Un narco condenado por tráfico de heroína se desdice en un juicio para defender a otro acusado
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
José Calvo Andrade, conocido como 'Pepe Vimianzo' y actualmente en prisión por delitos de tráfico de drogas, se enfrenta ahora a una posible investigación por falso testimonio. El fiscal antidroga de Pontevedra, Pablo Varela, pidió este jueves a la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial que se deduzca testimonio de su declaración tras haber constatado que, a su juicio, ha mentido en la sala de vistas.
Pablo Varela realizó esta petición al término de un juicio contra Eduardo C.R., viejo conocido de 'Pepe Vimianzo'. Durante la causa judicial contra este último por transportar 254,8 gramos de heroína en un vehículo que fue interceptado en la carretera N-550 en el término municipal de Portas, aseguró que esa droga se la había dado Eduardo, conocido como 'Edi'. Sin embargo, este jueves declaró por videoconferencia desde prisión y quiso cambiar su testimonio.
"Ahora tengo que decir la verdad, no me la dio él", señaló ante el tribunal de la Sección Cuarta y explicó que en su día dijo lo contrario porque su abogado se lo recomendó para conseguir un acuerdo con la Fiscalía para reducir su pena de prisión. De hecho, inicialmente le pedían nueve años de prisión y finalmente, tras confesar, fue condenado a tres años y tres meses,
El fiscal de este nuevo juicio entiende que se debe deducir testimonio por ese comportamiento y, al margen de eso, tras la celebración de la vista, elevó a definitivas sus conclusiones provisionales, en las que pedía a la Audiencia que condenase a Eduardo C.R. como autor de un delito contra la salud pública a una pena de cinco años de prisión y el pago de una multa de 74.517,06 euros.
Pablo Varela entiende que a lo largo del año 2014 y, en particular, entre noviembre de 2014 y abril de 2015, se dedicó subrepticiamente y de modo sostenido al acopio y comercialización de sustancias estupefacientes, en especial heroína, en colaboración con terceras personas cuya efectiva localización y puesta a disposición judicial ha resultado por el momento imposible. Contactaba con esas personas telefónicamente y mantenía las reuniones precisas para el desarrollo de su ilícita actividad.
Frente a las acusaciones de la Fiscalía, el acusado negó todos los hechos durante el juicio y explicó que en aquella época vivía de diversas actividades, fundamentalmente de vender en mercadillos ambulantes, de cultivar una finca de propiedad familiar y de un bar en el que trabajaba su pareja. Fruto de esas actividades, realizaba los movimientos que el fiscal mantiene que hacía para contactar con sus compradores.
El fiscal le acusa de relacionarse tanto con proveedores de droga de origen albanés como con conocidos narcotraficantes de O Salnés como Victor Manuel García Paz, conocido como Vitriño. Él asegura que no tenía negocios con ninguno y que en ocasiones les llevaba en el coche, pero simplemente "como chófer". Hacía un poco el trabajo de taxista y desconocía de qué hablaban en sus reuniones, pues "no me metía en conversaciones ajenas".
La acusación sostiene que utilizaba como centro de operaciones una vivienda de Portas en la que quedaba para hacer transacciones, pero él lo niega y asegura que se trata de una casa familiar que tan sólo utilizaban por épocas para vivir, pero en la que tenían huerta y animales domésticos, de modo que iba mucho porque "tenía gallinas y tenía que darle de comer como mucho cada dos días".
En esa casa quedó con Pepe Vimianzo, según aseguró, porque se conocían y de paso que venía desde Vimianzo le entregó una caja de cartón en la que llevaba "seis botellas de caña, botellas variadas de licor café, aguardiente...". Tras ese encuentro, del que varios policías aseguraron en el juicio que fue fruto de escuchas telefónicas y seguimientos, su amigo fue detenido con los 254,8 gramos de heroína que los investigadores y el fiscal consideran que él le entregó.
Eduardo C.R. negó esa entrega de droga y su amigo aseguró que esa droga no se la dio él, sino que se desdijo y acusó a otro individuo al que no pudo identificar y con el que había quedado en el mismo bar que con el acusado para venderle un coche. Según explicó, le pdió que llevase la droga a Padrón a cambio de 200 euros.
Los policías que declararon durante el juicio no tienen ninguna duda de que Eduardo tenía una "participación activa" en transacciones de droga que le llevaban de albaneses y entregaba a terceras personas. Comprobaron en sus seguimientos que mantenía reuniones con conocidos narcos y que adoptaba medidas extra de seguridad como, por ejemplo, dar dos vueltas a las rotondas para evitar que le siguiesen.
El juicio quedó visto para sentencia.