Las visitas al médico delataron a Joaquín Irago, fugado desde 2015 tras una condena por surtir de droga a O Vao
Por Natalia Puga
Diversas citas médicas en un centro de salud de Vilanova de Arousa y vistas a una farmacia cercana acabaron delatando al que estaba considerado como uno de los fugitivos más buscados por la Policía Nacional, que llevaba años en paradero desconocido tras confirmar el Tribunal Supremo una condena previa de la Audiencia de Pontevedra por tráfico de drogas.
Se trata de Joaquín Irago Redondo, condenado a seis años y el pago de una multa de 35.000 euros por la sección segunda de la Audiencia de Pontevedra en el año 2014 por dedicarse a la venta de importantes cantidades de heroína en la zona de O Salnés y, entre otras acciones, surtir de droga al poblado de O Vao, en Poio.
Irago no se fugó tras esa sentencia, sino que la recurrió ante el Tribunal Supremo y, cuando acabó confirmada, se escapó. Ese fallo llegó en marzo 2015 y, cuando se comprobó que no iba a ingresar en prisión, la Audiencia dictó una Orden de Búsqueda, Detención e Ingreso en prisión.
En 2016 la Policía Nacional puso en marcha una investigación, al comprobar que pertenecía "una familia relacionada con varios de los principales narcotraficantes gallegos". Y es que desde 1992 había sido arrestado en cinco ocasiones en España por delitos relacionados con el tráfico de drogas y por resistencia y desobediencia y ya en 2007 cumplió una condena a cuatro años y seis meses de prisión por un delito contra la salud pública cometido en A Coruña.
Según ha podido comprobar la Policía Nacional, para eludir la acción policial, Irago, conocido como Quin, disponía de una red de vínculos personales y familiares que le facilitarían su mantenimiento económico y favorecerían su ocultación. Además no contaba con ningún bien inmueble o vehículo a su nombre, ni participaba en ninguna sociedad mercantil.
Ya en 2010, cuando fue arrestado por el delito por el que luego le condenaría la Audiencia, él mencionó ante el juez instructor que no tenía relación con el mundo de la droga y que la vida "holgada" que le atribuía la Guardia Civil la conseguía porque ingresaba de 50.000 a 60.000 euros al año de un vivero de almeja familiar de Carril.
Los investigadores concluyeron que no tenía actividad laboral conocida y tampoco fue posible volver a preguntarle a él, pues en el juicio en la Audiencia se negó a declarar ante el entonces fiscal antidroga, Luis Uriarte, que leyo en la sala su declaraión en instrucción. De aquella se concluyó que era capaz de mover en cada pase de droga varios kilogramos de heroína.
Los agentes, tras diversas pesquisas, averiguaron que el fugado había tenido diversas citas médicas en un centro de salud de Vilanova de Arousa y que había recogido medicación a su nombre en una farmacia cercana. Los policías confirmaron que en realidad había acudido su mujer en su nombre para evitar ser identificado y arrestado.
Con esta información, los investigadores localizaron la vivienda de la mujer del fugado y a él. Los agentes establecieron un dispositivo de detención que contó con la colaboración de los GOES y que culminó con el arresto del fugado.