle su apoyo, varios de sus hermanos, entre ellos, Sinaí Giménez.
Tras la vista oral celebrada en los juzgados de A Parda, la Sociedad Gitana de Galicia emitió un comunicado en el que manifiesta que el colectivo que cree "firmemente en la justicia" y confía en la absolución pues consideran que los jueces tienen "total imparcialidad". No tienen tan buena opinión de la Fiscalía, pues "viendo claramente que las acusaciones vertidas contra ellos carecen de total fundamento se sigue manteniendo la petición de prisión".
Además, el colectivo circunscribe la denuncia a una "campaña de presiones y chantajes que ha sufrido la familia Giménez" por una serie de denuncias de uno de los testigos.
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