El ocio nocturno, reacio a convertirse en cafeterías, exige la reapertura o un rescate
Por Manu Otero
Medio año después de que la pandemia paralizase toda la economía del país, un sector de la hostelería sigue sin poder trabajar. El ocio nocturno, señalado como culpable de la segunda ola de la covid-19 por los gobernantes que volvieron a clausurarlos después de autorizar su apertura, se debilita a la espera de una vacuna que traiga la vieja normalidad o la acción de las administraciones para ofrecer ayudas a estas empresas que eviten el cierre al que están abocados.
Son algunos los lugares en los que comienzan a buscar alternativas a la desaparición. Lugo acaba de autorizar a sus pubs y discotecas a abrir como cafeterías y desde la Asociación de Hosteleros Empresarios de Pontevedra (Hoempo) lo ven como "una idea que barajamos desde el cierre". Sin embargo, al Concello de Pontevedra no le consta ninguna solicitud formal ni informal a este respecto y sostienen que llevar a cabo una medida como la de Lugo y que tenga seguridad jurídica es "problemático".
Tampoco existe unanimidad en el sector. Unos la consideran "un parche", otros la valoran y agradecen aunque dudan de su eficacia, mientras que algunos ven en ella la oportunidad para reinventarse. "Cuando una empresa tiene opciones puede elegir, es mucho peor no tener margen de maniobra", argumentan desde el colectivo, dispuesto a pelear por esta opción, consciente de que no será una salvación milagrosa y dudosos de poder conseguirla. "Tenemos un Concello poco receptivo, todo lo ven problemático aunque en otros lugares con las mismas leyes sí se hacen cosas", critican.
La solución que estudian desde la concellería de Seguridade Cidadá e Sostemento de Espazos Urbanos Públicos, que dirige la nacionalista Eva Vilaverde, pasa por solicitar un cambio de licencia. Una acción que obligaría a muchos de estos locales de Pontevedra a efectuar una profunda reforma para poder cumplir con los requisitos exigidos a una cafetería. Entre otros, deben contar con salida de humos y estar adaptados a personas con movilidad reducida. Además, la mutación sería dificilmente reversible, pues la mayoría de las licencias de ocio nocturno en la ciudad se hicieron en base a leyes antiguas, las actuales son mucho más restrictivas y exigentes. Prácticamente ninguno de los pubs de Pontevedra podrían conseguir hoy una licencia municipal para este tipo de actividad.
Por otro lado, el sector de la hostelería que permanece cerrado tiene prevista una reunión esta semana con la socialista Yoya Blanco, titular del departamento de Promoción Económica. "Nos ha llamado para analizar la situación, le trasladaremos nuestras preocupaciones y sabemos que si está en su mano, será un sí", agradecen desde Hoempo la implicación de la edila.
Mientras tanto, el sector continúa a la espera. Acumulando facturas, mientras deshojan la margarita del cierre o una difícil reconversión. El que lo tiene más claro es el dueño de la discoteca Karma, que ya decidió durante el estado de alarma abandonar la noche para organizar eventos musicales en horario diurno. Aprovechó el cierre para reformar el local y tan pronto como den luz verde a la apertura del sector volverá a abrir sus puertas. "Seguiremos luchando para que la cultura musical vuelva a Pontevedra, seguiremos siendo discoteca, con música en directo y más baja", avanza el propietario Marcos Rivas, que apuesta por el "dinamismo" de los empresarios para mantener vivo el sector.
"Yo me voy a mojar ofreciendo cosas para que los clientes vengan. No vamos a volver a lo de antes, o cierras o te adaptas. El ocio nocturno no va a abrir ni vamos a recibir ayudas por mucho que pidamos o esperemos", tiene asumido el emprendedor que está detrás de eventos musicales en toda la ciudad como El Surfing the Lérez o Cabos Soltos. "Todos se hacen de día", argumenta para convencer a la sociedad de que es posible este cambio de hábitos en el ocio.
En el bando contrario está Julio Barral, propietario de pubs como el Fetiche, el Patrimonio o el Aranda. "Es un parche. Para los negocios de ocio nocturno puro y duro no valen. Es inviable, con los gastos que tenemos de alquileres, convertirnos en cafeterías. No estamos preparados ni sería rentable", sostiene el empresario, que paga mensualmente más de 2.000 euros por cada uno de sus locales. "Nadie se va a meter en el Fetiche a tomar un café a las 12 de la mañana", ejemplifica antes de añadir que otros locales ni siquiera tienen terraza, ni están acondicionados ni ubicados en zonas para cafeterías.
"No daríamos ni para gastos, como ocurrió en julio", remarca el dueño de estos tres locales, que ve a sus clientes "con miedo" por esta segunda ola. "Lo mejor es que nos ayuden y que se abra en condiciones normales cuando haya una vacuna y la situación esté mejor", remata.
"Puede haber algún local que le compense abrir como cafetería. Pero seamos conscientes de que puede ser una ruína porque vamos meter a 20 o 25 pubs de Pontevedra en un horario donde realmente no va a haber público para todos. Puede que dejemos sin comer a alguno de los que está abriendo al repartir a la poca gente que hay", alerta César Sánchez, propietario del Cielo, convencido también de que esta "no es la solución".
El dueño de este local que, como otros locales de Pontevedra decidieron cerrar por responsabilidad antes de la declaración del estado de alarma, considera que "somos el sector más perjudicado de la sociedad. Estamos cerrados por ley. A este sector habría que haberlo rescatado porque hace dos meses que un ministro salió a prohibir, por ley, el ocio nocturno sin sacar ninguna medida de ayuda", denuncia el propietario.
A falta de ayudas, algo que las asociaciones de empresarios están negociando con la Xunta aunque todavía se desconocen los detalles, los autónomos siguen viendo como "no podemos trabajar y seguimos pagando todo. Además, prolongan los ertes y los empleados siguen cobrando un 70 % y al autónomo nos bajan la prestación a un 50 %. Es una vergüenza, detrás de estos locales hay personas. El maltrato es total y absoluto", estalla. "Nos deberían exonerar de todos los impuestos porque no podemos ni abrir. No me podrían cobrar nada porque no tengo cómo generarlo", concluye con una demanda compartida por todo el sector.
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